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11 de julio de 2014

III. Las inundaciones en el noreste prueban la urgencia de cambiar el modelo y escuchar las luchas de los de abajo

¿Por qué hay cada vez más y peores inundaciones?

7 de febrero de 2007

Climatólogos y especialistas debaten las causas de las lluvias y desbordes inusuales ocurridos en los últimos días.
Argentina está aguas abajo y sufrirá las consecuencias del deterioro de la Cuenca del Plata.
La situación en el norte del país se presenta como alarmante. En lo que va del año la región se vio azotada por tormentas que han dejado decenas de muertos, miles de evacuados y millones de pesos en pérdidas materiales. Sin ir más lejos, ayer, en Santiago del Estero murieron tres personas producto de un temporal y de la crecida de los ríos Dulce y Salado.
Este último caso no es un hecho aislado, desde que arrancó el 2007 los grandes protagonistas para las provincias norteñas han sido los temporales, las intensas lluvias, los fuertes vientos, el granizo, los alertas meteorológicos y los evacuados. Por esa razón, LANACION.com consultó a climatólogos y a especialistas en cuestiones hídricas para que respondan por qué hay cada vez más y peores inundaciones en el país.

El especialista en meteorología Osvaldo Canciani remarcó que, como alertó La Comisión Internacional sobre Cambio Climático (CICC) el viernes pasado en Francia, la temperatura global seguirá aumentando cada año y a consecuencia de esto la Argentina sufrirá cada vez más tormentas fuertes, granizadas y el aumento del nivel del mar.
Canciani, que fue representante argentino en la ONU, comentó el gran problema que afecta al mundo: el efecto invernadero. Explicó además que:”América del Sur contribuye al efecto invernadero del mundo con un cinco por ciento, y de la mitad de ese cinco por ciento es por culpa de la deforestación”.
De esta manera, el meteorólogo unificó las dos variables más usuales a la hora de explicar por qué se producen las inundaciones: La alteración del clima y la deforestación.

Jorge Leis uno de los difusores del Servicio Meteorológico Nacional, consultado respondió a través de este medio que no cree que las inundaciones sean consecuencia del cambio climático. “En verano es normal que llueva mucho en el norte”, dijo y explicó que sólo un día que cayó agua en exceso (alrededor 180 milímetros). A partir de ahí, las siguientes precipitaciones ocasionaron los trastornos porque la zona ya estaba saturada de agua.
“Yo me opongo a adjudicar situaciones puntuales o particulares (como una tormenta) al cambio climático”, precisó Leis y aseguró que sería un error considerar como sistemáticas a las inundaciones en el norte del país. Acordó que una de las causas puede ser la tala masiva de árboles porque ocasiona problemas de drenaje, aunque aclaró que “la deforestación no provoca de por si una inundación, lo que hace es alterar el movimiento del exceso de agua que cae”.

“El suelo del bosque es como una esponja”. Ricardo Barbetti es profesor en cuidado de medio ambiente en el Museo de Ciencias Naturales, consultado por este medio, coincidió en que la principal causa es que se cortan y se queman miles de hectáreas de bosques y selvas.
La consecuencia de la deforestación es que la tierra absorbe mucho menos el agua de lluvia y entonces corre por la superficie. Al no filtrar rápido, el agua de los ríos se desplaza a los lugares más bajos y produce la inundación. “El suelo de un bosque es como una esponja”, explicó y aclaró que si “la esponja” no absorbe, no se forma las napas subterráneas y el agua se queda arriba.
La solución, según Barbetti, es muy simple pero costosa. Dijo que hay que conservar una cantidad necesaria de paisajes silvestres, que absorben la lluvia y la llevan a los manantiales, arroyos y ríos. “Vale mucho más evitar que sucedan estas tragedias que enviar ropa y comida a la gente después que quedó sin casa y sin medios de vida”, disparó.

El ingeniero hídrico René Omar Galiano trató de dar una respuesta más amplia. “Yo separo las inundaciones en dos tipos: las grandes precipitaciones como fenómeno natural incontrolable por el hombre, como por ejemplo las inundaciones sistemáticas del valle del río Paraná. El segundo tipo es producto de la mano del hombre: la deforestación”.
El cambio climático y el mal uso de la tierra. Galiano comentó que se alarmó por el diagnóstico que dieron los especialistas en Francia. “Uno puede inferir que el mundo está a punto de ingresar a un nivel cercano a la catástrofe. Las pedradas, la inundaciones son producto del aceleramiento del calentamiento global”, comentó.
Jorge Cappato, coordinador nacional de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y director general de la Fundación PROTEGER (www.proteger.org.ar), explicó que las inundaciones están agravadas por la deforestación indiscriminada, el mal manejo de las cuencas y el mal uso del suelo en la Argentina.

Otro problema, según Cappato, es que el noreste argentino –donde se produjeron graves inundaciones en los últimos años- también depende de lo que hagan los países vecinos, porque está geográficamente ubicado en la parte baja de la Cuenca del Plata. “Cuando se desbordan los ríos Paraná y Paraguay, la región sufre el impacto de grandes crecidas. Argentina está aguas abajo y sufrirá las consecuencias del deterioro de la Cuenca”, indicó.
El director de Proteger coincidió en que existen muchos menos bosques producto de la deforestación. “Los suelos están erosionados, eso significa que perdieron su fertilidad y como consecuencia perdieron la capacidad de absorción. La solución para recuperar estas tierras es dejar los monocultivos”, explicó.
“Si los gobernantes quieren una solución tendrán que controlar bien las cuencas. Eso implica hacer una base de datos con todos los cambios que se hacen en materia de obras públicas, conexiones interoceánicas, represas e hidrovías.”
Cappato y la mayoría de los especialistas consultados respondió la pregunta hecha por LANACION.com, pero dejaron dos más: ¿Cómo van a enfrentar los gobernadores las inundaciones agravadas por el cambio climático? Y ¿Se adelantarán a los problemas o seguirán pidiendo ayuda para los evacuados?
Por Federico Hausvirth
Fuente: Diario La Nación
Nota original
Fundación PROTEGER: http://www.proteger.org.ar/doc600.html
Diario La Nación: http://www.lanacion.com.ar/881547


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Marcha por los ríos libres
28/09//2013

Por Darío Aranda (Página12)

Seis días de caminata con una bandera: “Por los ríos libres”. Cientos de misioneros, correntinos y brasileños marcharon la semana pasada en rechazo a la construcción de una represa que inundará 90.000 hectáreas y desalojará a 13.000 personas. El sábado llegaron a Posadas y exigieron que se cumpla la ley provincial que obliga a una consulta popular vinculante para decidir sobre nuevos proyectos hidroeléctricos. “Ya tuvimos una horrible experiencia con Yacyretá. Las megarrepresas arrasan territorios, condenan a miles de personas al desarraigo, contaminan y enferman. Sólo queremos que se cumpla la ley y nos dejen votar para decidir nuestro futuro”, reclamó Rulo Bregagnolo, uno de los voceros de la marcha.
El Complejo Hidroeléctrico Garabí es un megaemprendimiento entre Brasil y Argentina originado en los ’80. Consiste en una o más represas sobre el río Uruguay, en la zona compartida por Misiones y Corrientes, con el estado brasileño de Rio Grande Do Sul. En 2011 se firmó un acuerdo de cooperación entre Brasil y Argentina y fue relanzado formalmente.
La Mesa Provincial No a las Represas nuclea a más de cuarenta organizaciones. Desde indígenas y campesinos hasta sindicales y de derechos humanos, y diversas iglesias. Un amplio abanico y diversidad de posicionamientos políticos, pero una coincidencia: no quieren represas en Misiones y exigen que se cumpla la Ley IV-56 vigente en la provincia. El artículo 6 dice que “para la realización de emprendimientos hidroeléctricos y represas se requiere la participación previa del pueblo de Misiones, a través del mecanismo de plebiscito obligatorio, vinculante e irrenunciable”.
La ley señala que el Poder Ejecutivo provincial debe convocar a la votación. A pesar del reclamo, desde hace dos años, el gobernador Maurice Closs aún no ha dado señales de llamar a plebiscito. El proyecto está en manos de un consorcio binacional. La argentina Emprendimientos Energéticos Binacionales Sociedad Anónima (Ebisa), de capital estatal, y la empresa brasileña Eletrobras.
Las organizaciones sociales realizan desde hace dos años charlas debate, talleres, panfleteadas y movilizaciones. Pero la que comenzó el lunes 23 en Panambí, al este de Misiones (sobre el río Uruguay y en el límite con Brasil), es histórica. Hombres, mujeres y niños caminando sobre la ruta, otros en bicicletas y a caballo. Unas 2000 personas iniciaron la marcha bajo la lluvia. A pesar del clima, un grito de celebración: “Que llueva, que llueva. Mejor mojarse que inundarse”.
El lunes 23 hicieron noche en Oberá, el martes estuvieron en Alem, miércoles en Bompland, jueves Santa Ana y viernes en Garupá. En todas las paradas hubo actos en las plazas y fueron recibidos por organizaciones y gente de a pie. También hubo relevos, donde se sumaron nuevos marchantes. Luego de 150 kilómetros de caminata, el sábado fue la gran entrada a la capital provincial. Se leyó la “proclama por los ríos libres”. Remarca la “necesidad urgente” de llamar a plebiscito vinculante (para abril de 2014), llaman a los gobiernos (de Misiones, Corrientes, Argentina, Brasil y Paraguay) a desistir de nuevas represas, recuerdan que los desalojos implican también violación a los derechos humanos.
La proclama de los marchantes propone un gradual cambio hacia una matriz energética nacional que “apuesta a energías renovables” y finaliza: “Es necesario que sean los pueblos y no las transnacionales y algunos funcionarios los que determinen cómo quieren vivir y de qué modo queremos generar energía”.
Misiones tiene historia en represas. Yacyretá, bautizada durante la década del ’90 como “el monumento a la corrupción”, fue iniciada en 1973, inundó 140 mil hectáreas y desalojó a 40 mil personas. “Miles de pescadores fueron ubicados en barrios en las afuera de Posadas, lejos de su fuente de trabajo, engrosando así los cordones de pobreza, o teniendo que depender de algún tipo de ayuda social para poder sobrevivir. Y la mayoría de las obras complementarias aún no están finalizadas, después de 30 años”, recordó Eugenio Albrecht, integrante de la Mesa Provincial, pastor de la Iglesia Luterana y marchante.
En 1995, los gobiernos de Argentina y Paraguay, junto con el de Misiones, impulsaron la represa Corpus Christi (sobre el río Paraná). Luego de debates y movilizaciones, en abril de 1996 la población de Misiones votó. El 88 por ciento dijo “no”. El hecho marcó un hito en la memoria de luchas provinciales.

La Mesa Provincial No a las Represas puntualiza también en los efectos sanitarios. Explica que los lagos que generan las represas son el hábitat de vectores transmisores de malaria, dengue, leishmaniasis y esquistosomiasis, entre otras enfermedades. “La propagación de estas enfermedades es asociada con la alteración del régimen de los ríos, por lo que ha sido llamada la enfermedad de las represas”, afirma la organización misionera Cemep-Adis, parte del Movimiento Agroecológico de América Latina (Maela).

Rulo Bregagnolo, del Grupo Ecologista Cuña Pirú y de la Mesa Provincial, afirmó que el “90 por ciento” de los misioneros no quiere las represas y envió un mensaje para “los compatriotas” que no conocen lo que implican las represas: “Dijimos no a Corpus en 1996, y seguimos diciendo que no ahora. Es muy simple hermanos argentinos, no queremos que nos inunden, no queremos que nos corran de nuestras casas por un supuesto ‘progreso’, no queremos ser la usina del país, no queremos pagar el costo humano de la electricidad que derrochan en las grandes ciudades”.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-230038-2013-09-28.html  
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174905

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