Archivo del blog

9 de junio de 2015

¿Argentina es tan distinta a México?

Elecciones
6 de junio de 2015
Por Gilberto López y Rivas (La Jornada)

Este domingo tendrá lugar un proceso electoral intermedio en el contexto del mayor desastre nacional en la historia del México postrevolucionario: las ejecuciones extrajudiciales cotidianas se elevan ya a una cifra cercana a los 150 mil muertos en una década; las desapariciones forzadas, ese recurrente crimen de Estado y lesa humanidad, se estiman en más de 40 mil casos, mientras la práctica de la tortura no cesa, y los desplazamientos internos y externos rondan el medio millón de personas. Ayotzinapa mostró al mundo el contubernio entre crimen organizado y crimen de Estado, entre delincuencia y clase política, entre delito e impunidad. Ha quedado al descubierto la red de corrupciones y complicidades que como cascada viene desde la cúspide del poder: el Presidente de la República, su gabinete, el Congreso de la Unión, jueces, magistrados, funcionarios electorales, entornos familiares, vinculaciones corporativas, mutuas protecciones y favores, así como fueros castrenses intocados en una guerra social interna.
Asimismo, nunca antes el ejercicio de la soberanía ante el poder imperialista estadunidense, y sobre la política económica, control de los recursos naturales y estratégicos para el desarrollo y bienestar de la nación, había sido tan erosionada, con las injerencias de fondo de las agencias militares, policiales y de inteligencia de nuestros buenos vecinos, así como con las reformas estructurales y leyes reglamentarias que han aniquilado los fundamentos y la esencia misma de la Constitución de 1917. Considerar las exploraciones y explotaciones mineras y petroleras de compañías privadas nacionales y extranjeras como preferentes sobre cualquier otro uso de la tierra significa, en los hechos, una felonía a lo establecido en el artículo 27 constitucional, así como una entrega sin condiciones al capital trasnacional del territorio del país y sus recursos. Representa también una desposesión agraria de enormes proporciones que está provocando resistencias de dimensiones también históricas, que la clase política pretende minimizar.

A lo largo de los trabajos del Tribunal Permanente de los Pueblos, el concepto desvío de poder contribuyó a comprender lo que ocurre en nuestro país y a tipificar los actos criminales que han cometido reiteradamente los gobiernos neoliberales. Este desvío es definido como

a) el uso faccioso del derecho y los poderes del Estado para favorecer los intereses de los grandes capitales trasnacionales, así como para perseguir y afectar las garantías de los pueblos
b) la aplicación de una ingeniería constitucional e institucional dolosa que configura un estado de guerra social permanente y ocupación interna, una situación estructural, sistemática y de largo plazo por la que el edificio jurídico del Estado se abre a las corporaciones, mientras se cierran los canales legales a la población, que se ve obstaculizada en sus anhelos de justicia por las mismas entidades que deberían defenderla; 
c) la violencia, despojo, fragmentación y devastación como programa de gobierno; 
d) el abandono por parte del Estado de su deber primordial de velar por el interés general de la sociedad para satisfacer los intereses de corporaciones y grupos particulares; 
e) el ejercicio institucional y estructural por parte del Estado como guardián de los intereses privados para facilitar la mundialización capitalista, utilizando su capacidad coercitiva contra toda discrepancia u oposición al modelo.

Presento esta apretada sinopsis de la trágica realidad nacional porque en frecuentes análisis y exhortos sobre la sacralidad del ejercicio ciudadano del voto y los argumentos chantajistas sobre que la nulidad y el abstencionismo hacen el juego a la derecha, no se toman en cuenta estas violencias de Estado ni la naturaleza criminal y entreguista del mismo; tampoco se asume el grado de descomposición de la clase gobernante y la crisis terminal de los partidos políticos. Se parte de un análisis formal y atemporal de la democracia representativa, sin profundizar críticamente en la historia de los últimos procesos electorales; se pasan por alto las reacciones nada autocríticas de las dirigencias partidistas frente al fraude sistemático, persistente y multiforme. En particular, no se examina hasta qué punto la corrupción estructural de la izquierda institucionalizada ha llegado a penetrar prácticas, formas y contenidos de agrupamientos políticos que se autoafirman la esperanza de México; no se indaga sobre el tipo de democracia tutelada que imponen los poderes fácticos y los gobiernos trasnacionalizados, despojada de toda posibilidad de cambio real y basada sólo en la alternancia de partidos que una vez en el poder, son asimilados a la maquinaria de la actual forma de dominación capitalista.

El subcomandante Moisés, vocero actual del EZLN, durante el seminario El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista, afirmó que su organización no llama a no votar ni tampoco a votar: “Como zapatistas que somos lo que hacemos, cada que se puede, es decirle a la gente que se organice para resistir, para luchar, para tener lo que se necesita…Lo que nos interesa es conocer más de cómo resistimos y enfrentamos las muchas cabezas del sistema capitalista que nos explota, nos reprime, nos desprecia y nos roba… Nosotros entendemos que hay quienes creen que sí van a poder cambiar el sistema con votar en las elecciones. Nosotros decimos que está cabrón porque es el mismo mandón el que organiza las elecciones, el que dice quién es candidato, el que dice cómo se vota y cuándo y dónde, el que dice quién gana, el que anuncia y el que dice si fue legal o no. Las soluciones las hace el pueblo, no los líderes, no los partidistas. Y no es que lo estamos diciendo porque se escucha bonito. Es porque ya lo vimos en la realidad, es porque ya lo hacemos. Nosotr@s zapatistas decimos que no se le debe tener miedo a que el pueblo manda. Es lo más sano y juicioso. Porque el pueblo mismo va a hacer los cambios que verdaderamente necesita. Y sólo así va a existir un nuevo sistema de gobernar”.
Votar para entregar nuestra representación en una clase política repudiada por el pueblo es acción de un día. Organizarse para construir o fortalecer poder popular desde abajo es un quehacer de toda la vida.
Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2015/06/05/index.php?section=opinion&article=023a2pol Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199680
“Jornadas de luchas ambientales contra el extractivismo”
           
            
En el año 1972 la Organización de las Naciones Unidas declaró el 5 de junio como el Día Internacional del Ambiente.  Hoy, quienes venimos luchando por nuestro deseo de vivir una vida digna en un ambiente sano transformamos este día en nuestra jornada de lucha porque creemos que para cuidar nuestro territorio, nuestro ambiente y nuestros lugares de trabajo es necesario mucho más que palabras y declaraciones.
En estas JORNADAS DE LUCHAS AMBIENTALES contra el EXTRACTIVISMO, asambleas, organizaciones y militantes independientes, a lo largo y ancho de todo el país, llenamos de actividades las calles, las universidades, las rutas, los centros culturales, las plazas con el fin de denunciar que somos víctimas de un modelo productivo extractivista, colonial y depredatorio que, como  esencia del sistema global capitalista, saquea nuestros recursos, destruye nuestra naturaleza y explota a nuestras poblaciones, resquebrajando las economías regionales y deteriorando nuestros lazos comunitarios. Monsanto, Barrick Gold, Vale, IRSA, Techint, Chevron son sólo algunos de los nombres de empresas transnacionales que imponen cómo debemos vivir. Grobocopatel, Aceitera General Deheza, YPF son los articuladores nacionales que despliegan las piezas nacionales del modelo extractivo. Los gobiernos de turno (nacionales y locales) y los organismos internacionales crean las condiciones necesarias para que nos transformemos en los proveedores de materia prima y de mano de obra barata.

El modelo extractivo ha mostrado múltiples caras en nuestro país:
-La del agronegocio, que ha construido una cadena sumamente concentrada en pocas empresas transnacionales de insumos (semillas y agrotóxicos) que pretenden decirnos qué vamos a comer y cómo lo vamos a producir. No contentos con apropiarse de nuestras semillas (a través de la convivencia con la clase política modifican leyes con el mero fin de controlar los mercados de alimentos), y con esclavizar a los productores agrarios que dependen de sus productos, estas empresas además definen cómo nos vamos a morir, transformando nuestros territorios, escuelas y pueblos en “fumigados”, con el vertido de más de 400 millones de litros de agrotóxicos por año.
-Las industrias contaminantes, como las pasteras y las curtiembres que vierten miles de litros de químicos sobre nuestro ambiente y nuestros lugares de trabajo, infectando el aire, el agua y la tierra, y generando múltiples enfermedades a nuestra clase trabajadora, muchas de ellas causales de muerte.
-Aunque la resistencia popular ha frenado la expansión de la megaminería a cielo abierto, las empresas transnacionales que llevan adelante esta actividad han desplegado todas sus estrategias (responsabilidad social empresarial, represión, compra de complicidades) para continuar avanzando en nuestros territorios, aumentando la pobreza de nuestros pueblos y destruyendo a cada paso. Sin embargo, la defensa del agua como elemento de vida es central y los pueblos seguimos rechazando la presencia de estos emprendimientos y reclamando por su soberanía.
-En los espacios urbanos, el modelo extractivo condensa un gran número de problemáticas que nos hacen perder todos los días nuestra calidad de vida. La problemática de la vivienda, la contaminación electromagnética (subestaciones eléctricas y antenas), la falta de servicios sociales básicos, la falta o deficiente tratamiento de los residuos (CEAMSE, quemas a cielo abierto, microbasurales, etc.), la expropiación de los espacios públicos, contaminación, aguas servidas y los trabajos indignos y precarios en empresas contaminantes (fábricas, talleres, usinas y otros lugares de producción y servicios), nos muestran el nivel de precarización general de nuestra vida. La contracara es la ganancia de grandes empresas que especulan con  nuestra miseria y segmentan las ciudades.
-La destrucción de bosques, selvas y humedales conllevan la drástica modificación de los ecosistemas, destruyendo el hábitat de innumerable cantidad de especies, modificando el ciclo del agua y del carbono, claves en la regulación de nuestro planeta. La destrucción de los humedales seguida de relleno de tierras por los grandes emprendimientos inmobiliarios (barrios cerrados y clubes de campo, “territorios” de la clase explotadora), son un elemento central en la mayoría de los procesos de inundaciones que sufrimos cada vez más en todo el país. El monocultivo sojero y la pérdida de grandes masas de vegetación ligada a éste, también hacen lo suyo al respecto.
-Un planeta colapsado por el consumismo capitalista nos obliga a discutir la matriz energética. Sin embargo, estos debates se cierran entre cúpulas entreguistas que nos “venden” la necesidad de continuar sosteniendo las energías “tradicionales”, como la energía nuclear (cara, peligrosa, con volúmenes insostenibles de residuos radioactivos que no tienen tratamiento), hidroeléctrica (también cara y avasallando a las poblaciones locales) y fósil (muy contaminante en su extracción -sea la convencional o el fracking- y uso/quema). Mientras el gobierno nacional promueve la construcción de centrales nucleares e hidroeléctricas cerrando acuerdos con Rusia y China, y el saqueo del petróleo por las trasnacionales y las nacionales, avanzando sobre los territorios de los pueblos originarios de la patagonia, a pura represión física y jurídica. Nuestros pueblos rechazan la continuidad del sistema productivo ya existente y exigen que se reemplace el sistema actual por energías primarias renovables.

Enmarcados en un nuevo año electoral, la “clase” política se llena de discursos vacíos que prometen el progreso y el desarrollo y hasta, en algunos casos, nos dicen regalar una mejor calidad de vida ostentando sus etiquetas “verdes” y “recicladas”. Sin embargo el PRO, Frente Renovador, Frente para la Victoria, UCR y las falsas expectativas progresistas de la social democracia sojera, muestran grandes similitudes en lo que respecta a la política socio- ambiental. Los tres poderes del Estado (Ejecutivos, Legislativos y Judicial) son engranajes fundamentales para que progresen los negocios de las grandes corporaciones, para que se desarrollen las ganancias de los grandes empresarios.

Quienes venimos luchando hace décadas por una vida digna sabemos que a las palabras se las lleva el viento y que la letra de las leyes no son más que letra muerta. La Ley de Bosques (26.331), la ley de Glaciares (26.639) y la Ley General del Ambiente (25.675) han sido aprobadas luego de la lucha y el esfuerzo de compañeros y compañeras que reclamamos durante años en las calles de nuestro país, y que hoy no son implementadas, o son abiertamente violadas con la complicidad de los poderes del Estado en sus tres niveles.Asimismo, padecemos la Ley 26773 de ART-Riesgos del Trabajo que mantiene la privatización del control de los riesgos y la atención de accidentes y enfermedades ocupacionales, la que debe ser derogada y reemplazada por una Ley que habilite nuestros control sobre las condiciones y ambiente de trabajo y renacionalice el sistema de prevención, atención y rehabilitación de las/os trabajadoras/es dañadas/os.

Porque entendemos que somos nosotros y nosotras los que debemos decidir sobre nuestras formas de vida, sobre qué, cómo y para quién producir, es que decidimos luchar de manera articulada con compañeros y compañeras de todo el país y el continente, para mostrar que nuestras condiciones de vida no se negocian y que el derecho a un ambiente sano es mucho más que palabras.
Nuestra lucha se sustenta día a día en propuestas alternativas a este sistema y a este modelo, con la construcción colectiva y democrática de proyectos de agroecología, reutilización y reciclado de RSU, relocalización y reconversión tecnológica de las industrias contaminantes, autodeterminación y control ciudadano de los procesos productivos, promoción e inversión en la investigación y uso de energías renovables y sustentables (para uso domiciliario e industrial).
No nos pararán ni con la Ley Antiterrorista, ni con el Proyecto X, ni con los procesos judiciales ni tampoco con la represión física, policial o parapolicial.

Porque entendemos que una vida digna, implica no sólo la erradicación de la pobreza sino también el acceso a la vivienda y al agua potable, a un ambiente saludable y sustentable, a una ciudad y un campo en condiciones igualitarias, en los días cercanos al 5 de junio, cientos de compañeras y compañeros saldremos a las calles de Argentina continuar denunciando lo que nos oprime y proponiendo alternativas.

Firmas:


-- 
UAC Unión de Asambleas Ciudadanas Contra el Saqueo y la Contaminación
www.asambleasciudadanas.org.ar
facebook.com/unionasambleasciudadanas
http://twitter.com/prensauac
 
(pdf cuadernillo uac:) --> 
http://go4.es/0aJa