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11 de septiembre de 2017

III. Significados e implicancias del no involucramiento mayoritario en las disputas socioterritoriales.

20 años de transgénicos, agrotóxicos y devastación ambiental
20 razones para su 
prohibición definitiva
GRAIN | 05 Mayo 2017 | Biodiversidad 92 / 2017-2
GRAIN
La introducción de la soja transgénica en el Cono Sur marcó definitivamente los últimos 20 años de la agricultura iniciando una nueva era de industrialización en áreas rurales, uso de agroquímicos y utilización de semillas transgénicas que no tiene antecedentes en la historia de la agricultura en cuanto a la velocidad de su imposición y a los impactos que ha tenido.
Justo cuando se realiza la cosecha número 20 de la soja transgénica resistente al glifosato en todo el Cono Sur  (unas 175 millones de toneladas) compartimos en este cartel  20 argumentos para su erradicación definitiva.
 
1. Su aprobación en Argentina fue absolutamente ilegítima, siendo autorizada por un organismo (la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria-Conabia) conformado por las mismas corporaciones y su expansión en todo el Cono Sur fue intencionalmente ilegal sin que en ningún momento se haya generado un debate democrático sobre su autorización y cultivo.
2. Su imposición significó la creación de un desierto verde de más de 54 millones de hectáreas que en algún momento las mismas multinacionales bautizaron como La República Unida de la Soja.
3. Con la introducción de la soja transgénica el uso de glifosato (recientemente reclasificado como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud) en la región creció a más de 550 millones de litros por año con dramáticas consecuencias sanitarias en todos los territorios.
4. Millones de campesinos fueron desplazados en toda la región y miles de pequeños productores debieron abandonar la producción de alimentos locales ante la imposibilidad de convivir con la soja transgénica.
5. Cientos de campesinos fueron criminalizados, perseguidos y asesinados en su lucha por la tierra como fruto de la expansión del modelo sojero en los intentos de resistir su avance.
6. Se destruyeron más de 8 millones de hectáreas de bosques nativos en todo el Cono Sur por el avance de la frontera agrícola.
7. Monsanto impulsó e impulsa en todos los países modificaciones a las leyes de semillas para poder controlar y monopolizar las semillas.
8. Las enfermedades y muertes a causa del incremento del uso de agrotóxicos se multiplicaron en todos los territorios despertando fuertes reacciones de los “pueblos fumigados”.
9. Los gobiernos que intentaron limitar el avance de la soja y los cultivos transgénicos se vieron agredidos, siendo Paraguay un caso paradigmático en ese sentido.
10. Los suelos se han visto esquilmados por esta agricultura extractivista produciendo una destrucción de los mismos y una pérdida de nutrientes sin precedentes. El agua “virtual” que se exporta con la soja suma miles de millones de litros cada año.
11. La tierra se ha concentrado en cada vez menos manos, siendo otra vez el caso de Paraguay ejemplar ya que un 0.4% de los propietarios acaparan el 56 % de la tierra.
12. La ganadería, antes practicada en rotación con la agricultura, se vio desplazada a otros territorios con ecosistemas mucho más frágiles (Amazonia, Chaco paraguayo, humedales, etcétera) con consecuencias gravísimas sobre los mismos. Al mismo tiempo creció en forma exponencial la producción de carne en feedlots con graves consecuencias sanitarias y ambientales.
13. Se consolidó una alianza entre los grupos corporativos que impulsaron este modelo y los medios masivos de comunicación concentrados que impide cualquier tipo de debate o difusión de los impactos del modelo.
14. Los cultivos resistentes a herbicidas han fracasado desde el punto de vista agronómico con el surgimiento de decenas de malezas resistentes al glifosato y el consecuente crecimiento de su uso y el de otros herbicidas.
15. La ciencia que sostiene el desarrollo de los cultivos transgénicos es profundamente cuestionada por su mecanicismo y simplificación de la complejidad de los sistemas genómicos.
16. La productividad de los cultivos de soja transgénica es inferior a los de los cultivos de soja convencionales tal como se verificó en todas las investigaciones que realizaron estudios comparativos.
17. La seguridad de la soja transgénica en la alimentación nunca ha sido demostrada y las dudas que se presentan ante estudios sesgados por los intereses corporativos aún persisten siendo cada día más difícil de sostener la falacia de la “equivalencia sustancial”.
18. La producción masiva de soja transgénica ha impulsado una expansión de la producción de carne de manera industrial con graves impactos ambientales, sanitarios y en la salud a nivel global.
19. La soja transgénica fue impuesta para su consumo a centenares de millones de consumidores en todo el mundo sin su consentimiento a través de su utilización en la producción de alimentos ultraprocesados.
20. Toda la cadena de producción de soja transgénica tiene un enorme impacto en el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero y la agudización de la crisis climática.
 
Más información
1. Darío Aranda, “15 años de soja: La prueba del delito”, 24 de marzo, 2011,http://www.lavaca.org/notas/15-anos-de-soja-la-prueba-del-delito/
2. GRAIN, “La República Unida de la soja recargada”, 2 de junio, 2013,https://www.grain.org/es/article/entries/4739-la-republica-unida-de-la-soja-recargada
Este material será una infografía que sirva de herramienta para la discusión práctica con grupos, comunidades y organizaciones. Su versión completa con bibliografía y referencias, ver www.grain.org
Fuente: https://www.grain.org/article/entries/5706-20-anos-de-soja-transgenica-en-el-cono-sur

  

II. Significados e implicancias del no involucramiento mayoritario en las disputas socioterritoriales.

Día Mundial contra la megaminería: 

la expansión del monstruo en la Argentina

22 de julio de 2017

Hoy se celebra el Día Mundial contra la Megaminería con el fin de visibilizar las luchas a nivel mundial ante el avance de este método de extracción de minerales que atenta no solo contra el ambiente y los ecosistemas, sino también contra los pueblos que habitan los territorios en donde se lleva a cabo.
 
Por Federico Caggiano para ANRed
América Latina ha sido una de las principales víctimas de las multinacionales que proceden con este sistema exctractivista, por su gran cantidad de recursos naturales, entre ellos los minerales. En este contexto se introduce el caso de la Argentina, que si bien tiene sus propias características, posee una dinámica similar a la de muchos países de la región con las megamineras extranjeras.
En los últimos trece años la minería en la Argentina ha tenido un crecimiento exponencial, pero debido principalmente a la legislación neoliberal prominera implantada en los 90 (que por cierto el kirchnerismo nunca tuvo intenciones de modificar sino que la exprimió al máximo), fueron las grandes multinacionales extranjeras las que sacaron mayor provecho de los recursos minerales nacionales, llevándose estos hacia sus respectivos países, y dejando poco y nada para explotar en la Argentina.
En los siguientes gráficos se observa cómo la explotación de recursos minerales del país se encuentra sujeta a la intervención y explotación de empresas extranjeras, con gran predominio por sobre las empresas nacionales.
 
Por otro lado, es necesario destacar el impacto ambiental que conlleva este crecimiento exponencial de la minería. A nivel mundial. Los minerales prácticamente ya se han agotado, entonces lo que hay que buscar son minerales considerados de baja ley, es decir, de poca proporción de mineral por tonelada de roca. Está muy disperso, y es por eso que para extraerlo es necesario volar montañas y cerros (proceso conocido comúnmente como megaminería o minería a cielo abierto), para luego pasarlos por una sopa química y hacer la separación del mineral de la roca. Para ello se necesita muchísima agua, en un contexto en el que este recurso es cada vez más preciado. De hecho, la provincia de San Juán, que alberga la Mina Veladero explotada por la megaminera canadiense Barrick Gold, es una de las tantas provincias del país que sufren considerablemente la escasez de agua.
En los siguientes gráficos, queda plasmado los altísimos niveles de agua que utilizan a diario dos de los proyectos mineros más importantes del país (Bajo La Alumbrera y Veladero), en comparación con lo que consumen algunos departamentos y ciudades cercanas a dichos proyectos, tomando como referencia un promedio de 300 litros de agua por habitante por día. En el caso de Jáchal e Iglesia, se utilizan como parámetro los departamentos enteros. En el caso de Catamarca Capital y Andalgalá se toman como referencia las ciudades.
En sus doscientos años de historia, Argentina se ha sabido adaptar a gusto y piacere a las teorías, acuerdos, consensos y a otras tantas reglas de juego económicas planteadas por las grandes potencias económicas del mundo, y con todos los condimentos que tuvieron estas relaciones comerciales internacionales, se puede hallar una constante que se mantuvo desde su independencia en 1816 hasta la actualidad: se consolidó como exportador de materias primas, abasteciendo las necesidades de aquellos países industrializados que lograron establecer así una relación de dependencia y dominación con nuestro país.
En los últimos trece años, de la mano de un gobierno considerado neodesarrollista, se habló de romper con esa relación de dominación estructural a la que la Argentina se encuentra sometida desde siempre, pero sin embargo, queda demostrado que efectivamente no fue así, y hasta se puede afirmar que nunca existió esa intencionalidad de los gobiernos de turno, ya que por lo bajo y por fuera del discurso oficial, fue notable cómo se consolidó aún más su condición de exportador de recursos naturales. En el caso de la minería, es observable cómo se respetó la legislación neoliberal prominera establecida en los 90, y cómo se permitió el avance y la llegada de tantísimas empresas multinacionales que, con la connivencia de los distintos poderes del Estado, llevaron y llevan a cabo un plan sistemático para extraer recursos naturales dejando graves perjuicios al medio ambiente, ignorando la voluntad de los pueblos originarios y persiguiéndolos, y a menudo contaminando los recursos utilizados diariamente por los pueblos aledaños a los proyectos mineros.
 
Con el actual Gobierno el panorama no es para nada esperanzador. En primer lugar, una de las medidas iniciales tomadas por el actual presidente Mauricio Macri fue quitarle las retenciones a las mineras, en diciembre de 2015, apenas asumido su cargo. En segundo lugar, en junio se firmó el Acuerdo Federal Minero, que reemplaza a uno anterior de 1993, y que tiene como principal objetivo “atraer inversiones”, lo cual implica un paso más de subordinación ante el poder de las grandes multinacionales. A esto se le suma el avance del Estado represor que castiga con palos ante cualquier brote de protesta social y reclamos.
 
Esquel: un caso exitoso.
Pero no todo es frustración en cuanto a los conflictos originados por el avance extractivista y megaminero en la región. La minera canadiense Meridian Gold se instaló en Esquel, ciudad perteneciente a la provincia de Chubut, en el 2002. La multinacional llegó con la intención de explotar el oro que había sido encontrado allí a partir de la exploración realizada por la minera El Desquite S.A.. Luego de un intenso proceso de lucha, el pueblo esquelense logró que se llamara a un plebiscito el 23 de marzo de 2003, para decidir por si o por no el comienzo del proyecto minero, en el cual ganó por el 81% de los votos el “no”.
De esta manera, es observable cómo se hizo efectiva la retirada de un gigante multinacional a partir de la lucha de un pueblo relativamente pequeño como es Esquel (actualmente tiene 32 mil habitantes), en lo que representó un ejemplo a seguir para otros tantos pueblos que resisten a la megaminería. Es así que a partir de este caso nace el movimiento No a la Mina, el cual se ha consolidado a lo largo de los años a nivel nacional, con el fin de compartir experiencias y estrategias para defender la soberanía de los distintos pueblos invadidos por multinacionales megamineras, y darle legitimidad a este reclamo que no recibe respuesta alguna de parte de los poderes del Estado.

I. Significados e implicancias del no involucramiento mayoritario en las disputas socioterritoriales.

Argentina: Contra todo el oro del mundo

9 de enero de 2017

 Los hechos que aquí contamos ocurrieron en San Juan, en lo que fue el bloqueo durante 12 horas en el acceso a la mina Veladero en Jáchal. Un grupo de activistas de Rosario, con los que dialogó enREDando, participó del corte con una consigna clara. “Cierre, remediación y prohibición de la megaminería”. Fueron reprimidos, golpeados y arrestados por la policía de San Juan. La Barrick Gold ya provocó al menos cinco derrames de cianuro. Viola la Ley de Glaciares y proyecta nuevos emprendimientos mineros en la provincia.

 
Por María Cruz Ciarniello
Aunque los grandes medios apenas hayan difundido la noticia, que además fue tergiversada, lo que ocurrió en San Juan, más precisamente en Jáchal, da cuenta de una escalada represiva que tiene a los militantes sociales en el blanco de la escena. No sorprende que la represión y la persecución sea la respuesta de los gobiernos para quienes deciden poner el cuerpo contra el extractivismo. Lo ha sido siempre a lo largo de la historia. Lo es todavía más con un gobierno nacional de claro corte neoliberal, integrado por empresarios que además responden a las corporaciones mineras. La eliminación total de las retenciones como una de las primeras medidas de Mauricio Macri indica la profundización de un modelo que envenena la vida.
En Jáchal, provincia de San Juan, la minería a cielo abierto tiene a uno de las multinacionales más importantes operando de manera irrestricta. No hay límites para la Barrick Gold, ni siquiera la Ley nacional de Glaciares, que la Barrick viola impunemente (Ver nota en Revista MU 106). El agua de Jáchal está contaminada aunque oficialmente intenten ocultar los estudios que así lo determinan, como el de la Universidad Nacional de Cuyo. En los mismos pueblos, los métodos extorsivos de la empresa acallan conciencias. “Veladero no se toca” dicen algunas paredes, como si esa mina fuese todo para lxs vecinxs. Al menos ya ocurrieron cinco derrames de cianuro pero ni siquiera esto impide el trabajo extractivo que realiza la Barrick. Hay dos causas judiciales en curso; una en la justicia federal, que investiga las responsabilidades de funcionarios públicos por el derrame ocurrido en el 2015.
Todas están paralizadas.
Así y todo, Jáchal también cuenta con resistencias locales. Desde hace un año hay un acampe que denuncia los proyectos mineros que se ubican sobre zonas glaciares y periglaciares. Denuncian que el extractivismo no sólo afecta a estos pueblos: el derrame también contamina los ríos de otras cinco provincias.
Iván Balmaceda integra la Asamblea Jáchal No Se Toca. Esto le decía a enREDando: “Desde hace unos meses se rumoreaba la creación de un nuevo valle de lixiviación al costado del que actualmente provocó estos derrames. Se va a encontrar mucho más cerca del rio Potrerillos. Cada proyecto minero que se quiere instalar tiene que hacer un informe de impacto socioambiental y al hacerlo saltarian que van trabajar en zona glaciar y periglaciar y estas minas no podrían trabajar en estos lugares, por lo tanto no tendrían el derecho de explotación. La idea es crear este nuevo valle para instalar todos estos proyectos mineros sin tener el estudio de impacto ambiental y de lo que extraigan estas mineras, hacer el lixiviado en Veladero. Es decir, ya no habría una empresa sino varios proyectos operando en el lugar”.
"Infraestructura de la devastaciónes el nombre de un documental chileno que da cuenta de lo que significa el llamado PLAN IIRSA. “El mapa político que conocemos de Sudamérica está siendo silenciosa y constantemente redibujado a nuestras espaldas. Mega obras de infraestructura se construyen en estos momentos en cada rincón de nuestra Abya Yala (Sudamérica): Carreteras, túneles, puertos, hidroelectricas, hidrovías, con el fin de facilitar, intensificar, agilizar y encadenar la extracción de los bienes naturales, rediseñando la geografía del continente e imponiendo una territorialidad neoliberal total en función del saqueo capitalista. La IIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana) no es simplemente una adecuación técnica-material, sino que constituye más bien una avanzada colonizadora jamás imaginada –en términos económicos, políticos y culturales- sobre todo el subcontinente”, refiere el grupo de documentalistas que llevó adelante el audiovisual. Es imprescindible entender al modelo extractivista, que no solo impera en Argentina sino en muchos otros países de Sudamérica, en el marco de este plan continental.
La iniciativa IIRSA surge en 2000 en Brasilia, y es un trato entre doce países de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Financiero de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). “El plan de ejecución de IIRSA, elaborado y promocionado por instituciones financieras multilaterales de la región –la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata)–, propone en nombre de “la integración política, social y económica suramericana” un gigantesco conjunto de obras de alto impacto para los ecosistemas y los medios de subsistencia de los países de América del Sur. Se trata, en esencia, de una mirada de la región como unidad geoeconómica: una planificación del futuro productivo del subcontinente, según los preceptos de competitividad e integración del comercio global. El proyecto de IIRSA debe ser entendido como un proceso amplio que persigue, además del desarrollo de infraestructura, la flexibilización de la legislación social y la realización de reformas estructurales en los países, para facilitar la apertura de los mercados y la libre circulación del capital financiero. (…) Bosques, Ríos, Selvas, Humedales, Tierras fértiles, Comunidades Originarias, Estructuras institucionales pueden ser considerados por los planificadores de IIRSA o bien como recursos –naturales y humanos– para ser aprovechados, o bien como “obstáculos” que deben ser superados para desarrollo del comercio. Desde el surgimiento mismo de IIRSA, comunidades afectadas en forma directa y organizaciones ciudadanas locales, regionales e internacionales, comenzaron a identificar los proyectos –algunos de vieja data– y a cuestionar las obras priorizadas y el espíritu mismo de este “proceso de integración”, caracterizado por grandes represas, carreteras e hidrovías en zonas de riqueza natural y ubicación estratégica”, señala el documento IIRSA, el doble rostro de la integración, elaborado por la Fundación M´Bigua.
Pasar a la acción
Frente a esto se decidió realizar una acción directa el sábado 17 de diciembre. Para muchxs, lo sucedido quedará en el olvido. No así para una treintena de jóvenes que están imputados en una causa penal por violación a la propiedad privada y alterar el tránsito. El bloqueo jamás impidió el paso de los vecinos y el corte se realizó sobre un empalme que lleva al camino privado de la minera. Que estuvieron cerca de cinco horas “desaparecidos”, que fueron torturados psicológicamente, golpeados y expuestos a un maltrato constante. Que jamás tuvieron armas ni molotov, como indujeron los medios. Apenas unos mates para pasar el tiempo.
Su único delito: defender la vida.
El bloqueo al acceso que conduce a la Mina Veladero comenzó bien temprano, a más de 40 kilómetros de Jáchal, en las primeras horas de la mañana del sábado 17 de diciembre. El corte fue decidido en el Encuentro Interterritorial de Jóvenes que tuvo lugar los días anteriores.
Cansados y hartos de esperar respuestas que nunca llegan, cerca de treinta activistas de diferentes provincias subieron hasta la zona de precordillera en el Departamento de Iglesias. A las pocas horas, la Gendarmería ya estaba acechando el lugar, sin tener jurisdicción para intervenir. Los dos únicos caminos de acceso al corte fueron bloqueados por las fuerzas de seguridad, impidiendo que vecinos de Jáchal e Iglesias pudieran acercar bebida y comida a lxs compañerxs.
“En ese momento quedamos completamente aisladxs, ni siquiera nos pudieron traer agua, hasta eso nos negaron. Tampoco dejaron pasar a los medios de prensa”.
El relato del comunicado da cuenta del accionar represivo: “un vecino de Iglesia logró llegar a traernos agua fresca y luego fue perseguido y amedrentado por la policía, que lo amenazó y siguió hasta su domicilio. Otros dos se acercaron trayendo comida y agua, no pudieron llegar al bloqueo y fueron detenidos luego a kilómetros del corte y encarcelados. Hoy están imputados con las mismas causas que las personas que participaron efectivamente del bloqueo.”
 “Acá si sos ambientalista estás en contra de la Barrick y si estás en contra de la Barrick, estás en contra del pueblo. Acá se tapan muchísimas cosas. No se puede hablar.”
Ese vecino también cuenta lo que tuvo que padecer: “Me acerqué para llevar agua fresca, cuando vuelvo para mi casa, veo un movimiento raro de los policías. A 10 kilómetros me viene al encuentro un patrullero, bruscamente, se bajaron dos policías, uno con un arma en la mano y el otro a tratar de patearme para tirarme en la moto. No me frené porque me asusté cuando ví el arma, me siguieron por una calle principal hasta la casa de mis viejos. Me preguntan por qué iba tan rápido. Me insultaron, me dijeron que me iban a hacer una contravención, estuvimos unos 20 minutos discutiendo. Estuvieron unos 15 minutos en la entrada y después se retiraron. Ellos tenían mucha bronca y me decían que yo me había dado a la fuga, eso no fue así, nunca me hicieron seña de que frenara, me quisieron parar con un arma en la mano y otro intentando patearme. Yo simplemente fui a llevar agua fresca”. Y agrega: “acá si sos ambientalista estás en contra de la Barrick y si estás en contra de la Barrick, estás en contra del pueblo. Acá se tapan muchísimas cosas. No se puede hablar.” El mensaje de este vecino es un alerta: “hay gente que tiene mucho miedo. No nos dejen solos, eso es lo que pido.”
El camino que conduce a Veladero es sinuoso y alejado. “No hay nada, ni una sombra”. La policía de San Juan lo sabía, por eso impidieron la provisión de alimentos y agua, indispensable para soportar la alta temperatura de ese día.
 
Ni armas ni molotov, represión
A las 19 de la tarde llegó la orden de desalojo dictada por el juez Oritja, el mismo magistrado que tiene paralizada la causa judicial por el derrame de miles de litros de agua cianurada a los afluentes del Río Jáchal por la Barrick Gold, ocurrida en el 2015. Fue el Subsecretario de Seguridad de la provincia, Gustavo Fariña, el que se apersonó con dicha orden cuya copia nunca entregó, denuncian los jóvenes “No hubo posibilidad de negociación. No nos dejaron ni resguardar a lxs niñxs. Directamente se procedió al violento desalojo sin miramientos. Intentaron separar violentamente a un menor de los brazos de su padre, obligándolxs a presenciar situaciones traumatizantes de todo lo acontecido”.
Esas situaciones es lo que llamamos represión: mujeres zamarreadas y arrastradas a la fuerza por personal policial masculino y golpes para los pibes. La brutalidad policial puesta al servicio de la corporación minera.
16 jóvenes varones fueron detenidos en un furgón con capacidad para solo 6 personas. Hacinados, sin agua, golpeados y bajo una temperatura infernal, algunos de ellos se descompensaron.
Las mujeres fueron llevadas a la Comisaría 22 de El Rodeo, luego a la comisaria 1 y 2da, pero jamás le informaron adonde las trasladaban. “En la Comisaría 22° de Rodeo las compañeras fueron requisadas y a algunas les realizaron un manoseo innecesario durante el procedimiento. Hubo un ensañamiento particular con una de ellas. Las madres que estaban con sus niñxs fueron amenazadas de separarlas de ellxs.”
Durante 5 horas estuvieron incomunicados. “A quiénes llamaban a las comisarías involucradas (22° de Rodeo, 21° de Jachal, 1°,2° y la central de policía de San Juan) les decían que no estaban ahí y no daban información.” Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia decían que ningún abogado reclamaba por ellos como si eso fuese excusa para justificar una flagrante violación a los derechos humanos. 24 horas después de lo sucedido, dos abogados pudieron tomar contacto con los jóvenes y las mamás detenidas que pasaron la noche presas en una comisaría junto a sus pequeños hijos.
“Queremos denunciar a los medios hegemónicos de comunicación junto a funcionarios del estado que tergiversaron y mintieron sobre nuestro accionar. Sus “noticias” sólo fueron estigmatizaciones hacia nosotrxs y repetición del relato de las fuerzas policiales y la minera. No hablaron sobre la causa legítima que había detrás del corte, fogonearon versiones irreales de los hechos con fotos de “molotov” que nunca hubo. Silenciaron todos los abusos que habían cometido las fuerzas represivas del estado argentino minero”.
enREDando tuvo la oportunidad de dialogar con los jóvenes que viajaron desde Rosario. Ya en sus casas y con una causa judicial en curso, relatan lo que vivieron. “Viajamos al Encuentro de Jóvenes que fue totalmente autoconvocado. La idea era poder juntarse a debatir la problemática del extractivismo. Había gente de todas las provincias”. Al ser el primero, el encuentro tuvo un carácter más informal. El objetivo fundamentalmente fue trazar lazos y pensar acciones concretas de resistencia. Que las consignas como “el agua vale más que el oro” no sea solo una frase de pancarta. “Había que poner el cuerpo en la lucha, defendiendo la vida misma”, dicen. Y eso hicieron. A las 7 de la mañana partieron para el bloqueo. Bajo el sol furioso estuvieron cerca de 12 horas hasta que se produjo la represión. Durante todo el día fueron vigilados por policías de civil, camionetas, gente que filmaba desde adentro de la empresa. También cuentan lo que se vive en la zona: “Hay paredes que dicen: “Veladero no se toca. La empresa incluso compra la producción de verduras a los pobladores para que no la tiren, porque esa producción no es apta para consumo”.
Fariña es un ex empleado de la Barrick Gold. Tiene formación en antiterrorismo e inteligencia. Es el Subsecretario de seguridad de la provincia de San Juan, el mismo que rompió la orden de desalojo dictada por el juez en la cara de lxs vocerxs del corte. El mismo que desoyó el pedido de los jóvenes para que no repriman y los permitan levantar sus cosas en paz. No hubo diálogo. Los rodearon y los reprimieron. “En un video se ve a una de las voceras discutiendo con Fariña, pidiendo que no avancen porque había niños y familias. Fariña rompe la orden, no me dejaron acercarme para filmar”, dice una de las chicas de Rosario que hacía prensa en el lugar. “El procedimiento fue un asco. Las policías mujeres fueron agarrar a los chicos, intentamos que eso no suceda. Después ya empezaron a llevarnos. Nos sacaban y empezó el forcejeo. Nos descompusimos, nos faltaba el aire adentro de la camioneta, uno de los chicos se empezó a descomponer, recién ahí nos empezaron a dar agua. Para que no se escuchen desde afuera nuestros gritos pusieron música. De a ratos abrían la puerta y después cerraban, nos querían llevar así hasta San Juan. No había forma de respirar ahí dentro”, apunta otro de los jóvenes cuyos nombres resguardamos por motivos de seguridad.
“Hay paredes que dicen: “Veladero no se toca. La empresa incluso compra la producción de verduras a los pobladores para que no la tiren, porque esa producción no es apta para consumo”.
“A las chicas también, las ponían en unas camionetas todas apretadas. Me llamaban para que me acerque a los patrulleros, y me decían que las amenazaban con que las iban a golpear y tenían miedo. Había una situación de pánico. Las chicas las dieron vuelta un rato, fueron al Rodeo, después a la 1 y a la 2da.”
El domingo al mediodía, el secretario de Derechos Humanos se acercó a la Central de San Juan. “Directamente fue a increparnos”, dicen los chicos. “Nos querían hacer firmar una declaración pero nos negamos”.
Durante el día lunes fueron liberados algunos de los detenidos y el día martes quienes habían viajado desde distintas provincias. Hubo movilizaciones de repudio en diferentes lugares del país, incluso en San Juan.
“En vez de asustarnos y debilitarnos, lo único que lograron fue demostrar los lazos de solidaridad y reafirmar la continuidad de estas luchas”, señalaron en un comunicado. Lejos de aminorar la lucha, estos hechos no hacen más que reafirmar las acciones globales de resistencia de quienes de forma totalmente autoconvocada y autogestiva, se enfrentan a los poderes económicos reales de la manera más desigual y descarnada que puede haber. “El actual gobierno es cómplices del ecocidio por la quita de retenciones y el anterior gobierno por vetar la ley de glaciares. Todos los gobiernos son empleados de las mineras y lobistas de los commodities (soja, petroleo, energia, etc)”, señalan los militantes que viajaron desde Rosario.
Saben que la Barrick es un monstruo demasiado grande. Pero no dudan: “Monsanto también lo es y en Malvinas Argentinas lograron echarlo”.

II. Las disputas socioterritoriales al capitalismo son fundamentales para el poder popular de transformar el país-continente y mundo

Los peligros del Arco Minero del Orinoco: 
un breve análisis desde la economía ecológica
9 de mayo de 2016
 
Como prácticamente todo en este país, lo del Arco Minero ha desatado una polémica. Sin embargo, a diferencia de prácticamente todas las demás, puede que en este caso se trate de una polémica productiva.
Y es que dando por descontado el uso maniqueo del cual tampoco escapa, lo cierto del caso es que a lo interno de los sectores más progresistas de la sociedad, el tema ha dado para un debate crucial sobre los modelos de desarrollo,  los costos de los mismos y sus alternativas posibles dentro del marco de la sostenibilidad social y natural.
 
Con la publicación del escrito de Emiliano Terán Los peligros del Arco Minero del Orinoco: un breve análisis desde la economía ecológica, abrimos en 15 y Último un espacio para este debate, el cual continuará en los próximos días con otras contribuciones. Esperemos les sea de utilidad en el espíritu de los trabajos que nos caracterizan acá, hechos no para decir qué pensar, sino para poner a pensar.
 
Por Emiliano  Terán Mantovani [1]
 
En numerosas ocasiones se ha invocado la “irreversibilidad” de la revolución. Pero si había algo más esencial y fundamental que invocar, era la sostenibilidad del proceso. Es decir, que los medios básicos para reproducir la vida cotidiana, el agua, la energía, los alimentos, entre otros, puedan estar en un mínimo equilibrio respecto a los seres humanos que habitamos el país, y con las generaciones venideras. Sin esto, la utopía revolucionaria sencillamente no subsiste.
La situación que vivimos en la actualidad no es sólo consecuencia de un conflicto político a escala nacional, con sus respectivas injerencias imperiales. Es también el reflejo de la inviabilidad del capitalismo rentístico venezolano, de su crisis histórica, de su reformulación en la Revolución Bolivariana, y del desborde de la notable vulnerabilidad alimenticia, hídrica y energética que este modelo produce.Como respuesta a esta crisis, el Gobierno nacional está promoviendo un megaproyecto de minería sin precedentes en el país, el llamado Arco Minero del Orinoco (AMO).
En realidad esta propuesta es un salto al vacío, que no sólo nos atornillaría al rentismo y al extractivismo, sino que nos enrumbaría a un terrible camino de insostenibilidad, deteriorando enormemente las condiciones para la reproducción de la vida cotidiana de millones de venezolanos.
Numerosos artículos han ya circulado mencionando las características y perjuicios que provocaría el AMO. En este artículo, les propondremos un breve análisis crítico desde la economía ecológica, para plantear una relectura de las diferentes valoraciones económicas que están en juego, resaltando no solo las nefastas consecuencias que este megaproyecto tendrá con la naturaleza y los pueblos indígenas del sur del Orinoco, sino también la afectación de la vida integral del país, incluyendo las enormes poblaciones urbanas venezolanas. Presentaremos a continuación algunos de estos aspectos, profundamente interrelacionados, los cuales consideramos de gran relevancia.
 
1.- Contabilidad ecológica en déficit: la vida se vuelve precaria
El lenguaje que ha prevalecido en la economía contemporánea ha sido expresado constantemente en dinero (con una orientación crematística). El valor que se impone es el monetario, las contabilidades de la “riqueza de las naciones” están monetarizadas –ej. PIB–, y hace que prevalezca un sistema económico metafísico que pretende explicarse a sí mismo a partir del dinero. De esta manera se invisibilizan otros valores esenciales para la vida (ecológicos, culturales, afectivos). Esto nos ha creado una ilusión de riqueza, o la esperanza de resolverlo todo con dinero, que ha sido muy perjudicial.
Pero la economía –la “administración de la casa”, según su etimología– es más que eso. Desde una visión integral de la vida, se trata no sólo de lo que se encuentra dentro del “mercado”, sino también, y en esencia, de la distribución de flujos de energía y materia, los cuales nos mantienen vivos. La economía es fundamentalmente un ámbito de la vida ecológica, un sistema abierto muy complejo.
 
La histórica promesa de “sembrar el petróleo” se ha centrado en la riqueza monetaria. En la actualidad, el Gobierno nacional ha justificado reiteradamente el enorme sacrificio para la población y la naturaleza que supondría el AMO, en nombre de obtener más divisas, ocultando con dinero el extraordinario empobrecimiento socioecológico que este conllevará.
 
Si valuáramos las 7.000 toneladas de oro que podría poseer Venezuela en sus reservas, tendríamos dos valores para contrastar: por un lado, unos 280.000 millones US$ en ganancia para el Estado, y por el otro, unos 3,1 a 7,4 billones de litros de agua que serían usados y potencialmente contaminados para extraer todo ese oro (entre 1 millón 240 mil a 2 millones 960 mil piscinas olímpicas, que puestas una seguida de la otra podrían darle casi 4 vueltas a la Tierra).
¿Vale toda esta agua, toda esta vida, 280.000 millones US$? Este monto es casi igual a los ingresos totales de PDVSA solo en 2012 y 2013, y actualmente lo que tenemos es un país endeudado y en severa crisis económica. ¿Qué podría hacer un multimillonario sin agua? Si acabáramos con la principal fuente de agua del país (la cuenca del Orinoco), ¿qué haríamos con ese dinero obtenido?
¿Si reformuláramos la contabilidad económica dándole valor a los bienes comunes para la vida? ¿Si reflejáramos que esta destrucción de vida es una destrucción de riqueza, es producción de pobreza? Si hiciéramos un ejercicio crematístico, planteando que cada litro de agua vale 1 US$, ¿sería este un proyecto económicamente viable?
Una cosa es el déficit fiscal –que en Venezuela sigue creciendo notablemente–, el cual podría resolverse con nuevos préstamos, la emisión de bonos y/o devaluaciones de la moneda. Otra cosa muy diferente es un déficit físico, y mucho más cuando se trata de “recursos” imprescindibles para la vida, recursos no renovables o que su capacidad de regeneración está siendo superada por los niveles de consumo. Estos déficits pueden producirse por degradación de los bienes comunes naturales en grandes cantidades, degradación de su productividad, o bien por la incapacidad o insuficiencia para su suministro.
Los déficits físicos (biodiversidad, agua, energía, etc.) suelen ser reflejo de un sistema insostenible. Resolverlos es mucho más complicado (no bastan préstamos o emisión de dinero). Las consecuencias suelen ser drásticas y plantean escenarios de colapso sistémico, lo cual es imperiosamente necesario evitar.

2.- El metabolismo social crece
El metabolismo entre la naturaleza y la sociedad, es decir, el régimen social específico que sintetiza los procesos de apropiación, procesamiento, circulación, consumo y desecho de los recursos, energías, materias, o los llamados “servicios ambientales”, ha crecido en Venezuela a la par de su desarrollo capitalista/rentista. Una de las consecuencias históricas de este desarrollo es la configuración de un sistema de consumo intensivo por la vía de la distribución (siempre desigual) de la renta petrolera.

Esto se expresa en la actualidad en diversos indicadores, como por ejemplo el hecho de que somos el segundo país de América Latina (sin contar el Caribe) que consume más electricidad per cápita, según la CAV y CEPAL; o el país que más CO2 per cápita emite en toda la región (exceptuando el Caribe), según el Banco Mundial.
El desarrollo de este metabolismo social nos ha llevado a la situación de “translimitación ecológica”. Según el “Informe Planeta Vivo” de la WWF, Venezuela tiene una de las dos huellas ecológicas más altas de Latinoamérica y es uno de los dos países de la región que han superado el límite de su capacidad eco-regenerativa, es decir, que consume más naturaleza de la que sus ecosistemas son capaces de regenerar, por lo que nos encontramos en situación de “déficit ecológico”. En este sentido, cabría reconocer por ejemplo que, además de otros factores, la crisis del Guri se debe también al aumento de la demanda de energía en Venezuela.
Conviene pues, evaluar tres elementos: el primero, la transformación del metabolismo social en el sur del Orinoco que va a provocar la depredadora megaminería del AMO –se estima que en general de 4 a 1 toneladas de materiales son removidos para obtener un gramo de oro, a lo que se suma la enorme cantidad de energía empleada y disipada–, lo cual a su vez va a impactar en todo el metabolismo social venezolano.

El segundo elemento tiene que ver con los patrones de consumo. Como ejemplo, es importante resaltar que cuando la inclusión social está representada en el consumo masivo de electrodomésticos y otros aparatos vinculados al american way of life, se produce una paradoja en términos de “bienestar” e insostenibilidad socioambiental. Las rentas mineras suelen orientarse, como forma de compensación social, y de domesticación de la población, a este tipo de consumos.
Los profundos daños del AMO tratarían de ser endulzados con este tipo de gasto, reproduciendo estos patrones metabólicos. Una política de ahorro energético para enfrentar la crisis de este sector entra en conflicto con este largo proceso de incorporación masiva al consumo, tomando además en cuenta la gran incidencia que tiene el sector residencial en el consumo eléctrico nacional (aproximadamente una tercera parte del total).

El tercer elemento tiene que ver con el marco socioeconómico de este creciente metabolismo: el extractivismo. Esto implica que toda la energía consumida no se dirigirá a un proceso productivo y de soberanía energética, sino al incremento de la disipación de la misma (entropía) y la dependencia ecológica.

3.- Afectación de la fertilidad de la tierra y de la productividad de los ecosistemas
Cuando Marx analizó en El Capital la renta de la tierra, hizo alusiones a la afectación de la productividad de la misma a raíz de los métodos depredadores de producción agrícola. De esta forma, se producía no solo un empobrecimiento del proletariado, sino también de la tierra. Este ha sido uno de los principales argumentos de John Bellamy Foster para sostener el argumento de la faceta ecológica de Marx (y las bases de un marxismo ecológico).

Nosotros planteamos aquí el análisis no sólo de la tierra, sino de los ecosistemas y sus ciclos. Las depredadoras consecuencias de la megaminería en el AMO, no solo afectarían la riqueza de la vida en términos cuantitativos –avance en el número de hectáreas devastadas, especies afectadas, cantidades de agua o partículas de aire contaminadas– sino también cualitativos.

Daños ambientales irreversibles podrían afectar la productividad ecológica y por ende comprometer aún más las condiciones generales de la vida. Por citar un ejemplo, el déficit energético ha sido analizado en Venezuela, en buena medida, a partir de las fallas en la capacidad instalada, o bien por el fenómeno del Niño. Aunque estos factores hacen parte del problema, también cabría reconocer que se ha venido produciendo un déficit (en términos de falta o escasez) en el caudal del río Caroní, producto, entre otras cosas, de procesos de deforestación en la zona. Se trata de una expresión del déficit ecológico que tiene su proyección en la economía, en la medida en la que este caudal tiene una importancia estratégica para la producción hidroeléctrica en el Guri, y por tanto para la vida en las ciudades y el sector industrial y comercial. Todo este fenómeno de merma de la productividad ecológica, si lo pensamos desde la sostenibilidad, pone en riesgo también los medios de vida de generaciones futuras.

4.- Déficit físico en el comercio internacional
Las economías extractivistas latinoamericanas como la venezolana, usualmente se caracterizan por exportar cantidades desproporcionadamente mayores de naturaleza (general pero no únicamente medida en toneladas) de las que se importan, sin que esto garantice ganancias comparables a las de los países centro del sistema global, o bien que nuestras economías puedan salir de la dependencia del extractivismo. Esto en cambio, se traduce en un balance ecológico negativo, que tiene repercusiones domésticas.
Más allá del déficit de la balanza comercial de Venezuela (para el tercer trimestre de 2015 según el BCV), la expansión del megaproyecto del AMO supondría una mayor cantidad de exportación neta de naturaleza. Si a esto se suma que los recursos podrían exportarse mucho más baratos que en años anteriores (dadas las bajas expectativas de repunte de los precios de las commodities), lo que afecta notablemente las importaciones a la baja, tendremos también un incremento del déficit ecológico nacional.
El relanzamiento del extractivismo por parte del Gobierno nacional se basa en una propuesta presente en varias de las declaraciones oficiales: “el impulso a las exportaciones” (no solo minería, sino gas y pesca). Esto en realidad indica que la economía nacional será relanzada con orientación al mercado global, marcado claramente por los patrones de acumulación neoliberal.
Toda esta “fuga de naturaleza” hacia el mercado internacional no sólo no resuelve los problemas de fondo, sino también canaliza un saqueo de recursos que compromete los medios de reproducción de la vida de numerosas venezolanas y venezolanos. En los períodos de baja, recesión o depresión, el capital buscará ajustar los procesos de acumulación en el AMO, para evitar afectar la tasa de ganancia. Este ajuste se cargará progresivamente sobre el país, sus ecosistemas, recursos y población.
5.- Después de la devastación ambiental, ¿quién se queda con la renta?

La expansión del extractivismo suele justificarse con la idea de que necesitamos más divisas, rehuyéndole normalmente al debate sobre la distribución de la riqueza y activos existentes y del manejo de los excedentes monetarios. Ahora que el país se encuentra muy mermado económicamente, y ante el terrible relanzamiento del AMO, cabría preguntarse doónde están los dineros públicos provenientes de la devastación ambiental de los últimos años (la importancia de una auditoría de todas las cuentas públicas).

No tiene sentido hablar de “expansión” y “crecimiento” sin analizar la distribución de la riqueza existente. Por ejemplo, ¿cuál es la capacidad instalada industrial y cuánto de ella se utiliza?, ¿a la luz de esta crisis, qué hacer con el 40% de las tierras nacionales que han sido declaradas improductivas?, ¿qué otros tipos de uso de la tierra podría dársele a los territorios del AMO, sin que esto tenga que conllevar a la devastación ambiental y la insostenibilidad social? Muchos más ejemplos como estos podrían darse. Queda claro que hay varias alternativas a ser estudiadas antes que entregar nuestros territorios a la voracidad del capital foráneo.

Por último, con un poco de suspicacia surge la pregunta: ¿qué se hará con la renta minera obtenida? La ampliación de la cuenta corriente tiene entre sus principales asignaciones el pago de la deuda y la compra de productos importados. Y si hubiese algún excedente, ¿quién lo va a manejar?, ¿para qué será usado?, ¿qué poder de decisión tiene la gente común sobre esa administración? Los patrones capitalistas de apropiación de la riqueza plantean serias amenazas de empobrecimiento a la población.

6.- Buen Vivir y debates sobre el consumo
Queda para otro espacio y ocasión planteamientos más definidos sobre alternativas a este terrible proyecto minero. Sin embargo, es importante recalcar, ante los desafíos de un déficit ecológico, la importancia de nuevos paradigmas sociales, nuevas escalas de valoración, nuevos patrones culturales que interpelen nuestras concepciones sobre la riqueza y sobre la pobreza, tomando en cuenta que esta última está vinculada, en primera instancia, a la indisponibilidad e incapacidad social para el acceso a los bienes comunes para la vida.

Al menos tres interrogantes se nos plantean al respecto: ¿hasta qué medida es posible un cambio radical de la política de “los de arriba” que revierta este tránsito hacia la acentuación de la inviabilidad del modelo?, ¿qué grupos sociales y políticos deben impulsar una transformación cultural como la mencionada?, y, ¿qué estrategias deben ser propuestas para transformar patrones culturales tan vinculados históricamente al american way of life sin sufrir amplio rechazo social por algunas medidas “impopulares”?

Por último, creemos importante que en los debates sobre bienestar social, o Buen Vivir, no sólo se reivindique un ideal abstracto deseable, sino también referentes que se adecuen a la crisis ambiental global. En este sentido, parece que un verdadero objetivo revolucionario es incrementar nuestra resiliencia, es decir, nuestra capacidad de soportar y recuperarnos ante perturbaciones significativas de los entornos y ecosistemas en los cuales habitamos. Nuevos tiempos suponen nuevos desafíos y, por tanto, nuevas maneras de pensarnos y organizarnos.

[1] Emiliano Terán Mantovani es sociólogo de la Universidad Central de Venezuela, mención honorífica del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015 y hace parte de la Red Oilwatch Latinoamérica.

I. Las disputas socioterritoriales al capitalismo son fundamentales para el poder popular de transformar el país-continente y mundo.

 
Aportes de la economía ecológica 
a la gestión ambiental
 
2 de mayo de 2016
"La economía ecológica menciona que tanto la economía de los recursos naturales y la economía ambiental no logran dar respuestas a la sustentabilidad en tanto constituyen una prolongación de los marcos teóricos e instrumentales de la economía convencional. Por ejemplo plantean que para solucionar los impactos negativos de la economía convencional a la sociedad y el ambiente lo que hay que hacer es incorporarlo a las leyes del mercado, en este caso, internalizar las externalidades. La economía ecológica dice que el problema es que hay valores en la vida que no son internalizables."
 
Por Rodrigo Arce Rojas
Ingeniero Forestal
 
Los defensores acérrimos de la pertinencia del sistema económico vigente aducen que la economía es el eje que mueve el mundo. Para ellos primero es la economía, segundo, es la economía y tercero es la economía. Bajo esta concepción lo ambiental y social deben tomarse en cuenta pero sólo si no afectan la economía. Incluso se ha inventado el término desarrollo sostenible para decir que se toma en cuenta lo económico, lo social y lo ambiental pero valgan verdades el peso específico que tienen los factores ambientales y sociales varía entre los actores porque éstos están supeditados a que no se afecte la economía.
 
Si aceptamos que es el Homo economicus el que domina el mundo, entonces habría que reconocer también que el sistema económico predominante no ha sido capaz de ofrecer un planeta sustentable. La afectación del sistema atmosférico global, la pérdida de los glaciares, la alteración de los recursos hídricos, la pérdida de biodiversidad, la deforestación, la desertificación, entre otros procesos globales, nos estarían indicando que el modelo civilizatorio ha fallado. Ello nos obliga a revisar los viejos paradigmas que han conducido los procesos políticos y económicos que predominan en el mundo.
 
La base de la economía neoclásica se sustenta en las siguientes premisas básicas: las personas se mueven con el propósito de maximizar sus beneficios, solamente interesa todo aquello que es producible, apropiable y vendible, y solo cuentan los actores que están en la transacción. Como tal el sistema económico se concibe como un sistema cerrado y con una mirada fundamentalmente cortoplacista de la ganancia inmediata.
 
Frente a esas posturas la «economía ecológica» apareció como la ciencia que estudia las interacciones entre los sistemas económicos y los ecosistemas en una perspectiva de gestión de la sustentabilidad (Van Hauwermeiren (1998). La economía ecológica parte de una crítica profunda a la economía convencional y da respuestas filosóficas, teóricas y metodológicas para construir una propuesta alternativa más amigable con la sociedad y el ambiente.
 
A diferencia de la economía convencional la «economía ecológica» reconoce que la economía es un sistema abierto y como tal abierto a las leyes de la termodinámica. Desde una perspectiva holística y sistémica la economía ecológica dice que no es posible abstraerse ni de la naturaleza ni de la sociedad por tanto incorporan en su reflexión y práctica conceptos que son esquivos en la economía convencional tales como la justicia ambiental, la equidad, la cultura, la igualdad y equidad de género y la participación de todos los actores involucrados en la definición de los límites económicos de los ecosistemas.
 
La «economía ecológica» no hace las explicaciones sólo desde una perspectiva ecológica o económica sino más bien desde un enfoque interdisciplinar y transdisciplinar. En tal sentido está más acorde con lo que implican los retos del pensamiento complejo donde el enfoque sistémico es fundamental. De ahí que una preocupación central de la economía ecológica es el desarrollo de indicadores biofísicos de sustentabilidad para superar las limitadas mediciones del crecimiento económico. El reconocimiento de la incertidumbre en los sistemas y los diversos factores que están en juego convierten a la «economía ecológica» en una ciencia postnormal.
 
Los impactos de la actividad económica convencional al ambiente se manifiestan en el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación y la afectación a los servicios ecosistémicos. No es posible pues abstraer las actividades económicas de la naturaleza pues en realidad se sustenta en ella.
 
La «economía ecológica» menciona que tanto la economía de los recursos naturales y la economía ambiental no logran dar respuestas a la sustentabilidad en tanto constituyen una prolongación de los marcos teóricos e instrumentales de la economía convencional. Por ejemplo plantean que para solucionar los impactos negativos de la economía convencional a la sociedad y el ambiente lo que hay que hacer es incorporarlo a las leyes del mercado, en este caso, internalizar las externalidades. La «economía ecológica» dice que el problema es que hay valores en la vida que no son internalizables. Lo curioso es que la economía convencional también reconoce este hecho cuando dice: “la sonrisa de mi bebé no tiene precio, para todo lo demás existe una tarjeta de crédito”. La “sonrisa de mi bebé” puede ser reemplazada por el valor sagrado de la montaña, beber agua de la laguna con confianza, el paisaje cultural, la sabiduría que encierra un idioma local, entre otros.
 
Otro aspecto central a destacar en la «economía ecológica» es la participación de todos los involucrados en la toma de decisiones sobre los límites económicos de los ecosistemas en lo que se ha dado a llamar la comunidad extendida de pares que incluye a todos los que deben estar y no sólo los tecnócratas o los sectores económicos involucrados. Con ello la «economía ecológica» se adelantó a los principios que se han ido desarrollando en la gobernanza ambiental.
 
Frente a los retos de la gestión de paisajes forestales sostenibles la «economía ecológica» da marcos filosóficos, teóricos y metodológicos que contribuyen a la reflexión y la acción para la gestión de la sustentabilidad. Por ello es irresponsable la propuesta de la candidata que pretende desandar el proceso de formalización de la minería informal. Como todo proceso es perfectible pero lo que no se puede hacer es avalar la destrucción de la Amazonía, de Áreas Naturales Protegidas, la explotación sexual de niñas, entre otros nefastos impactos en nombre del trabajo, del crecimiento económico o de la sed insaciable del poder político.
Bibliografía revisada:
Van Hauwermeiren, Saar (1998), Manual de economía ecológica. Quito: Instituto de ecología política. Pp. 97