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12 de noviembre de 2014

Alternativas postcapitalistas se están construyendo desde la diversidad de abajo en resistencia al modelo de producción y desarrollo.

Avá  no.20 Posadas 

 

DOSSIER
De recursos naturales a bienes comunes: la minería a cielo abierto
junio de 2012

Por Andrea Milesi*

Resumen
La crisis política e institucional ocurrida en Argentina en 2011 muestra un escenario donde se instaura con fuerza la protesta "desde abajo" corporizada en diversas asambleas populares. En este caso específicamente el interés recae sobre los colectivos sociales que resisten las explotaciones mineras a cielo abierto. Las negociaciones, las luchas, los intereses en juego, las actividades de promoción y los procesos de resistencia, conforman un escenario particular donde los actores sociales y su capacidad de acción dan cuenta de modalidades renovadas de apropiación cultural del ambiente. La recategorización del medio, por parte de las asambleas ambientales, rechazando la designación de recurso natural y sustituyéndola por bien común, permite a estos actores sociales establecer un nuevo anclaje para llevar adelante la lucha.

Diversos autores coinciden en señalar al año 2001 en Argentina como momento clave para la historia nacional. La crisis política e institucional ocurrida en el país en ese momento, entre otros aspectos, muestra un escenario donde se instaura con fuerza lo que se conoce como la protesta "desde abajo" corporizada en asambleas populares, que reúnen a distintos actores en torno a reclamos de muy diversa índole (vivienda, trabajo, salud, etc.).

En este sentido, Maristella Svampa (2009) señala como uno de los elementos recurrente en los movimientos sociales latinoamericanos el desarrollo de formas de democracia directa a partir de la acción colectiva no institucional. Esta tendencia se manifiesta a través de la creación de estructuras flexibles, no jerárquicas, proclives al horizontalismo y la profundización de la democracia, destacándose la forma asamblearia, que en sus diferentes niveles y expresiones recrea y potencia antiguas y nuevas formas de sociabilidad y resistencia, al tiempo que va diseÑando un nuevo paradigma de la política.

En esta oportunidad el interés recae en las asambleas cuyo elemento aglutinador es el ambiente, y más específicamente en aquellos colectivos sociales que resisten las explotaciones mineras a cielo abierto. Considerando que las percepciones construidas a partir de la relación de las personas con el medio generan una serie de interacciones sociales que llevan a una redefinición del ambiente y dan origen a múltiples expresiones; se analizarán las negociaciones, las luchas, los intereses en juego, las actividades de promoción y los procesos de resistencia, que conforman un escenario particular donde los actores sociales y su capacidad de acción dan cuenta de modalidades renovadas de apropiación cultural del ambiente.

Las miradas frente a la mega minería ofrecen una amplia gama, que abarca desde posiciones decididamente favorables a este tipo de emprendimientos, a aquellas absolutamente contrarias a los mismos, atravesadas por toda una serie de enfoques intermedios, donde no faltan los que reflejan una total indiferencia por la temática en cuestión. Sobre estos temas resultan fundamentales los aportes teóricos realizados por Norma Giarraca (2010), Mirta Antonelli y Maristella Svampa (2010), destinados a analizar la expansión del modelo minero en Argentina, tema que, si bien va cobrando paulatinamente relevancia, su presencia en el imaginario cultural argentino no resulta significativa y al mismo tiempo ha sido poco explorado entre la intelectualidad.1

Desde el marco teórico ofrecido por la Antropología Ecológica y Ambiental, a continuación se presenta un análisis surgido a partir del trabajo de campo realizado en contacto con asambleas ambientales principalmente de la provincia de Córdoba - Argentina.2 Durante la investigación se llevaron adelante diversos tipos de actividades que incluyeron fundamentalmente observaciones y entrevistas en profundidad.

Corresponde aclarar que desde mediados de 2008 a principios de 2010, el desarrollo del trabajo y el interés particular por la temática en cuestión se tradujo en la participación activa en una asamblea ambiental cordobesa; experiencia esta última sumamente relevante en distintos sentidos. Por un lado, amplió el universo de relaciones al permitir el establecimiento de contactos directos con integrantes de asambleas de distintos puntos del país, pero al mismo tiempo generó una serie de interrogantes respecto a la práctica etnográfica particularmente en relación a la reflexividad en el proceso de investigación, aspecto este último de gran relevancia pero que, por cuestiones de espacio, no será desarrollado en esta oportunidad.

La actividad minera en Argentina
"siempre tuvimos minería..." 
"no se me confunda... no siempre tuvimos esto"3
Los años 90 en la Argentina dan inicio a un proceso de cambio estructural en el país. A partir de una retracción fundamental en el rol del Estado, la característica general del proceso está signada por la desregulación y estímulo a la inversión extranjera. Acorde a la tónica de este modelo, en materia de minería, comienzan a implementarse una serie de modificaciones legislativas tendientes a promover la actividad en el país. La nueva normativa, entre los aspectos más destacados, ofrecía (y ofrece) a las empresas mineras estabilidad tributaria y fiscal por un período de 30 aÑos a partir de la presentación de la documentación que acreditaba la factibilidad del emprendimiento, fijaba en un 3% por ciento el máximo de las regalías que los Estados provinciales pueden obtener de estas explotaciones, como así también concedía importantes beneficios impositivos a los inversores.4
Estas modificaciones legales obtuvieron rápida respuesta. Desde entonces las provincias de La Rioja, San Juan y Catamarca constituyen el núcleo duro del modelo minero argentino, "...tanto Gioja, actualmente gobernador de San Juan, como Ángel Maza, ex gobernador de La Rioja, fueron impulsores de las leyes mineras en los 90 (...) Catamarca fue la provincia donde se instaló el primer yacimiento minero a cielo abierto, Bajo La Alumbrera" (Svampa et. al., 2010:157).
Las facilidades otorgadas para el desarrollo de este tipo de industrias atrajeron a grandes corporaciones internacionales interesadas en la extracción de minerales, principalmente oro, plata, cobre y zinc, entre otros. Paulatinamente en el mapa de la Argentina se fueron multiplicando los espacios dedicados a esta actividad, pudiendo afirmase en la actualidad que "Argentina es la niña mimada de la industria minera mundial. Empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón impulsan una veintena de emprendimientos, en diferentes grados de desarrollo, a lo largo de los cinco mil kilómetros de cordillera".5
Se dio inicio así en el país a un proceso de instalación y desarrollo de actividades mineras a cielo abierto (también conocida como minería de tajo, o a gran escala o mega minería) modalidad que sustituyó la tradicional consistente en la realización de túneles al interior de las montañas. Este cambio en la práctica se debe a que al agotarse las vetas, el mineral que queda se encuentra diseminado y mezclado en las rocas, por lo que para extraerlo se procede a dinamitar las montañas primero, y pulverizar el producido después. Esto es, las montañas literalmente desaparecen, son desintegradas y el mineral es extraído a partir del empleo de un sistema de lixiviación.

Al producto de la explosión se le aplica una combinación química, que por lo general incluye cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias, lo que permite separar los metales de la roca. Otros de los elementos fundamentales para llevar a cabo la explotación fuera de los diversos combustibles, son electricidad y agua. Grandes cantidades de agua para el lavado de los metales completan el proceso: "La industria minera consume millones de litros de agua dulce en el proceso de extracción de minerales. Más concretamente en Argentina, una sola de las empresas mineras -tal vez la más importante- llega a consumir cuatro millones (4.000.000) de litros de agua dulce por hora. Si esta cifra la multiplicamos por la cantidad de días, y a su vez, por la decena de empresas y explotaciones mineras que se pretende informar, es probable que lleguemos a una cifra superior a la de millón de millón por día" (Gómez, 2009: s/p).

De la naturaleza al ambiente
El impacto de las prácticas sociales sobre la naturaleza trajo como consecuencia importantes señales de alerta que provocaron una redefinición de las relaciones. El ambiente va más allá de dominio natural, incorpora aspectos sociales, económicos, políticos, y actores con intereses diferenciados interaccionando en y con el medio. En este sentido, pasar de la noción de naturaleza a la de ambiente importa la progresiva transformación de concepciones antropocéntricas para dar paso a visiones biocéntricas para algunos, y ecosistémicas para otros (Milesi, 2009).
El ser humano deja de poseer un valor diferenciado y superior frente al resto de la creación colocándose el acento en la vida misma: el hombre como parte de la naturaleza. En este sentido la Ecología, como ciencia, aporta una visión integradora cobrando protagonismo las relaciones, enfatizándose la interacción de las personas con el medio, involucrando acciones y reacciones de unos y otros. Así, se densifica la mirada, y con ella los discursos, desde que son también incorporados los elementos abióticos al análisis, conformándose una trama compleja de relaciones.
De esta forma, se proclama la necesidad de atender a las dinámicas con que tienen lugar los procesos: las interrelaciones y la mutua interdependencia entre los ecosistemas, las condiciones sociales, económicas y culturales aparecen como la clave para abordar la cuestión.
El paso de la naturaleza al ambiente está mediado por la cultura, a través de la que se aprende y se enseña a mirar el medio que habitamos. El aprendizaje que cada sociedad desarrolla en interacción con su ambiente, va a conformar en los sujetos una particular percepción de su entorno; asimismo, la mirada que construyen los actores sociales de su medio se traduce en escalas que asignan valores diversos al entorno en que los sujetos desarrollan su existencia. Esto va a influir en las representaciones acerca del medio, como así también en las decisiones, comportamientos, reconocimientos y apropiaciones culturales respecto del ambiente.
Referirnos a procesos de apropiación cultural requiere realizar algunas precisiones, y la primera de ellas está referida al concepto de cultura. Clifford Geertz, en un texto clásico para la Antropología como es "Descripción Densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura" (1995), considera a la cultura básicamente como una red de significados compartidos, una jerarquía estratificada de signos interpretables compartidos por una sociedad, y que son esencialmente públicos. En este sentido ¿qué significados cobra socialmente la minería a cielo abierto? ¿Cómo es concebido el ambiente objeto de este tipo de explotación por la comunidad o los conjuntos sociales donde tiene lugar?

Otra de las precisiones, está relacionada específicamente a la apropiación cultural, cuestión que habitualmente hace referencia a contactos entre culturas diferentes. Pueden tratarse de procesos de reconocimiento mutuo entre las culturas, ya sea entre culturas minoritarias o dominadas o entre éstas y la cultura dominante en el seno de una sociedad. O bien, remite a procesos en los que un grupo dado toma las costumbres y tradiciones de otro, las recrea, redefine e incorpora, o se suma a la práctica en cuestión. En general se trata de procesos que conllevan largos períodos de tiempo.
En el caso especifico de las explotaciones mineras a cielo abierto, el proceso de apropiación cultural del ambiente tiene lugar al interior de una misma cultura. Mirado desde los ciudadanos que resisten a este tipo de emprendimientos6, presenta ciertas particularidades, que incluyen desde la redefinición del territorio a la conformación de nuevas identidades, signadas entre otras, por la celeridad de los procesos.

VECINOS EN ASAMBLEA
"hay que juntarse" 
"... y organizarnos"
Sociedad civil es una noción que ha ido experimentando diversos cambios conceptuales. Ha sido definida sucesivamente como la síntesis de bienes públicos y privados; como la materialización de la idea ética sobre el orden social; como la armonización entre las demandas de los sujetos y los bienes sociales, etc.; en otros términos la sociedad civil como ciudadanía.7 En este sentido cobra la dimensión de una red de sujetos asociados con finalidades diversas que van desde la realización de actividades solidarias para con aquellos otros sujetos en situación de exclusión social en los más variados grados, hasta la defensa de sus derechos.
Cuando el Estado, a partir de las transformaciones ocurridas en su comportamiento, deja de satisfacer ciertas necesidades sociales, desde la sociedad civil surgen estrategias para hacer frente a las distintas necesidades insatisfechas. En el caso en análisis, para hacer frente a un enemigo común -la explotación minera a cielo abierto- paulatinamente fueron conformándose asambleas ciudadanas.  
En 1992, en oportunidad de celebrarse la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la declaración de Río de Janeiro afirmaba que "El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos".8 Entendida como actividad desplegada por los actores sociales, la referencia a la participación de los ciudadanos aparece reiteradamente en los más diversos discursos. Se recupera la idea de sujetos activos, desde la cual los vecinos agrupados cobran protagonismo. Dejan de ser meros espectadores para conformase en agentes, no solo observan y asisten, sino que se involucran y hacen. Asumirse como ciudadano en el marco de esta lucha configura también una opción identitaria, que se traduce en la conformación de sujetos de derechos y deberes, en este caso ambientales. En este marco la Constitución Nacional y su artículo 41 especialmente, constituye una referencia obligada tal como lo destaca una asambleísta: "...está en la Constitución, todo lo de los derechos del ambiente".9
Para llevar adelante la lucha, la modalidad de asamblea aparece como la forma organizativa que permite un ejercicio ciudadano más pleno. Lograr la participación del vecino se constituye en uno de los principales desafíos, es "...una de las variables substanciales que garantiza su sostén (de la asamblea) en el tiempo y su visibilidad pública... se mueven al ritmo oscilante de sus miembros..." (Bellucci y Mitidieri, 2003 s/p).
Referirse al vecino en asamblea implica también hacer referencia a un espacio de ejercicio de poder ciudadano, donde asumirse como "vecino" pone en funcionamiento procesos de identificación individuales y colectivos. En la necesidad de reunirse y de agruparse, el otro se torna absolutamente indispensable para intercambiar ideas y estrategias, pero también se debe convivir con la disparidad de opiniones frente a un problema común. La circulación de la palabra y la horizontalidad en el funcionamiento, también constituyen desafíos de importancia.
Si bien el trabajo individual puede asumir diversa magnitud, participar es el primer eslabón del compromiso con la lucha. Siendo un acto voluntario, participar, implica la decisión del actor de formar parte de un colectivo donde la toma de conciencia - no apenas de la problemática en disputa sino de la necesidad de aportar con tiempo, esfuerzo y dinero - presenta una variabilidad no despreciable. Esto en su conjunto configura un tejido particular propio de cada asamblea, que irá modificándose de acuerdo al contexto y al desarrollo de los acontecimientos.
Por otra parte, las reuniones asamblearias constituyen también una suerte de ritual de autoafirmación en la lucha y de fortalecimiento, que incluyen diversas prácticas como: mirarse a la cara, estrechar las manos, escucharse, compartir un mate y reforzar el saber de que no están solos.
Como expresó un asambleísta "...que alegría profunda el vislumbrar y ver por este ojo de la cerradura que es esta asamblea (...) al nivel del piso, de la pacha, donde nadie está por encima, ni por delante, donde en el círculo de la asamblea... las fortalezas se potencian y donde las debilidades se trasmutan en posibilidades". Esta declaración (leída en asamblea 06/05/2009) resulta particularmente significativa desde que la asamblea de pertenencia del actor, considerando que la misma lograba transmitir el espíritu del grupo, decidió enviarla con pequeÑas modificaciones a un programa radial de Córdoba para invitar a la población a sumarse a sus actividades. 
Forma parte del trabajo de las asambleas sumar voluntades, procurando incidir en la conformación de las representaciones sociales sobre el ambiente. Aspecto fundamental desde que los sistemas simbólicos son productos sociales que producen el mundo, que no se contentan con reflejar las relaciones sociales sino que también contribuyen a construirlas (Bourdieu y Wacquant, 1995). En este sentido las personas involucradas en las luchas se constituyen en portadores de una "racionalidad alternativa" al modelo de relación hombre/ambiente en vigencia (Leff, 2004).
El conflicto constituye una cuestión de relevancia para la discusión sociológica y antropológica, cuya trascendencia queda evidenciada al momento del análisis de la realidad social. Al respecto, Georg Simmel considera a la lucha como una forma de asociación constitutiva de la sociedad, ya que "...si toda acción recíproca entre hombres es una socialización, la lucha, que constituye una de las más vivas acciones recíprocas y que es lógicamente imposible de limitar a un individuo, ha de constituir necesariamente una socialización" (Simmel, 1977:265).La lucha constituye una fuerza morfológica que crea modelos y estructuras en el ámbito social y se desarrolla a través de ciclos, de naturaleza variable.
Analizar esta cuestión desde la perspectiva de las representaciones sociales permite recuperar la importancia de los significados, el papel de los aspectos simbólicos y de la actividad interpretativa de las personas respecto de su ambiente. Las condiciones materiales, las interacciones sociales, las pertenencias, los contextos políticos, económicos y culturales, conforman un escenario particular donde el conflicto, en este caso ambiental, es actualizado y es dentro de esta dinámica particular que se ofrece a la interpretación.

Probablemente la manifestación asamblearia más emblemática de oposición a la minería a cielo abierto la constituye la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Esquel, quienes mantienen una página web donde declaran:
"Esquel (Chubut) es una ciudad de la Patagonia Argentina donde los gobiernos nacional, provincial y municipal avanzan con un proyecto minero de oro contaminante a sólo 6 km. de la ciudad, apoyando a la empresa transnacional Meridian Gold (actualmente comprada por Yamana Gold) en contra del 81% del pueblo, que le dijo NO A LA MINA en el plebiscito del 23 de marzo de 2003. Los Vecinos Autoconvocados de Esquel creamos este sitio Web para que el mundo se entere de lo que nos está pasando y lo que le pasará a Argentina si lo permitimos, y como canal de información de otras asambleas, vecinos y organizaciones con luchas y esperanzas similares en nuestro país y toda Latinoamérica. Los esquelenses luchamos con dignidad, conocimientos científicos y amor por la vida y la naturaleza en contra del enorme robo al país que propician las leyes de minería" (http://www.noalamina.org/mineria-informacion-general/general/los-que-hacemos-este-sitio-web-y-su-razon-de-ser.  02/09/ 2009 13:46).
La práctica asamblearia de los vecinos de Esquel, se vio replicada a lo largo del país asumiendo distintas manifestaciones, con resultados diversos. Lograron la prohibición de la mega minería en Chubut en el 2003, la misma línea siguieron las provincias de Río Negro (2004), Tucumán (2006), Mendoza (2007), La Pampa (2007), Córdoba (2008), San Luis (2008), y La Rioja (entre marzo de 2007 y agosto de 2008).
La resistencia a la mega minería constituye uno de los principales ejes de discusión de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)10, organización esta surgida a partir de un Foro Nacional de los Pueblos Autoconvocados Ambientalistas, realizado en Córdoba en Julio de 2006, con el fin de articular esfuerzos orientados al establecimiento de estrategias de resistencia al modelo de desarrollo vigente, impulsar el establecimiento de la consulta popular y la autodeterminación de los pueblos, respetando y protegiendo su ambiente, las economías regionales, las culturas e identidades locales.

En el caso de la provincia de Córdoba la lucha contra la mega minería comenzó a partir de la circulación de cierta información según la cual se estaba discutiendo la posibilidad de instalar una explotación de oro y plata en la modalidad a cielo abierto, en el noroeste cordobés. Específicamente esta explotación afectaría entre otros lugares a las célebres Cuevas de Ongamira, ubicadas al norte de las Sierras Chicas, a 110 Km. de la ciudad Capital. Antiguamente esta zona era habitada por el pueblo Comechigón que resistió a la conquista española, hasta que en 1574 encontrándose rodeados se arrojaron desde su cerro sagrado, El Colchiquin, en suicidio colectivo. Por todos estos aspectos, esas formaciones constituyen una importante reliquia histórica, paisajística y arqueológica.
La respuesta a los rumores no se hizo esperar y los pobladores del valle de Ongamira, Quebrada de Luna, Ischilín, CaÑada de Río Pinto y zonas cercanas se movilizaron y constituyeron la asamblea autoconvocada de vecinos¡Ongamira Despierta! Este movimiento se propagó por toda la provincia, alcanzando inclusive a la ciudad Capital. Bajo la consigna "Se puede vivir sin oro y sin uranio, sin agua no", las "Despiertas", como son conocidas las distintas asambleas cordobesas por incorporar este adjetivo en sus nombres - Traslasierra Despierta, Casa Grande Despierta, Córdoba Ciudad Despierta, etc. - reunieron más de 80.000 firmas contra la minería a cielo abierto y la explotación de uranio.
Ese proceso involucró actividades de muy diversa índole, en distintos puntos de la provincia. En el caso de la ciudad Capital se realizaron marchas y concentraciones frente a la Casa de Gobierno y especialmente en la Legislatura Provincial. Las "Despierta" participaron en sesiones y comisiones legislativas, presentado inclusive un proyecto de ley (¡Ongamira Despierta! y¡Traslasierra Despierta! 21/05/08), eventos claves que contaron también con la presencia y el apoyo de otros colectivos y agentes particulares consustanciados con la causa. Los procesos de difusión mediante volanteadas (sostenidas con el aporte financiero de los integrantes de las asambleas) en distintos puntos del centro de la ciudad, particularmente en la Plaza de la Identidad - que por casi dos años fue espacio referencial de la asamblea capitalina- fueron permanentes. También se realizaron encuentros culturales, festivales en espacios públicos que contaron con la participación de artistas locales, etc.11
En suma, los esfuerzos iniciados con ¡Ongamira Despierta! multiplicados a lo largo de toda la geografía provincial lograron en septiembre del 2008 la sanción de la Ley Nº9526 que prohíbe la minería metalífera en la modalidad a cielo abierto y de minerales nucleares tales como el uranio y el torio, y el empleo de sustancias contaminantes en toda la provincia.12
Cabe destacar, que los movimientos de resistencia a la minería a cielo abierto trascienden las fronteras nacionales. La resistencia social organizada paulatinamente va constituyéndose en una práctica que coloca en estado de alerta a los intereses de las corporaciones mineras. El sostenido crecimiento de la lucha, presenta una decidida tendencia a la articulación y fortalecimiento recíproco dentro de los que adhieren a la causa. Gustavo Macayo, abogado integrante de la asamblea de vecinos de Esquelafirma que "Sin duda que la gran herramienta para la lucha es la unión. A nosotros nos pasó que recibimos solidaridad de todo el mundo. De Europa, de EE.UU., de Canadá, de la India, nos empezamos a enterar de que había comunidades en lucha igual que nosotros. Y bueno, la solidaridad internacional te fortalece cuando te están matando en tu propio pueblo, tus propios funcionarios, realmente fue muy importante la solidaridad que recibimos de todo el país y de otros países hermanos".     (http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/new/2007/02/26/p2640)

APROPIACIÓN CULTURAL DE AMBIENTE
"No a la mina"
Los impactos de las actividades humanas en el medio natural, combinado con diversos factores políticos, sociales, económicos y culturales, generan mutaciones en la configuración de las percepciones sociales que derivan en la estructuración de distintas representaciones respecto del ambiente. Dentro del marco general que viene siendo considerado, es posible señalar manifestaciones comunes respecto a las representaciones organizadas en torno del ambiente y su defensa frente a la mega minería.
Apropiarse del ambiente en este caso se transforma en la búsqueda de una construcción social y cultural. Es necesario para sostener el dominio, redescubrir el territorio, en todo caso conocer de otro modo, a lo que debe sumarse la aceleración de los procesos. La urgencia es la nota característica, ya que en fracción de segundos allí donde había una montaña las explosiones dejan paso a un foso, generando una huella ambiental imposible de ignorar. El paisaje milenario desaparece y se transforma.
Entre las particularidades propias de los emprendimientos mineros a cielo abierto, cabe señalar las inversiones que realizan, que abarcan un amplio y variado espectro que aportan la imagen de un futuro mejor."Sin duda, la promesa requiere de la esperanza como pacto de confianza y contenido epistémico - creer que/creer en - y es la que regula las proyecciones imaginarias del futuro promisorio que traería el modelo extractivo" (Antonelli, 2010:73).
En ese orden la propaganda de difusión de los beneficios de la actividad cumple un rol fundamental: "La minería trae ingresos, son miles de puestos de trabajo, son grandes cantidades de familias que pueden mandar a sus hijos al colegio, ofrecerles salud, esto es progreso y bienestar para la comunidad". Esta afirmación, si bien realizada en el contexto de una presentación promotora de una inversión minera específica, en términos más o menos semejantes se reitera en los distintos contextos donde se pretende establecer explotaciones de este tipo. Al tiempo que hacen gala de una extracción responsable, y de un cuidado del ambiente, garantizando la neutralización de los efectos negativos y contaminantes.
Discursos esos que chocan con las imágenes de las voladuras en las cuales, casi por efecto de magia, la mole de roca es pulverizada. En una mínima fracción de tiempo lo que era una montaña desde tiempos inmemoriales, se transforma en una nube de polvo gigantesca "el botín del saqueo" (en palabras de una asambleísta durante encuentro de asambleas ambientales cordobesas celebrado en la Cooperativa de agua de Carlos Paz, el 27 de julio de 2008).
Frente a este panorama se generan reacciones diversas en los pobladores de las zonas donde se sitúan los emprendimientos. La percepción de que "algo no andaba bien", el temor a sufrir pérdidas o daños, lleva a algunos vecinos a organizarse. Pero la organización de unos, choca con el malestar de los que no ven los daños que genera la explotación, o que no pueden verlos, porque antes está el trabajo y el propio sustento del grupo familiar atado a la explotación minera.
El trayecto entre los que apoyan estas empresas y los que las combaten aparece insalvable. Las miradas privilegian horizontes diferentes: unos el dinero de bolsillo, "Acá se mueve vendemos más, hay movimiento",los beneficios, "la compu para los chicos" (expresiones recogidas en septiembre de 2009). Cabe señalar, que forman parte de las nuevas prácticas de las empresas mineras las donaciones a escuelas y centros de salud. Para muchos, gran parte de los perjuicios serán visibles recién después de pasado un tiempo de la explotación; otros, por el contrario, colocan el acento en la existencia misma de hoy y del futuro, donde el ambiente sano y el acceso al agua se tornan insustituibles.
 
La resistencia a la mega minería trajo aparejada una apropiación renovada del ambiente. Esto implica para los actores involucrados, la participación en actividades sociales de intercambio recíproco aportando cada uno desde su propio horizonte. Este intercambio incluye tanto los conocimientos derivados de los aportes de investigadores formados que pueden o no habitar el lugar, como también los conocimientos acumulados por la prácticas cotidianas, pero igualmente ajenos a la consideración habitual del medio "...mirabas el río y no estabas pensando en la concentración de arsénico o de no sé qué...",recuerda una vecina durante una reunión de la UAC regional (29/03/09). Todo ello deriva en la metamorfosis del paisaje, ahora impactado por el conocimiento que se suma y paulatinamente transforma. Transforma la mirada, pero también transforma a los objetos de la mirada, que entre otros aspectos implica una apropiación de saberes, de bienes materiales y simbólicos.
Considerando a los actores que resisten estas explotaciones puede observarse que en algunos casos, la percepción del ambiente suele asumir connotaciones místicas "Tenemos un compromiso espiritual con la tierra... fuiste a las UAC, ahí la gente es de lugares muy chicos todos se conocen, tienen una comunicación muy especial, se juntaron todos a rezar, hay un amor a la tierra, una verdadera comunión...". También hay quienes suman los argumentos vivenciales "...no tenemos el agua que ellos consumen y contaminan". Mientras que en otras oportunidades se plantea como un orden de prioridades insoslayables "Sin oro podés vivir... sin agua no... esto tiene que ver con el derecho a la vida", como señalará un asambleísta catamarqueño.13

En la discusión argentina contemporánea, dada las condiciones en que se realizan este tipo de explotaciones, la introducción de la dicotomía costo/ beneficio en ocasiones se muestra como un camino útil a ser transitado para algunos sectores de los colectivos que resisten la mega minería. Allí el trabajo se sitúa en poner en evidencia que los beneficios presentados como importantes, en realidad no son tales, que las ganancias ofrecidas son absolutamente desproporcionadas a las pérdidas que causan.

Pasar de mentira a verdad y poner en palabras lo no dicho, coloca el acento en la distancia que media entre la prédica económica y propagandista que augura desarrollo y bienestar, basados en índices y explicaciones técnicas, y la experiencia concreta de quienes habiéndose embarcado en la actividad ven en este tipo de explotación despojo y miseria. Caso de los vecinos de Esquel, a quienes ya se hiciera referencia, o en las palabras de un antiguo vecino de Rinconada "...yo era minero de Jujuy, de familia de mineros, mi abuelo, mi padre... cuando nos vinieron al principio cuando esto empezó con la minería otra vez, todo el mundo se puso contento pero ahora no quieren saber nada porque dan trabajo tres meses, se van y no dejan nada".14
La primera necesidad para los vecinos organizados en asambleas es reconquistar el propio lugar, su ambiente, redefinirlo. Más allá de las motivaciones los actores asentados en los territorios objeto de las explotaciones (efectivas o potenciales), manifiestan una necesidad común: la de incorporar a su mirada y percepción del ambiente el instrumental con que actúa el grupo invasor, representado en este caso por las corporaciones multinacionales. Proceso marcado por la necesidad de dedicación y la urgencia de obtener saberes que les permitan no perderse en la maraÑa de discursos técnicos complejos, solo para entendidos, y la propaganda triunfalista que augura bienestar y progreso. En este sentido si bien cada sector en conflicto desarrolla su propia estrategia, hay que tener presente que la asimetría es la nota característica de las relaciones.
El proceso de apropiación demanda un dominio renovado del ambiente, transmutado ahora en objeto de conocimiento específico, y también requiere organización de las prácticas. En este sentido la tecnología compone un eslabón fundamental, ya que parte importante de la lucha implica dedicación para obtener la información que debe ser filtrada, clasificada y analizada. Las publicaciones que aparecen en Internet constituyen, no el único, pero sí uno de los principales recursos. La conexión virtual pasa a constituir un canal privilegiado de acceso a la información, y la posibilidad de sumar actores a la lucha. Organizarse, conocer, saber, redescubrir el propio espacio.

La red posibilita el intercambio de conocimientos y enfoques de la problemática, contribuyendo al mejoramiento de las prácticas y a la circulación de la información que es una instancia fundamental. Compartir el conocimiento generado y las informaciones obtenidas, permite la gestación de nuevas estrategias al facilitar el intercambio de puntos de vista, al tiempo que mantiene a los actores involucrados en un alerta permanente: "...nos tenemos que informar... Conocer para saber cuando nos mienten, pero con fundamento" destaca una asambleísta, mientras se encargaba de organizar los materiales a enviar por mail para ser discutidos en la próxima asamblea. Así, el dialogo encuentra en la red un espacio ampliado de circulación.
Generar un discurso propio que identifique y aúne, se constituye en una necesidad insoslayable. Los procesos de rastreo de la información y el reconocimiento del propio espacio territorial se trasmutan en modalidades de apropiación cultural del ambiente diferenciadas. Es un volver a tomar posesión del territorio, y la afirmación de una ciudadanía decidida a constituirse en titular del espacio y custodia de bienes, ya no recursos, sino bienes comunes.

DE RECURSOS NATURALES A BIENES COMUNES
"No al oro, si a la vida"
Como señalara Norbert Elías "...los seres humanos se comunican entre ellos y se orientan en el mundo por medio de nombres que asignan a todo lo que parece importante para su comunicación" (Elías, 1994:188).El acceso a un lenguaje nos pone en contacto con el fondo de cultura de un grupo particular. Nombrar importa otorgar un contenido y generar una representación simbólica de lo nombrado. En ese orden los discursos que se construyen en torno al ambiente y sus elementos constitutivos, constituyen para los colectivos involucrados en los diferentes escenarios de disputa un elemento tan importante como el ambiente mismo.
En este sentido cabe preguntar: ¿Bajo que rubro debe consignarse el suelo, el aire, el agua? ¿Será posible referenciarlos como bienes o recursos naturales indistintamente?
Para Amílcar Herrera hablar de "recursos naturales" es una contradicción de términos. "Recursos es un término económico y la naturaleza no produce cosas económicas, la conciencia y tecnología se convierten en recursos. El criterio fundamental entonces es que cualquier cuerpo natural puede ser un recurso, dadas ciertas condiciones económicas y tecnológicas" (Herrera, 1978:8). En ese orden de ideas, otro tanto es posible seÑalar respecto a los bienes naturales o bienes comunes naturales. Seguimos estando en presencia de cuerpos físicos que en determinado contexto social, cultural, económico y político se cargan de un contenido específico. De allí la trascendencia de los significados compartidos.
La recategorización del medio por parte de las asambleas ambientales, rechazando la designación de recurso natural y sustituyéndola por bien común, permite a estos actores sociales establecer un nuevo horizonte desde donde afrontar la disputa. Al asignar un nombre se funda una representación, se fija un contenido y alcance, que en el caso en cuestión lo relaciona directamente con su disponibilidad.
Para el Estado definir un espacio territorial como recurso natural se traduce en la posibilidad de disponerlo para ser negociado. La naturaleza, transformada en mercancía, permite presentar a la mega minería como emprendimiento económico generador de empleo y riqueza. Minería responsable, factor de transformación, desarrollo sustentable, contaminación controlada, casi todo lo que usamos tiene algo de minería, etc., son expresiones que aparecen permeando los discursos. En este orden Giarraca y Hadad aclaran que:"Es muy frecuente escuchar a los defensores de esta actividad aducir que toda la sociedad moderna se asienta en el uso de ciertos minerales básicos, pero hay un convencimiento, que proviene de informaciones técnicas independientes, que plantea que las extracciones superan ampliamente las necesidades razonables de una economía al servicio de las 'poblaciones reales'. Por ejemplo, se estima que sólo el 15% del oro extraído en el mundo tiene fines industriales, mientras que el resto se destina a consumos suntuarios y reservas monetarias (de países diferentes de los que se extrajo el mineral). Por lo tanto, esta supuesta necesidad económica y social de los minerales debiera revisarse" (Giarraca y Hadad, 2010: 239-240).

La defensa de los bienes comunes - de suyo irrenunciables, no negociables, indispensables para la existencia humana y de valor no convertible en moneda - lleva a redescubrir el territorio. La redefinición del medio constituye un sólido pilar en la conformación de nuevos significados traducidos en renovadas modalidades de apropiación cultural del ambiente.
Para las asambleas, la caracterización de los lugares en disputa como recursos naturales potenciales generadores de divisas, se presentó como una categorización que debía ser desterrada. La apropiación cultural del ambiente devino en apropiación de las estrategias del usurpador, tomar sus discursos y explicitarlos. Explicitar lo no dicho y re nombrar al propio ambiente, ya no más como recurso sino como bien común "...soy parte de todo esto y de todos ustedes, estas montaÑas no son solo rocas y metales a ser negociados. Son mi paisaje, son mi lugar, son parte de mi vida, y de los que vendrán cuando muera"(declara un asambleísta al cierre de un encuentro comunitario).15

Afirmaciones de este tenor forman parte del proceso de apropiación cultural del ambiente, que llevan a cabo las comunidades que resisten a la mega minería. Se evidencia la necesidad de traducir sus reclamos en términos equivalentes a los empleados por las corporaciones: "La tierra, el aire, el agua, son bienes comunes". Y esa afirmación es al mismo tiempo una definición y el establecimiento de un contenido preciso. Decir bien común es, en este caso, decir indispensables para la vida humana.

Si bien las explotaciones a cielo abierto pueden realizarse a los fines de la extracción de distintos minerales, y de hecho en todos ellas encontramos un mineral principal, hay toda otra serie de elementos que son extraídos en el mismo proceso, el oro resulta el metal más emblemático. Para los colectivos sociales que resisten estas modalidades de explotación no hay dudas: El oro no sirve para nada.
En cambio, para el Estado y para las empresas el oro constituye uno de los activos más importantes sobre el que se apoya el funcionamiento del sistema financiero internacional.  ¿Cuál es entonces su valor? Para unos: ninguno, o casi ninguno, dada su inutilidad para satisfacer las necesidades vitales. Para otros, se le debe asignar el valor dado por la cultura dominante que encontró en este objeto escaso el elemento conveniente para objetivar la dominación. Puntos sin posibilidad de conexión desde que la distancia que media entre considerar los territorios y todos sus contenidos, como un recurso natural o un bien común es un abismo. Abismo que bien podría ser representado por el foso que dejan las voladuras: "...grandes como la montaña... pero al revés" (explicaba un asambleísta en ocasión de las actividades conmemorativas por el día mundial de la Tierra, realizadas frente a la  iglesia Catedral de Córdoba el 22 de Abril de 2008).

COMENTARIOS FINALES
"Ahora sabemos que estos son bienes comunes"
La lucha ambiental llevada a cabo por las asambleas de los vecinos afectados por emprendimientos mineros a cielo abierto, da cuenta de una particular apropiación cultural del ambiente. Las representaciones sociales conformadas en torno a esta cuestión ofrecen esquemas o modelos orientadores de las prácticas. Los modos y procesos por medio de los cuales las personas construyen y son construidas por la realidad social, en este caso atravesada por el conflicto, actualiza una conformación identitaria particular. Se declaran ciudadanos, y como tales, sujetos de derechos y deberes ambientales.
Las categorías necesarias para la comunicación, para ser inteligibles deben ser contextualizadas. El rechazo sistemático de las asambleas ambientales, respecto de la consideración de distintos elementos de la naturaleza - tierra, agua, vegetación, etc.- como recursos, sustituyendo tal denominación por la de bienes comunes, y en algunos casos bienes naturales comunes, es mucho más que un cambio de nombre. Implican procesos de recategorización del medio.
Las personas responden a las situaciones cotidianas a través de categorías interpretativas que reflejan su comprensión del entorno. La defensa de los bienes comunes - de suyo irrenunciables, no negociables, indispensables para la existencia humana y de valor no convertible en moneda - lleva a redescubrir el territorio, donde el recurso a los conocimientos técnicos, los aportes de las nuevas tecnologías, y la redefinición del espacio constituyen los pilares de la conformación de nuevos significados traducidos en renovadas modalidades de apropiación del ambiente.
Impugnar la designación de recurso natural, a favor de la de bien común permite a estos actores sociales establecer un nuevo anclaje para llevar adelante la lucha.
* Doctoranda Programa de Postgrado en Antropología Social- Universidad Nacional de Misiones (PPAS- UNaM).  Magíster en Antropología Social (IFCH -UNICAMP).Profesora Titular Regular de Antropología. Escuela de Trabajo Social - Universidad Nacional de Córdoba (ETS -UNC). 
Email: 
andreaimilesi@gmail.com
Notas
(…) Fuente: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-16942012000100002&script=sci_arttext


III. El capitalismo nos somete a una creciente mercantilización de bienes comunes y derechos a favor de monopolios y transnacionales.

El aumento de la desigualdad social recorre el mundo
9 de noviembre de 2014
Un nuevo fantasma recorre el mundo: el aumento de la desigualdad social. Todos los indicadores y estudios dan cuenta que un número creciente de personas son cada vez más vulnerables de caer en la pobreza. A mayor pobreza, mayor riqueza: tal el signo de estos tiempos.

Por Eduardo Lucita / EDI.

A fines del año pasado se conoció en Europa el libro del investigador francés Thomas Piketty, "El capital en el Siglo XXI". La obra es todo un éxito de ventas y ha producido un verdadero impacto en los círculos académicos, intelectuales y políticos, tanto europeos como estadounidenses. Esa ola expansiva llegó también a nuestro país y próximamente conoceremos la edición en castellano.
Semanas atrás fue presentado en Madrid, por la secretaria general adjunta de Naciones Unidas, el "Informe de Desarrollo humano 2014 (IDH/14)". El núcleo de este informe sostiene que el nivel de desarrollo se ha incrementado a nivel global pero que el progreso es muy frágil, tanto por las dificultades al acceso a los sistemas de salud, educativo y a los sistemas sanitarios, como por la debilidad en la esperanza de vida o el nivel medio de renta. Así crece el riesgo de que un mayor número de persones caiga en la pobreza. Estas tendencias se han agudizado a nivel mundial desde la crisis del 2008.


Pobreza y desigualdad

Todos los estudios disponibles muestran que los mayores niveles de pobreza y desigualdad en el mundo tienen su contrapartida en una acumulación de riquezas y en un "boom" de prosperidad que remite a los inicios del siglo XX. Cada vez más una minoría de la población mundial es rica y una mayoría vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema.
Según el Informe de FAO 2010 "Estado de inseguridad alimentaria en el mundo",925 millones de personas pasaban hambre, de estos el 60 por ciento son mujeres, 1.500 millones vivían con un dólar diario y se registraban 200 millones de desocupados. De la población mundial casi el 80 por ciento no contaba con una protección social integral, el 12% padece hambre crónica y casi la mitad de trabajadores (más de 1.500 millones) tiene empleos informales o precarios.

La mayoría de quienes pasan hambre viven en países en desarrollo, representan el 16 por ciento de la población mundial y se concentran en regiones como el Asia y Pacífico, el Africa subsahariana y del Norte y América latina. Un informe actualizado seguramente diría que estos datos no se han mantenido, sino agravado. El IDH/14 advierte que 800.000 personas que han salido de la pobreza en las últimas décadas podrían volver a caer en ella, y nuevamente sumarse a los 1.500 millones que viven en la miseria.
La contrapartida es que el 5 por ciento de las personas más ricas del planeta se apropian de 114 veces los ingresos del 5 por ciento más pobre. Las mil personas más ricas del mundo atesoran una riqueza personal mayor a la de 600 millones de personas que viven en los países de menor desarrollo. Pero dentro de las primeras hay 85 personas, las más acaudaladas del mundo, que acaparan la misma riqueza que los 3.500 millones más pobres, la mitad de los habitantes del planeta.

En tanto en el otro extremo la desigualdad se nutre de los trabajadores migrantes, de la precarización laboral, de las minorías étnicas y de los grupos sociales marginados de la producción y el consumo, que sufren déficit alimentario, baja escolaridad, baja esperanza de vida, insuficiencias de los sistemas de salud y del bajo acceso a los servicios esenciales.


También en EEUU

A mediados de este mes la presidenta de la Reserva Federal (FED), Janet Yellen, manifestó su preocupación porque el crecimiento de las desigualdades en EEUU trepó a su punto más elevado en un siglo. Según la FED entre 1989 y 2013 los ingresos del 5 por ciento de los hogares estadounidenses más ricos crecieron un 38 por ciento mientras que los del 95 por ciento subieron solo un 10. La distribución de la riqueza muestra porcentuales aún peores: si en 1989 el 5 por ciento más rico se apropiaba del 54 por ciento, ese porcentual trepó al 63 en 2013.

Latinoamérica: la mayor desigualdad

El continente africano es el más pobre del planeta y comparte con el Asia meridional liderar el ranking de zonas donde la pobreza es mayor. América latina se ubica después de África.
Para la Cepal, según datos del 2011, la pobreza disminuyó en la región y las tasas son las más bajas de los últimos treinta años. Sin embargo, aún persisten 167 millones de personas en situación de pobreza, un 29.4 por ciento de la población. En nuestro país las cifras no son demasiado confiables, pero es posible entre un 25 y 30 por ciento de la población pueda considerarse pobre.
Sin embargo América latina es el continente que alberga las mayores desigualdades sociales.


Luces y sombras de Piketty

El éxito comercial del libro de Piketty radica en que expone en forma radical esta realidad global, ya en el prólogo expone su conclusión política: "Ya es hora de volver a poner la cuestión de las desigualdades en el centro del análisis económico". Nuestro autor califica al capitalismo posterior al ciclo dorado 1945-1975, al que autores como E. Mandel o E.P.Thompson calificaran como único e irrepetible, como un sistema que reproduce y amplia las desigualdades, lo que podría socavar las democracias liberales.
Su tesis principal es que en todo este período histórico la tasa de ganancias del capital es superior a la tasa de crecimiento de la economía, por lo tanto la riqueza se acumula más y más. Sin embargo el análisis se centra en la distribución de los ingresos y no en la acumulación del capital y en la explotación del trabajo. Y este es tal vez su punto débil porque acumulación de riqueza no es sinónimo de acumulación de capital.
Tanto la producción como el crecimiento están relacionados a la capacidad (de producción /distribución) instalada. Esto es al capital físico, por lo tanto se trata de que la riqueza se transforme en bienes de capital. Lo que sucede en estos tiempos es que la inversión es baja, por eso se recrean una y otra vez las diversas formas de valorización financiera en detrimento de las productivas. En EEUU los 400 súper-ricos acumulan una fortuna estimada en 2,2 billones de dólares, algo así como el PBI de Brasil, sin embargo la transformación en bienes de capital es muy pobre, a tal punto que se habla de "huelga de inversores".


Dos enfoques

Al momento de enfrentar la desigualdad es necesario distinguir entre el enfoque centrado en la distribución de los ingresos -como suelen hacer centroizquierdista y populistas varios- del que se centra en la acumulación y reproducción del capital -como lo hacen los marxistas-.
Para los primeros se trata de sostener políticas públicas y fiscales orientadas a la creación de empleo y mejoras en los ingresos. Un capitalismo humanizado, socialmente responsable, "serio" si se quiere, es su paradigma. Para los segundos la desigualdad es esencial al capitalismo, está en su ADN. Puede achicarse o agrandarse la brecha según las etapas de la acumulación, pero no erradicarse. Esto solo es posible cambiando las relaciones de producción y transformando la sociedad.
Mientras tanto, cuando entre nosotros hay tantos que se rasgan las vestiduras hablando de la pobreza. Cuando a los pobres se los cuenta de arriba para abajo y de abajo a arriba. Cuando más de un socio-tecnócrata vive de los pobres y cuanto programa focalizado se ponga en práctica no es ocioso señalar que el problema no es la pobreza. Que el problema es la riqueza que para concentrarse necesita de la pobreza.

Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article8816

II. El capitalismo nos somete a una creciente mercantilización de bienes comunes y derechos a favor de monopolios y transnacionales

Evasión y elusión impositiva de transnacionales 
y riguroso cobro a los trabajadores
1 de noviembre de 2014

Por: Julio C. Gambina (especial para ARGENPRESS.info)

Una importante noticia sobre evasión y elusión fiscal se conoció esta semana, cuando “La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) suspendió a la multinacional Procter & Gamble por fraude fiscal relacionado con operaciones de importación que eran facturadas a través de una filial radicada por 138 millones de dólares”. 
El mecanismo utilizado se asocia a una práctica común entre las grandes empresas que vía sobrefacturación de importaciones pagan más a sus proveedores en el exterior, sus propias casas matrices o sucursales, y así burlar la restricción a la compra y transferencias de divisas al extranjero.

Bajo esa circunstancia la AFIP “suspendió preventivamente el CUIT de P&G y su inscripción en el registro de importadores y exportadores como así también la posibilidad de que la empresa opere en el mercado de cambio de divisas”(2).

El titular del ente de recaudación dijo que “Nuestro objetivo principal es que P&G reintegre al Banco Central las divisas fugadas y que pague las sanciones aduaneras y el impuesto a las ganancias evadido por la manipulación de los precios de transferencia”(3).

Resulta interesante que se investiguen y sancionen estas prácticas delictivas que afectan los ingresos públicos, máxime cuando verificamos el creciente peso de las contribuciones de los trabajadores en el impuesto a las ganancias.

En un reciente estudio que presentamos en Costa Rica(4) dábamos cuenta que la recaudación por el impuesto a las ganancias venía creciendo en los últimos años, siendo mayor la proporción recaudada por la cuarta categoría establecida por el impuesto, o sea, los salarios.

Señalábamos respecto a la proporción de lo recaudado sobre el PBI que hacia 1999 la recaudación por ganancias “...ocupaba alrededor del 3%; posterior a la caída por la crisis, continuó subiendo hasta establecerse en torno al 5% (2005-08), para volver a alzarse y posicionarse en el 6,33% del 2012”.

Al respecto se señala que el aporte de la recaudación por la cuarta categoría, es decir, lo que se retiene por salarios alcanza en 2012 al 3,4% del PBI. Eso significa que más de la mitad de la recaudación no provenía de ganancias empresarias, sino de afectación a salarios y explica los reclamos sindicales desde entonces hasta el presente por subir el mínimo no imponible o por eliminar el tributo a los salarios,

En la comparación resulta que para el año 1998, el conjunto de las 4 categorías del impuesto a las ganancias expresaban el 2,4% del PBI, y las categorías 1 a 3, o sea, la recaudación por las ganancias derivadas de la renta del suelo, de la renta del capital y los beneficios empresarios, alcanzaban al 0,8% del PBI, mientras que los ingresos de la cuarta categoría acercaban al fisco el 1,6% del PBI.

Para el 2005 ganancias aportaba el 4% del PBI, siendo el aporte de los salarios casi la mitad, el 1,9%, siendo reflejo de las mejoras en las ganancias de las empresas y la renta del capital. Aun así, el aporte vía salarios era muy importante fuente de financiamiento fiscal.

Como señalamos, en 2012, los ingresos fiscales por cuarta categoría alcanzan al 3,4% superando las ganancias provenientes de las inversiones del capital en sus diferentes variantes.

Se trata de un sin sentido de lo que por definición supone el tributo que debe recaer sobre las ganancias de la inversión de capital, que como vemos en el caso de la transnacional denunciada, se esconden, eludiendo y evadiendo, algo que los trabajadores regularizados no pueden hacer.

Según el estudio que presentamos, se estima la evasión en ganancias cercana al 50%, con lo que queda claro que son los trabajadores los principales sostenedores del regresivo régimen tributario en la Argentina y que convoca a una mayor severidad en el control de una práctica generalizada del empresariado hegemónico, en la Argentina y en el mundo para evadir y eludir impuestos.

Al mismo tiempo se impone la discusión de fondo sobre la pertinencia o no de gravar los salarios como si fueran ganancias, con mucho más lógica cuando una de las reivindicaciones en la coyuntura pasa por el debate sobre un bono de fin de año compensatorio por la inflación que deteriora los ingresos salariales.

Notas: Fuente: http://www.argenpress.info/2014/11/evasion-y-elusion-impositiva-de.html