El aumento de la desigualdad
social recorre el mundo
9 de noviembre de 2014
9 de noviembre de 2014
Un
nuevo fantasma recorre el mundo: el aumento de la desigualdad social. Todos los
indicadores y estudios dan cuenta que un número creciente de personas son cada
vez más vulnerables de caer en la
pobreza. A mayor pobreza, mayor riqueza: tal el signo de estos
tiempos.
Por Eduardo
Lucita / EDI.
A fines
del año pasado se conoció en Europa el libro del investigador francés Thomas Piketty, "El capital en el Siglo XXI".
La obra es todo un éxito de ventas y ha producido un verdadero impacto en los
círculos académicos, intelectuales y políticos, tanto europeos como
estadounidenses. Esa ola expansiva llegó también a nuestro país y próximamente
conoceremos la edición en castellano.
Semanas
atrás fue presentado en Madrid, por la secretaria general adjunta de Naciones Unidas,
el "Informe de Desarrollo humano 2014
(IDH/14)". El núcleo de este informe sostiene que el nivel
de desarrollo se ha incrementado a nivel global pero que el progreso es muy
frágil, tanto por las dificultades al acceso a los sistemas de salud,
educativo y a los sistemas sanitarios, como por la debilidad
en la esperanza de vida o el nivel medio de renta. Así crece el
riesgo de que un mayor número de persones caiga en la pobreza. Estas
tendencias se han agudizado a nivel mundial desde la crisis del 2008.
Pobreza y
desigualdad
Todos los
estudios disponibles muestran que los mayores niveles de pobreza y desigualdad
en el mundo tienen su contrapartida en una acumulación de riquezas y en un
"boom" de prosperidad que remite a los inicios del siglo XX. Cada
vez más una minoría de la población mundial es rica y una mayoría vive en
condiciones de pobreza y pobreza extrema.
Según el Informe
de FAO 2010 "Estado
de inseguridad alimentaria en el mundo",925 millones de personas pasaban hambre, de estos el
60 por ciento son mujeres, 1.500 millones vivían con un dólar diario y se
registraban 200 millones de desocupados. De la población mundial casi el
80 por ciento no contaba con una protección social integral, el 12% padece
hambre crónica y casi la mitad de trabajadores (más de 1.500 millones) tiene
empleos informales o precarios.
La
mayoría de quienes pasan hambre viven en países en desarrollo, representan el
16 por ciento de la población mundial y se concentran en regiones como el Asia
y Pacífico, el Africa subsahariana y del Norte y América latina. Un informe
actualizado seguramente diría que estos datos no se han mantenido, sino
agravado. El IDH/14 advierte que 800.000 personas que han salido de la pobreza en
las últimas décadas podrían volver a caer en ella, y nuevamente
sumarse a los 1.500 millones que viven en la miseria.
La
contrapartida es que el 5 por ciento de las personas más ricas del
planeta se apropian de 114 veces los ingresos del 5 por ciento más pobre.
Las mil personas más ricas del mundo atesoran una riqueza personal mayor a la
de 600 millones de personas que viven en los países de menor desarrollo. Pero
dentro de las primeras hay 85 personas, las más acaudaladas del mundo, que
acaparan la misma riqueza que los 3.500 millones más pobres, la mitad de los
habitantes del planeta.
En tanto
en el otro extremo la desigualdad se nutre de los trabajadores
migrantes, de la precarización laboral, de las minorías étnicas y de los grupos
sociales marginados de la producción y el consumo, que sufren
déficit alimentario, baja escolaridad, baja esperanza de vida, insuficiencias
de los sistemas de salud y del bajo acceso a los servicios esenciales.
También
en EEUU
A
mediados de este mes la presidenta de la Reserva Federal
(FED), Janet Yellen, manifestó su
preocupación porque el crecimiento de las desigualdades en EEUU trepó a su
punto más elevado en un siglo. Según la FED entre 1989 y 2013 los
ingresos del 5 por ciento de los hogares estadounidenses más ricos crecieron un
38 por ciento mientras que los del 95 por ciento subieron solo un 10.
La distribución de la riqueza muestra porcentuales aún peores: si en 1989 el 5
por ciento más rico se apropiaba del 54 por ciento, ese porcentual trepó al 63
en 2013.
Latinoamérica:
la mayor desigualdad
El continente
africano es el más pobre del planeta y comparte con el Asia meridional
liderar el ranking de zonas donde la pobreza es mayor. América
latina se ubica después de África.
Para la
Cepal, según datos del 2011, la pobreza disminuyó en la región y las tasas son
las más bajas de los últimos treinta años. Sin embargo, aún persisten 167
millones de personas en situación de pobreza, un 29.4 por ciento de la población. En nuestro
país las cifras no son demasiado confiables, pero es posible entre un 25
y 30 por ciento de la población pueda considerarse pobre.
Sin
embargo América latina es el continente que alberga las mayores desigualdades
sociales.
Luces y
sombras de Piketty
El éxito
comercial del libro de Piketty radica en que expone en forma radical esta
realidad global, ya en el prólogo expone su conclusión política: "Ya es
hora de volver a poner la cuestión de las desigualdades en el centro del
análisis económico". Nuestro autor califica al capitalismo posterior al
ciclo dorado 1945-1975, al que autores como E. Mandel o E.P.Thompson
calificaran como único e irrepetible, como un sistema que reproduce y amplia
las desigualdades, lo que podría socavar las democracias liberales.
Su tesis
principal es que en todo este período histórico la tasa de ganancias del
capital es superior a la tasa de crecimiento de la economía, por lo tanto la
riqueza se acumula más y más. Sin embargo el análisis se centra en la distribución de los
ingresos y no en la acumulación del capital y en la explotación del trabajo.
Y este es tal vez su punto débil porque acumulación de riqueza no es sinónimo
de acumulación de capital.
Tanto la
producción como el crecimiento están relacionados a la capacidad (de producción
/distribución) instalada. Esto es al capital físico, por lo tanto se trata de
que la riqueza se transforme en bienes de capital. Lo que sucede en estos
tiempos es que la inversión es baja, por eso se recrean una y otra vez las
diversas formas de valorización financiera en detrimento de las productivas. En
EEUU los 400 súper-ricos acumulan una fortuna estimada en 2,2 billones de
dólares, algo así como el PBI de Brasil, sin embargo la transformación en
bienes de capital es muy pobre, a tal punto que se habla de "huelga de
inversores".
Dos
enfoques
Al
momento de enfrentar la desigualdad es necesario distinguir entre el enfoque
centrado en la distribución de los ingresos -como suelen hacer centroizquierdista
y populistas varios- del que se centra en la acumulación y reproducción del capital -como lo hacen los marxistas-.
Para los
primeros se trata de sostener políticas públicas y fiscales orientadas a la
creación de empleo y mejoras en los ingresos. Un capitalismo humanizado, socialmente responsable,
"serio" si se quiere, es su paradigma. Para los
segundos la desigualdad es esencial al capitalismo, está en su ADN. Puede
achicarse o agrandarse la brecha según las etapas de la acumulación, pero no
erradicarse. Esto solo es posible cambiando las relaciones de producción y
transformando la sociedad.
Mientras
tanto, cuando entre nosotros hay tantos que se rasgan las vestiduras hablando
de la pobreza. Cuando
a los pobres se los cuenta de arriba para abajo y de abajo a arriba. Cuando más
de un socio-tecnócrata vive de los pobres y cuanto programa focalizado se ponga
en práctica no es ocioso señalar que el problema no es la pobreza. Que el
problema es la riqueza que para concentrarse necesita de la pobreza.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article8816
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