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19 de febrero de 2016

II. Ante la agudización del conflicto capital-vida, es necesario y urgente proponer alternativas que prefiguren y desarrollen en la práctica otras formas de organización social.

Alternativas para disputar 
el poder, el ser y el saber a las transnacionales
3 de septiembre de 2015

"Vivimos un momento de agudización del conflicto capital-vida, por lo que es necesario y urgente que nos empeñemos no sólo en resistir ante los embates del capital, sino también en proponer alternativas que prefiguren y desarrollen en la práctica otras formas de organización social. En este sentido, debemos iniciar y consolidar procesos de transición en defensa de la vida que nos permitan colocar diques de contención que frenen la actuación de las transnacionales, a la vez que nos posibiliten avanzar en la consecución de espacios emancipadores que escapen a sus lógicas."

Por Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate (Pueblos, nº 66, julio 2015)
Jueves 27 de agosto de 2015
Quienes asistieron al nacimiento de las primeras compañías comerciales en Holanda en el siglo XVII, quienes vivieron la aparición de las fábricas textiles en Manchester en el siglo XIX, e incluso quienes contemplaron la configuración de las grandes empresas fordistas y de los incipientes conglomerados corporativos estadounidenses a lo largo de los primeros dos tercios del siglo XX, no dejarían de mostrar su asombro ante el poder acumulado hoy en día por las empresas transnacionales. Es más, podríamos llegar a afirmar que el mismísimo Karl Marx (que no fue ni mucho menos ajeno a las dinámicas de centralización y concentración del capital) se quedaría perplejo si pudiera visualizar la dimensión global y el peso que las grandes corporaciones han alcanzado en múltiples aspectos de nuestras vidas, de todas y cada una de las personas y pueblos que vivimos en este mundo globalizado.
Es precisamente a partir de la actual fase de globalización neoliberal, iniciada hace cuatro décadas en el contexto de la crisis de los 70, cuando las tendencias expansivas de las empresas transnacionales se agudizan. Éstas se convierten en los agentes que con mayor fuerza impulsan una salida a dicha crisis desde el ahondamiento de los valores civilizatorios vigentes (ánimo de lucro, maximización de la ganancia, acumulación, crecimiento incesante), a través de una propuesta política conocida como Consenso de Washington(desregulación, apertura, flexibilización, limitación de las capacidades de los Estados). La implementación de dicha propuesta se ve favorecida por el disciplinamiento de la clase trabajadora, por un lado, así como por las mejoras tecnológicas en el transporte, la comunicación y la información, por el otro.
De esta manera, éstas asumen el papel de agente hegemónico de la globalización neoliberal y amplían no sólo su frontera espacial a lo largo y ancho del mundo, sino también su frontera sectorial (incorporando progresivamente al mercado capitalista y controlando ámbitos como la agricultura, los servicios, los bienes naturales, las patentes sobre la propia vida, etc.), e incluso su frontera política (alcanzando una capacidad de incidencia superior a la de los Estados y los pueblos).
Acumulan así un poder extraordinario que se expande más allá de lo económico y que se evidencia también en los ámbitos político, cultural y jurídico. En este sentido, y en lo que respecta al poder económico, las empresas transnacionales se sitúan en el centro de las grandes cadenas globales de producción, distribución, comercialización, finanzas y comunicación, lo que les permite acumular beneficios que superan en ocasiones las capacidades de los propios Estados. Algunos ejemplos: Wal-Mart, la mayor empresa del mundo, maneja un volumen anual de ventas que supera la suma del PIB de Colombia y Ecuador, mientras la petrolera Shell tiene unos ingresos superiores al PIB de Emiratos Árabes Unidos, al igual que el BBVA comparado con Guatemala.
Por supuesto, esta situación de privilegio económico se traslada de manera natural a un poder político creciente. Las multinacionales son las principales beneficiarias (y defensoras a ultranza) de la democracia de baja intensidad en la que vivimos, donde las decisiones se alejan de la ciudadanía y se toman cada vez más en ámbitos supraestatales (como estamos viendo en las negociaciones del TTIP [1] o del TISA [2]), sin las mínimas garantías democráticas de participación e información, y contando con la connivencia de Estados matrices y receptores, así como de las principales instituciones multilaterales, formales (FMI, OMC) o informales (G7). Es en este contexto y en estos espacios donde su capacidad de incidencia a través de lobbies se acrecienta, a la vez que, en sentido contrario, los Estados (y no digamos ya los pueblos) pierden peso específico. De esta manera, los gobiernos ven limitada su capacidad para actuar en defensa de la ciudadanía en espacios donde no tienen protagonismo. A su vez, la infiltración de las transnacionales en sus competencias y responsabilidades es tal que en muchas ocasiones los Estados priman la alianza con éstas frente a su compromiso con las mayorías sociales, bien sea por derrotismo (no hay alternativa), persuasión (empleo, negocios, inversión extranjera directa, etc.) y/o corrupción (sobornos, puertas giratorias, etc.), situando a las grandes corporaciones como agentes políticos de primer orden.
Pero, además, las empresas transnacionales acumulan también poder cultural, jugando un papel fundamental en la reproducción simbólica del sistema, convirtiéndose en sujetos activos en defensa de una civilización individualista, consumista, fragmentada y despolitizada. De esta manera, han entendido con claridad que su legitimación depende de los imaginarios colectivos, de los valores imperantes, para lo cual han llevado la cultura a su terreno (mercantilizándola en la medida de lo posible), a la vez que han diseñado, impulsado y generalizado un formato universal de sociedad, de ciudadanía global, y de saber y conocimiento, adaptado a la primacía del crecimiento capitalista y a la democracia de baja intensidad.
Finalmente, y como garantía para mantener todo este entramado de poder económico, político y simbólico, las corporaciones transnacionales acumulan un aplastante poder jurídico. Éste se muestra en una lex mercatoria (derecho fuerte, basado en una maraña de complejos tratados, acuerdos comerciales, de inversión, etc.) que se impone sobre la soberanía de los pueblos y sobre el marco internacional de derechos humanos (derecho débil), generando así una arquitectura de la impunidad que les protege y blinda jurídicamente de las posibles iniciativas populares y/o de los Estados.
El círculo se cierra. Pasamos del poder económico al político, y de éste al cultural, todo ello bajo un marco jurídico actualmente inexpugnable y que les favorece. Han conseguido, por tanto, ser el agente protagonista y hegemónico en nuestra realidad global, con una gran incidencia en múltiples ámbitos de nuestras vidas.
 
En el centro del conflicto capital-vida
La relación entre las empresas transnacionales y el sistema vigente es de absoluta simbiosis. Por un lado, es éste quien dentro de su propia lógica de reproducción ha posibilitado y favorecido el poder de las empresas transnacionales, frente al de las personas y pueblos. Por el otro, son las grandes corporaciones el agente fundamental y centro del sistema, quien lo valida y sostiene. Sistema y trasnacionales son por tanto hermanas siamesas imposibles de separar: éstas no sobrevivirían sin un modelo de sociedad que no primara los valores civilizatorios del lucro, ganancia, competencia y acumulación; mientras que el sistema no se podría trascender sin enfrentar explícitamente a las transnacionales. Su devenir camina entonces por la misma senda.
Es precisamente esta senda la que muestra hoy en día con toda crudeza su carácter desigual, ingobernable, violento e insostenible. Hablamos de crisis civilizatoria, atravesamos una crisis multidimensional cuya génesis situamos en el propio modelo de sociedad global imperante, cuyos parámetros de civilización básicos desde hace más de dos siglos (progreso, individualismo, crecimiento económico capitalista y democracia liberal-representativa) y cuyos principios fuertes (ánimo de lucro, ganancia, acumulación), agudizados en la actual fase de globalización neoliberal, nos conducen a un callejón sin salida.
Esto es fundamentalmente porque el propio sistema es incapaz de enfrentar esta situación en clave de bienestar, democracia, justicia y sostenibilidad, valores de segundo orden o incluso antagónicos con su propia naturaleza. Y es esta naturaleza la que lleva en su génesis una vulnerabilidad estructural que se manifiesta en un sistema de dominación múltiple que sufrimos las mayorías populares, de manera intensa pero desigual, y en el que se articulan capitalismo, patriarcado, productivismo, colonialidad y democracia de baja intensidad. Son precisamente las grandes corporaciones quienes se sitúan como agente necesario en dicha dominación múltiple. En este sentido, la primacía de sus valores y estrategias de mercantilización, centralización y concentración no sólo no ha conllevado la mejora económica prometida (cantidad y calidad en el empleo, prestación de servicios, inversiones, transferencia tecnológica), sino que ha generado unos impactos muy negativos en términos sociales, políticos, ambientales y culturales, sistemáticamente denunciados por personas y pueblos de todo el mundo.
Asistimos a una crisis que apunta a la raíz del sistema. Un sistema que de manera asfixiante y natural ha ido mercantilizando, dominando y arrebatando espacios a la democracia, a la humanidad, a la vida en definitiva, por lo que no puede ser reformado sino trascendido. Nos enfrentamos pues a un conflicto explícito entre la vida y el capital, en el que este último lamina las bases materiales de reproducción de la vida, se desarrolla sobre violencia y sobre crecientes desigualdades que afectan a grandes mayorías, y se muestra ingobernable a la hora de responder a criterios de justicia y sostenibilidad. Por lo tanto, el conflicto se acrecienta en la pugna entre las personas y los pueblos en favor de la vida, por un lado, y quienes la ponen en riesgo (el capital, las empresas transnacionales y sus alianzas), por el otro.

Los caminos se bifurcan y se hace más notoria la necesidad de confrontar propuestas, la urgencia por generar e implementar alternativas al statu quo. Como hemos dicho, sistema y grandes compañías son hermanas siamesas, por lo que es momento de disputar el poder, el ser y el saber a las transnacionales: disputar la soberanía y autonomía de las personas y pueblos para decidir sobre su presente y futuro; disputar la primacía de las lógicas de justicia y sostenibilidad frente a las del ánimo de lucro y el crecimiento incesante; disputar los diversos saberes populares frente al pensamiento único y corporativizado.
Alternativas a las transnacionales… ¿Hacia dónde?
Vivimos un momento de agudización del conflicto capital-vida, por lo que es necesario y urgente que nos empeñemos no sólo en resistir ante los embates del capital, sino también en proponer alternativas que prefiguren y desarrollen en la práctica otras formas de organización social. En este sentido, debemos iniciar y consolidar procesos de transición en defensa de la vida que nos permitan colocardiques de contención que frenen la actuación de las transnacionales, a la vez que nos posibiliten avanzar en la consecución de espacios emancipadores que escapen a sus lógicas.
Además, es posible. Así, y a pesar del poder omnímodo que acumulan estas empresas, hoy en día ya se están formulando e impulsando alternativas que confrontan directamente el poder corporativo. No se trata entonces de una esperanza basada en vagas utopías, sino más bien en prácticas existentes y en la creencia en la capacidad de la humanidad para tomar las riendas de su futuro. El reto consiste por tanto en cómo articularlas para ir progresivamente arrebatando espacios para la democracia, la igualdad y la sostenibilidad, desde estrategias políticas confrontativas y de disputa de espacios, valores y legitimidades.
Estas iniciativas son de una naturaleza muy diversa. En primer lugar, alcanzan diferentes intensidades dentro de la lógica de transición, desde la resistencia (ocupación de monocultivos por parte de campesinas brasileñas este 8 de marzo) hasta la propuesta alternativa (soberanía alimentaria, ecofeminismo, economía solidaria), pasando por la regulación (normas vinculantes y observatorios internacionales). En segundo lugar, son impulsadas por diferentes actores, como los movimientos sociales (nacionalización de sectores estratégicos, control público y/o social de los bienes naturales, reparto del trabajo), los gobiernos (leyes de regulación de la mercantilización de la información, normativa en defensa de derechos), las personas (consumo responsable, boicot) e incluso las propias empresas (democracia interna, primacía del trabajo frente al capital, tratamiento no capitalista del capital). Por último, y en tercer lugar, se formulan en función de los diferentes ámbitos competenciales de nuestra sociedad global, desde el territorio (mercado social, lucha contra la minería a gran escala), pasando por el Estado (nacionalización de la seguridad social), el nivel regional (como los valores de reciprocidad defendidos en ALBA-TCP [3]) y el internacional (propuesta del Tratado Internacional de los Pueblos [4]). Es por tanto fundamental reconocer, visibilizar, articular y vincular toda esta miríada de alternativas (las señaladas son sólo unos ejemplos) en una lógica de transición y de disputa integral respecto a las multinacionales.
No obstante, es necesario que en este punto nos preguntemos por el horizonte de nuestras alternativas. ¿Hacia dónde se dirigen? ¿Alternativas a qué y para qué? No toda propuesta tiene por qué ser considerada una alternativa al sistema actual por el hecho de no circunscribirse estrictamente a los parámetros y principios hegemónicos. Al mismo tiempo, no toda iniciativa nace desde una lógica procesual de transición, ni desde análisis certeros de la compleja realidad global estructurada en torno al sistema de dominación múltiple. Es en este momento donde se vuelve indispensable contar no con un modelo cerrado y universal, sino más bien con una serie de principios e ideas-fuerza que nos ayuden a definir cuáles son los horizontes de emancipación que nos pueden servir de referencia para reconocer, priorizar y construir alternativas.
Muchas son las perspectivas (economía feminista, ecológica, marxista, solidaria, soberanía alimentaria, decolonialidad, buen vivir, etc.) que aportan su granito de arena en este sentido. Sin ánimo de ser exhaustivos, y a modo de propuesta tentativa, planteamos a continuación una serie de ideas-fuerza que consideramos sugerentes: la centralidad de la sostenibilidad de la vida, frente a la que se otorga actualmente a la reproducción ampliada del capital; el reconocimiento y articulación de la diversidad, frente a la pretendida universalidad del modelo hegemónico y a la jerarquización de seres, poderes y saberes; la democracia participativa, que se contrapone a la democracia de baja intensidad actual; la relevancia de lo colectivo y de la comunidad frente al individualismo; la politización de lo cotidiano dentro de dinámicas que unen lo general con lo personal; y la confrontación con el sistema y sus agentes fundamentales, entre ellos las empresas transnacionales.
Aterrizando estas ideas-fuerza al ámbito socio-económico y a la disputa con las grandes corporaciones, proponemos una serie de claves que nos permitirían vislumbrar hacia dónde dirigir los esfuerzos en el impulso de alternativas:
 
n       asunción de los ciclos de energía, materiales y residuos;
n       gestión democrática de la demanda en relación con un consumo menor y más responsable;
n       democratización de las decisiones económicas (Estados, pueblos, comunidades, empresas, hogares);
n       desmercantilización capitalista de la economía (bienes comunes, propiedad pública y/o social);
n       redistribución y reparto equitativo de los trabajos;
n       redistribución igualitaria de los recursos;
n       democratización cultural (comunicación, conocimiento, etc.);
n       reconocimiento de economías diversas;
n       fomento de economías no capitalistas;
n       apuesta por sistemas económicos basados en la reciprocidad y la intercooperación.
Asistimos a un momento civilizatorio muy complejo, pero reiteramos la necesidad, la urgencia y la esperanza en visibilizar y construir nuevas sendas, nuevos horizontes por los que transitar, disputando el poder, el ser y el saber a las transnacionales. Es un compromiso de todas y todos, es nuestro compromiso.
Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate es coordinador de Paz con Dignidad – Euskadi e investigador delObservatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL).
Notas
[1] Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión entre EEUU y la UE (por sus siglas en inglés).
[2] Acuerdo Internacional de Comercio e Inversión de Servicios (por sus siglas en inglés).
[3] Alternativa Bolivariana para las Américas – Tratado de Comercio de los Pueblos.
[4] Hernández Zubizarreta, Juan; González, Erika y Ramiro, Pedro (2014): Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales: Una apuesta desde los movimientos sociales y la solidaridad internacional, Cuadernos de Trabajo / Lan-Koadernoak, Hegoa, nº 64.

I. Ante la agudización del conflicto capital-vida, es necesario y urgente proponer alternativas que prefiguren y desarrollen en la práctica otras formas de organización social.

Las diferencias de los K con los del Pro, no indican alternativas. 
Ambos menosprecian la vida.
Los resultados de cualquier extractivismo son:

Dólares para las transnacionales mineras, venenos para la comunidad
17 de febrero de 2016
Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez
La ecuación es sencilla: ganancias exorbitantes para los inversionistas; posicionamiento del gobierno ante los grupos económicos y de poder global y; secuelas de destrucción y pérdida de la riqueza nacional para las mayorías de población. En la escala menor del ámbito local se recibe más cianuro, mercurio, sulfatos, desechos, polvo, sustancias tóxicas, tala a máxima escala, pérdida de flora y fauna y sequía para distribuir entre la comunidad, la tierra y las fuentes hídricas.
El régimen Uribe estableció hacer de Colombia un país minero, y lo dejo consignado en el Plan Nacional de Desarrollo Minero y de Política Ambiental Visión Colombia 2019. A partir de esta decisión se conformaron los distritos mineros definidos conforme al grado de concentración mineral.
En 2010 la llamada Locomotora Minera del Presidente Santos, daba cuenta de 42 Distritos mineros en 328 municipios (pbi.colobia.org, boletín 18, 2011), en los que la extracción de recursos minerales se convirtió en una prioridad al servicio de las transnacionales, que disponen del país a su antojo en ejecución de la política de consolidación de la inversión extranjera en Colombia. Entre los principales beneficios se destaca por ejemplo que en ese mismo año, 2010, solamente tributaron un monto de 5.6 billones de pesos, cuando debían haber pagado 15,3 billones de pesos. Adicionalmente el beneficio se extendió a descontar en impuestos el pago de regalías y no cobrar suma alguna por la renta producida debida a cambios de precios del mercado, es decir la regalía le resulta igual si la onza de oro vale cien o vale mil dólares, lo que en cambio no ocurre con el precio de la gasolina, los alimentos o los arriendos. El desequilibrio en la tributación con garantías permite establecer que el país nacional, empobrecido y endeudado prácticamente paga para que se lleven la riqueza colectiva.
Las transnacionales a 2010 casi habían duplicado la producción y multiplicado las ganancias. Los precios del carbón pasaron de 90 a 160 dólares por tonelada y la onza de oro de 700 a 1800 dólares. La ecuación es sencilla: ganancias exorbitantes para los inversionistas; posicionamiento del gobierno ante los grupos económicos y de poder global y; secuelas de destrucción y perdida de la riqueza nacional para las mayorías de población. En la escala menor del ámbito local se recibe más cianuro, mercurio, sulfatos, desechos, polvo, sustancias toxicas, tala a máxima escala, perdida de flora y fauna y sequía para distribuir entre la comunidad, la tierra y las fuentes hídricas.

 
La confianza inversionista ha adelantado sus triunfos asociada a la seguridad democrática que convirtió en enemigos a los pequeños y medianos mineros, y en corto tiempo ha logrado un rápido enriquecimiento para las empresas transnacionales y daños irreversibles acompañados de un envenenamiento lento de mediano plazo para los verdaderos dueños de esa riqueza.
Las cifras de la relación extracción-daño irreversible llaman a la reflexión ahora que vienen tiempos de una paz acordada, propicia para recuperar la memoria y también la soberanía. Para extraer una onza de oro se destruye una tonelada y media de roca y la mina se gasta el agua que podría consumir una familia campesina en 20 años (migrantelatino.com/Francisco Real). El resultados final es de mas de mil dólares que crecen en el mercado para los inversionistas y nuevo veneno para los pobladores que reciben en promedio 40 gramos de arsénico, 10 de cromo, 170 de plomo y 70 de Zinc (Minería en Colombia, 2013). El proceso productivo por ser expansivo provoca la perdida de soberanía alimentaria, modifica el curso de ríos y quebradas y aumenta el riesgo sobre la vida e integridad de las comunidades expulsadas con las reglas de la nueva territorialidad de la mina, o desplazadas de manera forzosa por la seguridad armada de la mina. Una situación similar ha ocurrido en la escala nacional con las siete bases militares militares americanas instaladas en medio de la mejor biodiversidad, que han creado su propia territorialidad y que en tiempos de paz están llamadas a ser desmontadas, máxime si la ONU viene a verificar el cese de fuegos internos.

La industria minera no respeta derechos, ni de humanos, ni de la madre tierra, sobre todo porque no es cierto que haya una minería sustentable. Justificar que lo es es distorsión, engaño. El empobrecimiento y extracción de riqueza mineral en el el siglo XXI, tiene a su favor la desesperanza, las carencias y las necesidades insatisfechas de las mayorías de población, que le hacen fácil al gobierno cumplir sus metas y a las transnacionales adelantar el ciclo de bonanza, destrucción y empobrecimiento, guiado por el proceso privatizador de los bienes y que además del despojo patrimonial provocan desastres ambientales y descomposición social y cultural de comunidades.
Las principales zonas de incidencia minera en Colombia están empobrecidas, sin agua potable, sin atención sanitaria, con deficitarios servicios de educación, con hambre, con presencia paramilitar activa y con conflictos sociales latentes. Mientras tanto las empresas mas conocidas que dan cuenta de la efectiva confianza inversionista aumentan sus incalculables fortunas destacándose la Anglo Gold Ashanti Colombia S A., tercera productora de oro en el mundo, con 406 títulos mineros; Minerales Andinos de Colombia (Gran Colombia Gold) de capital canadiense cuyos accionistas mayoritarios son los mismos del Grupo Pacific Rubiales y la ex canciller María Consuelo Araujo, con 111 títulos mineros (las2orillas 2013, G.Rugeles); Negocios Mineros S.A., con 88 títulos; Continental Gold De Colombia con 67 títulos; Mineros S.A con accionistas como el Grupo Colpatria y Financiera Colombiana controlada por Ardila Lulle con 67 títulos y una producción anual aproximada de 120 mil onzas de oro.
Minería transnacional significa privatización, contaminación del agua, destrucción del entorno, elevado uso de energía, degradación de derechos y detrimento de la calidad de vida por enriquecimiento ajeno, lo que permite vislumbrar que crecerá la movilización social por la recuperación y defensa del agua, pero además por la recuperación de la soberanía y autodeterminación en todos los planos de la vida política, social,económica, ambiental y cultural.
8 Febrero 2016
Fuente: http://www.dariovive.org/?p=7815

Al preguntársele sobre la quita de retenciones a las mineras, respondió que las aumentaría y enseguida se refirió a la refinación como en 2009:

La producción minera en el pais

Definir el modelo


Por  Federico Bernal

(...)En conclusión, la minería en la Argentina debe pensarse y practicarse bajo la modalidad de ¿un país agrícola-ganadero (o en el mejor de los casos, agroindustrial)?, o bien ¿de uno decidido y encaminado a abandonar su aparentemente eterno subdesarrollo? Y aquí es justamente donde la crisis internacional puede ayudar a una definición a favor de la segunda opción. Con la comprobación del reposicionamiento mundial del oro como activo estratégico fundamental a la hora de edificar y proteger la seguridad económica y financiera de los países, resulta irracional la profundización del perfil netamente exportador de la minería aurífera en la Argentina. Mientras tanto, las “revolucionarias” compañías mineras nucleadas en el World Gold Council –muchas de las cuales son además las principales operadoras auríferas en la Argentina– sugieren como prudente un aumento del porcentaje de la “reliquia bárbara” (parafraseando a Keynes) en las reservas del Banco Central, llegando inclusive hasta insinuar hacerlo comprando la producción doméstica". Leer


17 de febrero de 2016

Aporte al enfoque de otra comunicación, la emancipatoria.

Quienes nos identificamos de izquierda y militamos por otra comunicación,

estamos interpelados por el desafío de 

posibilitar el Nunca Más al capitalismo.
   

  • Elena Cedrón
    Llevar a cabo tal objetivo nos plantea realizar lecturas de la realidad que procuren  facilitar la comprensión mayoritaria sobre cómo irse (individual o grupalmente) situando en el trasfondo de coyunturas y ver, de modo concreto,  potencialidades e imprescindibilidad de cambios estructurales. Aclaremos mediante el disenso con la nota de un verdadero militante del periodismo por su consecuencia  en instalar la agenda pública sobre luchas de  pueblos planetarios. Leer  La crítica entonces es con todo respeto y se refiere a:

    • El uso de “Si tocan a uno nos tocan a todos” por la defensa a Milagro Sala que la desconoce como guardiana de la seguridad de negocios lícitos e ilícitos del gran capital en Jujuy, provincia con enorme proporción de desposeídos y trayectorias históricas de trascendentes luchas abajo. Tergiversa la consigna que se originó y se desarrolló en la militancia subversiva de las asambleas entre 2001-2002 y desde 2006 por la Unión de Asambleas Ciudadanas. Su significado y sentido fue crear solidaridad entre las organizaciones en lucha contra el Estado de la clase burguesa en esa rebelión del pasado. Durante el gobierno K se concreta contra el modo de producción y desarrollo del capitalismo local del mundializado que es el extractivismo. Hoy, por el contrario, se la está empleando para seguir en el capitalismo y por eso, se restringe la lucha a ir contra Mauricio Macri y olvidar (e incluso glorificar) más de una deKada a favor de la maximización en la acumulación oligopólica de riquezas y poder, como lo ratifica la expansión del extractivismo y del capital financiero.
       
    • La advertencia de: "cierto grado de madurez de los distintos matices de la izquierda argentina en que el sectarismo queda a un costado y triunfa la idea de sumar voluntades para enfrentar al enemigo común. Como ocurriera recientemente en protestas similares, en esta gran movilización nacional, pudieron verse banderas de organizaciones peronistas y de la izquierda, enredadas en la exigencia de que se libere a la referente jujeña encarcelada". 

    • Personificar el sistema mundo capitalista en Mauricio Macri es persistir en la impunidad del poder real cuyos intereses lucrativos fueron priorizados por sobre la vida y la dignidad humana de las grandes mayorías mediante la dictadura genocida y la democracia tutelada. De ahí que hoy, frente al destape de la gran burguesía local e imperialista, la interpelación a las izquierdas es utilizarlo para instalar en la agenda pública las razones y posibilidad del Nunca Más al capitalismo. Pero, al seguir la defensa de quienes fueron fundamentales para la continuidad y profundización (tanto de la concentración como de la transnacionalización económico territorial) durante más de una deKada, hay subordinación a las reglas de juego del sistema mundo en vez de plantearse ponerlas en debate de una creciente mayoría.

      Tampoco  homologo la masacre de Puente Pueyrredón en ese 26 de junio de 2002 con la detención de Milagro Sala o la movilización piquetera de fines del siglo pasado y comienzos del XXI con las organizaciones    institucionalizadas de hoy. 
      Leer 

      Tamb
      ién cabe reflexionar sobre: -el fundamental papel de Cristina Fernández y el PJ en culminar la degradación de la democracia tutelada que auspició la actual presencia y dirección desembozada del poder real; 
       -la  predominancia de la lectura binaria o maniquea que el kirchnerismo desplegó y hoy la aprovechan tanto Cambiemos como los K. Estos últimos llegan, en su decadencia, a lanzar la convocatoria irresponsable a afiliarse masivamente al principal e imprescindible gestor de la acumulación gran capitalista por desposesión de bienes comunes y por superexplotación laboral.
       
    • La interpretación unilateral de: "otra protesta, esta vez de características gremiales, preocupa al Presidente y llegó a generarle malestar en su cita de Davos con los magnates soeces del planeta. Se trata de la amenaza de una huelga general petrolera, que dejaría sin gas ni combustible a todo el país. La luz roja fue encendida en la Patagonia esta semana, cuando una asamblea de 15 mil trabajadores dio un plazo de 5 días para que cesen las suspensiones masivas y la amenaza de despidos". El relato  no aporta a cuestionar  la exportación petrolera a beneficio exclusivo de oligopolios locales e imperialistas que, aún más, nos fuerzan a subvencionarlos para contrarrestar la caída global del precio del barril de crudo.
"En el mundo está debajo de u$s 30 y el gobierno lo sostiene en u$s 60. Un costo de más de u$s 12 millones por día". Leer
Examinemos:
El Escandaloso Subsidio Petrolero
16 de septiembre de 2015

Por Félix Herrero

(...)2. El Escándalo ¿en qué consiste? Los que extraen (el petróleo no se produce) petróleo en Argentina reciben un subsidio singular en el mundo actual. En Argentina, siempre lo dijimos, el precio del petróleo no debía ser el internacional (que por supuesto no surge del mercado, es decir del corte de las rectas de la oferta con la de la demanda) sino que debería referirse al costo nacional más un tasa de ganancia que permita la expansión y la premiación a la inversión. Pero ahora, Argentina no sigue el precio internacional, pero tampoco el de su costo interno, sino una imprecisa y caprichosa fijación que nada tiene que ver con el precio internacional: 77 d/b no es 44 d/b en el petróleo de la fecha mencionada y 7,50 dólares no es 2,50 dólares el millón de BTU que es el costo y el precio en varios de los nodos de distribución del gas natural en Estados Unidos.
El escándalo de este subsidio consiste en que en el momento en que el Estado nacional tiene un déficit fiscal importante (1.300 millones de dólares) subsidia a las compañías petroleras internacionales (IOC en inglés) que tienen ganancias (si bien en 2015 descendieron, en promedio estaría en un 9% sobre las ventas, y en el caso de ExxonMobil cerca del 19%).
3. La historia del escándalo. La explotación fraquinera fue la justificación del subsidio. Como su explotación, en promedio, exige gastos de inversión tres veces al del petróleo convencional y los gastos operativos lo doblan, se trató de convencer que para poder lograr el autoabastecimiento había que invertir en Vaca Muerta, y que para ello se debía auxiliar con precios elevados más que los internacionales Pero el curro extendió el subsidio económico al total de  la extracción de petróleo y gas natural, sea convencional o no-convencional. Esta nueva política de subsidios fue legalmente sustentada por los contratos secretos con Chevron, Dow Oil, Petronas y Sinopec, con la reforma de la Ley de Hidrocarburos, con el Decreto de fomento para el autoabastecimiento de hidrocarburos número 29.007, y con resoluciones de un ente coordinador de políticas hidrocarburíferas y de la secretaría de Energía.
Hay que hacer conocer la Tesis Hidrocarburífera del Escandaloso Subsidio Petrolero de Argentina (The Spar, en inglés espato, o baritina, componente del barro o lodo que se aplica al trépano cuando se hacen las perforaciones). Por su parte, los gobernadores de las diez provincias petroleras (justicialistas menos Mendoza, Río Negro y Neuquén), proponen que en el caso que ganara la presidencia el gobernador de Buenos Aires se mantenga el subsidio petrolero nido de la corrupción. Claro que se va dejando de usar el término subsidio, al que se reemplaza con palabras eufemísticas como compensaciones o adicionales.
4. El  cálculo anual de la estafa. El cálculo es por demás sencillo, pero no siempre se cuenta con toda la información necesaria, gracias al secretismo cada vez más utilizado: si al valor subsidiado de 77 d/b le restamos el precio internacional (WTI 44,62 el 14 de setiembre) obtenemos el valor del regalo a las compañías, o sea 27 d/b. Si al subsidio lo multiplicamos por la extracción anual de nuestro país, tenemos el monto aproximado del subsidio a las petroleras, o sea alrededor 5.700 millones de dólares, un cálculo a propósito estrechado por varias razones (el barril vale en Argentina menos que el internacional porque no es dulce, ni liviano y tiene lejanía de los mercados internacionales), no toma en cuenta los valores de 3 dólares que se otorgaban durante los primeros meses de 2015 y finales de 2014 por aumento de extracción, y por incremento de exportación (se sigue exportando pesado de Cerro Dragón). A todo esto se deber sumar el subsidio empresario por la extracción de gas (7,50 dólares por Mbtu sobreelevando los 2,50).
No es materia de eufemismos el subsidio. Es simplemente subsidio económico sin incidencia social, porque lo pagan las clases (¿medias’) cuando cargan el tanque de sus coches o el Estado nacional con el dinero que en una economía fiscalmente regresiva y poca progresiva lo soportan los sectores sociales de menores ingresos.
(...)
Leer 

Agreguemos:

DOCUMENTOS

¿Por qué aumenta la nafta?
20 de agosto de 2015
Por: redacción ×
Desde el Instituto IPyPP, que coordina Claudio Lozano, un informe explica por qué suben los combustibles mientras baja el petróleo.
El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) bajo la coordinación de Claudio Lozano, presidente del bloque Unidad Popular, elaboró un informe denominado “Los ganadores ocultos de las PASO: sobre el aumento del 2,5% en los combustibles” , dando cuenta de este aumento mientras en el mundo baja el precio del barril del petróleo.
Para Lozano, “la señal de aumentar inmediatamente después de las elecciones un 2,5% el precio de los combustibles internos, y su virtual ocultamiento por parte de los tres presidenciables del sistema (ninguno salió a cuestionarla) indica lo que no se debate en las elecciones: su convalidación, mantenimiento, y las coincidencias de fondo de los supuestos competidores presidenciales”.
Para el informe, el aumento -que eleva  en un 8,5% y 10% el precio de los combustibles en lo que va del año-, “expone la mentira del Gobierno de intentar hacernos creer que baja los precios del combustible al compás de lo que pasaba en el mercado mundial”.
Mientras en el mundo el precio del barril del petróleo registra una caída del orden no menor del 45% desde junio del 2014;  los combustibles en nuestro país aumentaron en el mismo período un 109%”, agrega.
El informe también detalla que precio del barril internacional se ubica en U$S 45, y el precio interno se ha fijado en U$S 77 en un contexto donde su costo de producción está por debajo de los U$S 14.
“En lugar de tener precios más bajos que los internacionales dado que contamos con el recurso a un costo menor, convivimos con el absurdo de que convendría importar petróleo puesto que su precio es menor que el que el Gobierno fija en el mercado interno”, reflexiona Lozano.
A continuación, reproducimos el informe.

Los ganadores ocultos de las PASO

Sobre el aumento del 2,5% en los combustibles
Informe elaborado por Gustavo Lahoud. Coordinación: Claudio Lozano – Tomás Raffo. Concluye:

En definitiva, el conjunto de políticas gubernamentales dirigidas al mercado hidrocarburífero, generan un proceso de permanente transferencia de recursos desde el sector público y los consumidores, que es la tendencia que el actual “encapsulamiento” en el funcionamiento del sector hidrocarburífero refuerza y consolida.
Es esta situación regresiva, justamente, la que debe modificarse a través de instrumentos de intervención pública sobre el mercado, de forma tal que los continuos aumentos de precios en los combustibles líquidos, decididos en forma colusiva por un sector concentrado de la actividad hidrocarburífera, no se transformen en la permanente variable de ajuste sobre los bolsillos de los contribuyentes y sobre el sector público en general, que sigue subsidiando, por diversas vías, el funcionamiento rentístico del mercado de los hidrocarburos. (…)

 
En fin, desconoce el afianzamiento K de la subsunción del trabajo al capital y de la economía de enclaves que subyacen en la extracción de hidrocarburos. Reflexionemos sobre "Comodoro Rivadavia, un mal desarrollo" por Maristella Svampa  Leer y en "Petróleo: produciendo contaminación" por Leandro Yanson / Red Eco Leer

Precisamos, quienes estamos comprometidos con ir facilitando otra comunicación,  realizar el viraje de la lectura binaria o maniquea que instaló el kirchnerismo y hoy sigue hegemónica (por el juego de ambos bandos) hacia la contextualización de la realidad de Argentina en el sistema mundo. Implica instalar una visión en perspectiva y anticipatoria de los acontecimientos que permita construcciones de poder hacer transformaciones a la plebeya y no quedarse en falsas polarizaciones que bloquean el imprescindible Nunca Más al capitalismo ni actitudes corporativas como el centrarse en Milagro Sala mientras se desatiende e invisibiliza la lucha asimétrica del segundo acampe de Andalgalá Leer y del bloqueo a Monsanto en Malvinas Argentinas (Córdoba). Leer