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30 de junio de 2012

IIRSA prueba qué tipo de integración sudamericana se está concretando, tampoco el bienestar y soberanía popular puede darse bajo el extractivismo


Comunicado de Prensa de la Asamblea Popular por el Agua

Los días 28 y 29 de junio se realiza en Mendoza el encuentro de los países miembros del Mercosur, el cual tiene el objetivo de seguir manteniendo los lazos actuales de comercio y profundizar el actual desarrollo económico.

Más allá de la integración latinoamericana, con la cual estamos en total acuerdo, no podemos dejar de mencionar la profundización de políticas económicas que atentan contra nuestros pueblos. Estas políticas no son en beneficio de la sociedad en su conjunto sino de las corporaciones extractivistas, favoreciendo a inversores extranjeros y a un apuñado de acomodados de cada país.

Podemos ver este tipo de políticas en muchos de los países de América del Sur, algunos de ellos miembros del Mercosur. Tal es el caso de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina, en donde se postula a la megaminería como solución a todos los problemas económicos que nos aquejan. Megaminería significa: leyes blandas, compra de voluntades, promesas mentirosas sobre un supuesto progreso, atropello de comunidades, discursos extorsivos sobre la necesidad de aún más metales (siendo que en América Latina se está extrayendo el triple de lo que en ella se usa), lavado de imagen de las empresas mineras y extractivas en general, leyes antiterroristas para la represión de la protesta social. 

El agronegocio, que trae consigo monocultivo, fumigaciones, desmontes, pérdida de biodiversidad, expulsión de campesinos y empobrecimiento del ámbito rural, entre otras maravillas, forma parte también de este paradigma extractivista. En estos días el negocio sojero, a través de la empresa Monsanto, ha mostrado su poder de derribar gobiernos en el golpe parlamentario cometido en contra de las instituciones democráticas en el Paraguay (http://www.atilioboron.com.ar/2012/06/lugo-y-la-conexion-del-agronegocios.html). Esto nos hace preguntarnos: ¿es posible la integración latinoamericana bajo la conducción de las corporaciones del extractivismo, como las mineras y Monsanto? Creemos que no.

Las políticas extractivistas y depredatorias tienen nombre en Latinoamérica: IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), que es el proyecto impuesto por los grandes poderes en Sudamérica para el saqueo y la contaminación. Muchas de las obras que parecen traer desarrollo y bienestar (rutas, tendidos eléctricos, puertos, ferrocarriles) y algunas otras que ni eso aparentan (centrales nucleares, hidrovías, represas en llanos), son verdaderas venas por donde se desangra nuestro continente, rutas del saqueo, reguero de contaminación y corrupción(http://www.proteger.org.ar/iirsa/pagina.php?id=2).

Este modelo geopolítico tiene un fin: seguir ofreciéndole materias primas a un sistema mundial que devora combustibles fósiles y emite contaminación, que fumiga a las personas y produce alimento balanceado a base de soja, que contamina el agua y almacena oro en los bancos de los países centrales. La verdadera distribución de los ingresos, la sustentabilidad ambiental, el bienestar de los pueblos jamás será llevado a cabo bajo un sistema y un gobierno que alienta a las transnacionales del extractivismo a venir a saquearnos (http://www.youtube.com/watch?v=N0UGR_UvcGA&feature=share).

Los pueblos se integran en sus sentires, en sus culturas, en su diversidad. El siglo XXI no será el de los grandes desarrollos, porque el planeta no da más. Fracasarán Cumbres, encuentros, foros, economías si no nos damos cuenta de que el único desarrollo posible es el desarrollo a escala humana, el buen vivir, la solidaridad. Desde la Asamblea Popular por el Agua le decimos NO A LA INTEGRACION CAPITALISTA DEL MERCOSUR, SÍ A LA INTEGRACIÓN PARA LA DEFENSA DE LOS BIENES COMUNES.

¡NO al saqueo y la contaminación de los bienes comunes en Latinoamérica!
¡NO a la megaminería, los agronegocios, las pasteras y el extractivismo!
¡SÍ a la solidaridad, a la diversidad, a la hermandad de los pueblos para el buen vivir!

Contactos de Prensa:
Gabriel: 261-5337151
Matías: 261-5073690

15 de junio de 2012

La Presidenta contra la depredación de los recursos en Las Malvinas pero en el país son los pueblos y asambleas que luchan en defensa de los bienes comunes y por soberanía


Río+20, del Desarrollo Sostenible al Capitalismo Verde

Luego de 20 años, se vuelven a reunir en la Cumbre de RIO+20, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, volverá a reunir a líderes de los principales países industrializados y  a referentes de las grandes corporaciones, entre distintos actores vinculados al debate sobre el futuro de los recursos naturales y los procesos productivos.

Al igual que hace 20 años, el eje central del debate y las negociaciones giraran en torno a la profundización de los modelos productivos vigentes, el mercado y el consumo de estas economías hegemónicas.

Como resultado de Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo realizada en 1.992, se elaboro la Agenda 21 que sintetizo recomendaciones y acciones para promover el desarrollo sostenible.

Si bien en este programa se tomaron muchos planteos sobre el cuidado del ambiente y la salud, a lo largo de estos 20 años, con plena hegemonía del pensamiento neoliberal, se avanzo en sentido contrario al concepto de “sustentabilidad” y se consolido un modelo extractivista y de gran rentabilidad a corto plazo, que hoy se profundiza no solo en los países del primer mundo, sino en las economías “emergentes”.

En esta oportunidad, los debates se centrarán por un lado sobre una economía verde en el contexto de la erradicación de la pobreza desde el desarrollo sostenible, y otro referido al marco institucional para el desarrollo sostenible; ambos ejes se abordaran desde lo que se denominan 7 cuestiones críticas, que requieren debate y atención prioritaria, y que son: puestos de trabajo decentes, la energía, las ciudades sostenibles, seguridad alimentaria y la agricultura sostenible, el agua, los océanos y de preparación para casos de desastre.

Esta  cumbre tendrá varios condicionantes, distintos a los de 20 años atrás; los principales son el deterioro ambiental, producto del desarrollo “NO” sostenible y la profunda crisis económica del capitalismo neoliberal de los países centrales y la “disputas” de estas economías con las emergentes, no solo por los mercados, sino por la “apropiación” de las reservas de recursos naturales renovables y no renovables.

Pero así, como a principios de los 90, en nombre del desarrollo sostenible, se avanzó en sentido contrario, es muy probable, que las transnacionales y las economías más importantes, impongan nuevos criterios y a partir de esta cumbre empecemos a hablar de lo que Barack Obama ha dado por llamar el Green New Deal o “Capitalismo Verde” y se refuercen algunos conceptos como la Responsabilidad Social Empresaria o la tan mencionada “Licencia Social”, “Energias Limpias”, términos que empiezan a reordenar los ejes del discurso justificador de estos emprendimientos extractivistas.

Frente a esta avanzada, numerosas organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, culturales e incluso algunos Países (víctimas del saqueo), nos estamos agrupando en la Cumbre de los Pueblos, que se realizará paralelamente a RIO+20, para debatir una agenda, cuyos ejes centrales será la construcción de alternativas al modelo extractivista, cuyo base de sustentación sea el respeto de los bienes naturales y de los seres humanos.

Este debate que se está por realizar tanto en la cumbre convocada por Naciones Unidas, como el que se llevará a cabo en la Cumbre de los Pueblos, encuentro paralelo organizado por movimientos sociales, ambientales, culturales y representaciones políticas de numerosos países, tienen su correlato en la realidad concreta y en el futuro de nuestra provincia.
 Capitalismo  verde  en  el  Chaco

Los anuncios oficiales del gobierno provincial sobre la entrega de tierras vía CORFOR para su explotación a capitales extranjeros como los Saudíes de All Korayeff o los norteamericanos de Forbes Energy; el financiamiento con dinero público de todos los chaqueños a empresas como Tres Arroyos o Vetorial, la falta de controles reales y serios frente al desmonte indiscriminado del bosque chaqueño para emprendimientos silvopastoriles de dudosa efectividad o las fumigaciones aéreas que contaminan el suelo y el agua y afectan a las poblaciones cercanas a las mismas, y que según fuentes oficiales, han tenido un impacto negativo en la salud y calidad de vida de las mismas.

Todo indica, que el poder político que gobierna nuestra provincia, ha decidido avanzar y profundizar a como de lugar este modelo extractivo, depredador y de enorme rentabilidad a corto plazo; ya esta trabajando y sumando a su discurso y puesta en practica de lo que acordarán los países y transnacionales mas poderosas del mundo, muy pronto escucharemos a nuestros funcionarios hablar de “economía verde”, y de ofrecer acciones  en “mercado de carbono”, inversiones atractivas en los “mercados de servicios ambientales” o de “compensaciones por biodiversidad” y por supuesto, lo acompañaran con la justificación que solo a través de esto, nuestra provincia resolverá la falta de empleo y la pobreza.

Recientemente, nuestra provincia fue noticia a partir de las denuncias sobre el desmonte ilegal del bosque chaqueño, esta situación grafica muy bien el nuevo paradigma denominado capitalismo verde, especialmente en lo que se denomina mercado del Carbono, ahora, violando todas las normativas, avanzan en la deforestación indiscriminada, para dentro de unos años, volver a reforestar, no con las especies nativas, sino con Eucaliptos u otras especies más rentables, estas reforestaciones en forma de “bonos de carbón”  se “venderán” en las bolsas de comercios a empresas de los países centrales, para que éstos sigan contaminando en sus países de origen.

Es decir, las mismas transnacionales que contaminan, no sólo se “adueñarán” de nuestros bosques, sino que “privatizarán” y controlarán hasta el aire que respiramos; un negocio redondo del que varios querrán ser parte en detrimento de las grandes mayorías.
Pero los “bonos de carbón” son sólo una parte de la venta de servicios ambientales, las otras variantes también se aplicarán en nuestra provincia y el conjunto de chaqueñas y chaqueños seremos afectados por ellos.   

Esto nos obliga a pensar, no sólo cómo resistimos la profundización del modelo, sino cómo desarrollamos un modelo productivo que produzca sustentablemente respetando y cuidando nuestras riquezas, industrializando en origen las materias primas, generando trabajo para nuestra población o buscamos el camino más corto, entregando nuestro territorio a esta nueva forma de colonialismo, violando nuestra soberanía y leyes y exponiendo al riesgo ambiental, social y atentando contra el futuro de las generaciones de chaqueños.

Marcelo Salgado
Coordinador

Fuente: isepci chaco isepci chaco@gmail.com 


9 de junio de 2012

“Es necesario avanzar en la construcción del vivir bien en las poblaciones de las Américas”

Rechazar contundentemente la agroindustria, el agro negocio, los biocombustibles y/o agro combustibles, el monocultivo, los transgénicos, los agro tóxicos y agroquímicos.


“Es necesario avanzar en la construcción del vivir bien en las poblaciones de las Américas”

Por  Encuentro Internacional de Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas

Los problemas actuales de los países en vías de desarrollo tienen que ver con los impactos de las múltiples crisis: energética, financiera, climática y alimentaria. La crisis de alimentos se manifiesta en la mayor demanda de alimentos, el incremento y mayores variaciones en los precios de los alimentos, así como en los crecientes conflictos por el acceso a la tierra y el agua.
Asimismo, los procesos de producción de alimentos se agravan con la competencia generada por la producción bioenergética y de biocombustible, dependen cada vez más de una economía global y de la privatización del uso de semillas y están sujetos a la creciente escasez del agua y el cambio climático.

En este sentido es necesario avanzar en la construcción del vivir bien en las poblaciones de las américas, que significa el establecimiento de las condiciones materiales y espirituales para el desarrollo pleno de los individuos y de la sociedad en armonía con la naturaleza.
Ante el debate internacional, los pueblos reunidos en la Cumbre Mundial de la Alimentación - Vía Campesina (Roma, 1996); el Foro Mundial Sobre Soberanía Alimentaria (Habana, 2001); la Cumbre Mundial de la Alimentación (Roma, 2002); el Foro Social Mundial 2007 (Mali, 2007) y la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (Bolivia, 2010), han afirmado que la Soberanía Alimentaria es “el derecho de los pueblos a definir su propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria de comercialización y de gestión de espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental”.
POR TANTO:
Las Organizaciones Sociales y Sociedad civil reunidos en el Encuentro Internacional de Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas, realizado en Tiquipaya Cochabamba – Bolivia los días 3, 4 y 5 de Junio del año 2012
RECOMIENDAN:
1. Es fundamental y de prioridad dar cumplimiento al Derecho Humano a la Alimentación, para garantizar, una vida digna, soberana y plena para el vivir bien de todos los pueblos del mundo.
Este Derecho, será aplicable en la medida en que los Estados, puedan construir su propia Soberanía Alimentaria, ejerciendo la potestad de definir sus propias políticas, de producción, transformación y comercialización, de acuerdo a sus costumbres.
2. Desarrollar mecanismos de protección para evitar la mercantilización de los recursos genéticos, la privatización del agua, biopiratería y traslado ilegal de material genético, extranjerización de la tierra y la participación de monopolios y/o oligopolios en la producción y comercialización de semillas y alimentos. Todo esto dentro el ejercicio soberano de los Estados sobre aspectos de producción, acceso y consumo de los alimentos en su territorio priorizando la producción y consumo nacional de alimentos.

Posicionamiento anticapitalista hacia Río+20 de los pueblos indígenas andinos y sus organizaciones


Por un nuevo paradigma civilizatorio: 
Buen Vivir en armonía con la Madre Tierra para garantizar la vida


Por Minga Informativa de Movimientos Sociales

Los pueblos indígenas andinos y sus organizaciones nos dirigimos a los Estados miembros de las Naciones Unidas, a sus representantes en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20, a las instituciones financieras internacionales, a las empresas multinacionales, a los movimientos indígenas y movimientos sociales del mundo, para plantear nuestras propuestas, sustentadas en nuestros saberes y prácticas ancestrales del Buen Vivir como alternativas a la crisis climática y a la crisis de civilización que sacuden el planeta; para decir que es indispensable y urgente que Río+20 signifique la ruptura con el capitalismo desarrollista depredador y la adopción de un nuevo paradigma civilizatorio sustentado en el diálogo y la armonía con la Madre Tierra.
Estamos convencidos de que en el marco del sistema capitalista no es posible hallar soluciones a la crisis climática. Los Estados toman acuerdos en las conferencias internacionales para luego hacer exactamente lo contrario en sus países. Entre su obligación de proteger derechos y salvaguardar la vida y servir a los intereses de las corporaciones multinacionales, optan por lo segundo.
En la Cumbre de la Tierra Río’92, 178 países aprobaron la Agenda 21, un conjunto de medidas a aplicarse en todos los ámbitos en los que los seres humanos afectan a la Madre Tierra. Veinte años después, los Estados, antes de tomar nuevos acuerdos, deben evaluar autocríticamente cuánto se ha cumplido de la Agenda 21.

Ahora, en Río+20, retoman el tema del desarrollo sostenible e introducen el de economía verde. La agenda está marcada por los negocios y se orienta a la mercantilización de la Madre Tierra, solo busca fortalecer el capitalismo. Pretenden imponernos un pensamiento único, cuando hoy más que nunca es indispensable incorporar todos los pensamientos, todas las cosmovisiones y todas las culturas al debate y la construcción de propuestas.

En las cumbres de desarrollo sostenible y las conferencias de partes de la Convención Marco de Naciones Unidas los países ricos eluden su responsabilidad, se niegan a modificar sus patrones de consumo, a reducir sus voluminosas emisiones de gases de efecto invernadero y sólo acuerdan falsas soluciones basadas en los mecanismos de mercado.

Los Estados andinos carecen de políticas públicas para la protección de los glaciares, los páramos, el agua y la biodiversidad andina. Esto es producto de la presión de las corporaciones multinacionales que imponen las políticas económicas extractivistas que los gobiernos implementan. La minería se instala en nuestras cabeceras de cuenca, acaparando y destruyendo nuestras fuentes de agua.

Para facilitar el saqueo de los bienes naturales por las actividades extractivas, los Estados acuerdan megaproyectos como los de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y firman con los países industrializados tratados de libre comercio que impactan sobre los derechos de los pueblos y sobre la naturaleza. Las protestas ante estos atropellos son respondidas con la criminalización y con la militarización de los territorios.

Los pueblos indígenas andinos proponemos:

8 de junio de 2012

Posicionamiento anticapitalista hacia Río+20 de La Vía Campesina

Los pueblos del mundo frente a los avances del capitalismo: Río+20 y más allá

Los gobiernos de todo el mundo se reunirán en Río de Janeiro, Brasil del 20 al 22 de junio de 2012, para supuestamente conmemorar 20 años de la "Cumbre de la Tierra", la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, que estableció por primera vez una agenda global para el "desarrollo sostenible". Durante esa cumbre, en 1992, se adoptaron tres convenios internacionales: el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de Lucha contra la Desertificación. Cada una de ellos prometía poner en marcha un conjunto de acciones destinadas a proteger el planeta y la vida sobre él, y contribuir a que todos los seres humanos gocemos de una vida digna.
Muchas organizaciones sociales en ese momento saludamos y apoyamos con esperanza las nuevas convenciones. Veinte años después, vemos que las causas reales del deterioro ambiental, económico y social siguen sin ser atacadas. Peor aún, nos alarma profundamente que la próxima reunión de junio servirá para profundizar las políticas neoliberales y los procesos de expansión capitalista, concentración y exclusión que nos tienen hoy envueltos en una crisis ambiental, económica y social de gravísimas proporciones. Bajo el nombre engañoso y mal intencionado de “economía verde” , hoy se anuncian nuevas formas de contaminación y destrucción ambiental, así como nuevas olas de privatización, monopolización y expulsión desde nuestras tierras y territorios.

La Vía Campesina se movilizará para este evento, representando a la voz campesina en el debate mundial y defendiendo un camino diferente de desarrollo, arraigado en el bienestar de todos y todas, que garantice los alimentos para todos, que proteja y garantice que los bienes comunes y los recursos naturales estén al servicio de un buen vivir para todas y todos y no de las necesidades de acumulación de unos pocos.

20 años después: el planeta y la humanidad en crisis
20 años después de la Cumbre de la Tierra, el conjunto de la vida en el planeta se ha vuelto dramáticamente difícil. El número de personas hambrientas ha aumentado a casi mil millones, lo que significa que uno de cada seis seres humanos está pasando hambre, principalmente niños y mujeres del campo. La expulsión desde nuestras tierras y territorios sigue avanzando de manera acelerada, ya no sólo por las condiciones de desventaja que se nos imponen desde los tratados comerciales y el sector industrial, sino por nuevas formas de acaparamiento de la tierra y el agua, la imposición global de formas de propiedad intelectual que nos roban nuestras semillas, por la invasión de semillas transgénicas, el avance de las plantaciones de monoculivos, los megaproyectos, la minería.


Las grandes promesas de Río 92 han resultado una farsa. El Convenio de Biodiversidad no detuvo la destrucción de la biodiversidad y fortaleció y generó nuevos mecanismos destinados a privatizarla y convertirla en mercancía. La desertificación sigue avanzando de la mano de la agricultura industrial y la expansión de los agronegocios y de las plantaciones de monocultivos. El calentamiento de nuestro planeta -con todo los desastres y el sufrimiento dramático que ya está causando- no se ha detenido, sino que se ha acelerado y agravado.
El gran engaño de 1992 fue el “desarrollo sustentable”, que inicialmente las organizaciones sociales vimos como una posibilidad de enfrentar la raíz de los problemas. Sin embargo, no fue más un lavado de cara de la búsqueda de nuevas formas de acumulación. Hoy buscan legitimar una nueva fachada, especialmente bajo el nombre de “economía verde”

La “economía verde” y otras falsas soluciones: 
un nuevo asalto a los pueblos y sus territorios
La ganancia capitalista ha generado la mayor crisis del sistema desde 1929. Desde2008, el sistema hegemónico intenta encontrar salidas a su crisis estructural, buscando nuevas posibilidades
de acumulación que mantengan su lógica. Es en este contexto queocurrió la captura corporativa de los convenios de diversidad biológica y cambioclimático y, consecuentemente el desarrollo de esta el nueva ingeniería financiera llamadaCapitalismo Verde.

Gobiernos, empresarios y los organismos de Naciones Unidas han pasado los últimos años construyendo el mito de la “economía verde” y del “enverdecimiento de la tecnología”. La presentan como la nueva posibilidad de hacer coincidir el cuidado de la Tierra con los negocios, pero es en realidad la vía para lograr nuevos avances del capitalismo, hasta poner a todo el planeta bajo el control de los grandes capitales. Son varios los mecanismos que se impulsarán a través de la economía verde y todos ellos aumentarán la destrucción. Más específicamente,
1.                              La economía verde no busca detener el cambio climático ni el deterioro ambiental, sino generalizar el principio que quien tiene dinero puede seguir contaminando. Hasta el momento han utilizado la farsa de la compra de bonos de carbono para poder seguir emitiendo gases invernadero. Hoy están inventando los bonos de biodiversidad. Es decir, las empresas podrán seguir destruyendo bosques y ecosistemas, siempre y cuando le paguen a alguien para que supuestamente conserve la biodiversidad en algún otro lado. Mañana posiblemente inventen los bonos de agua, de paisaje, de aire puro.
2.                              Los sistemas de pago por servicios ambientales se están utilizando para quitarle sus tierras y territorios a los pueblos indígenas y campesinos. El mecanismo que están impulsando con más fuerza gobiernos y empresas es el sistema REDD y REDD plus. Dicen que es un sistema para reducir las emisiones de gases invernadero producto de la deforestación y degradación de los bosques, pero se está utilizando para imponer, por un pago irrisorio, planes de manejo que les niegan a familias y comunidades rurales el acceso a sus propias tierras, bosques y fuentes de agua. Además, garantizan el acceso irrestricto de las empresas a las áreas de bosque colectivo, potencializando la biopiratería. También imponen contratos que amarran a las comunidades a esos planes de manejo por 20 años o más y que dejan las tierras indígenas y campesinas como prenda hipotecaria, lo que crea la posibilidad cierta de que esas comunidades pierdan sus tierras. El objetivos de los servicios ambientales es tomar control de los espacios naturales de reserva y de los territorios que aún están bajo el control de nuestras comunidades.
3.                              Otra iniciativa de la economía verde es convertir a las plantas, las algas y a todos los restos orgánicos (rastrojos, estiércol, etc) en fuente de energía para sustituir el petróleo; es lo que llaman “uso de la biomasa” . Con los agrocombustibles, esto ha significado que millones de hectáreas que debieran estar cubiertas de bosques o produciendo alimentos hoy se utilizan para alimentar máquinas. Si efectivamente se generaliza el uso energético de la biomasa, veremos que la vida en el mar se reduce aún más porque una parte importante de especies marinas se quedará sin alimento, que nuestros suelos no recuperarán la materia orgánica que es imprescindible para conservar la fertilidad y protegerse contra la erosión y la sequedad, y que será imposible alimentar a nuestros animales porque los alimentos se harán cada vez más escasos y caros. También se agravará la escasez de agua, ya sea por el cultivo de agrocombustibles, ya sea por que nuestros suelos no tendrán capacidad para absorber y retener agua al faltarles la materia orgánica.
4.                              Después nos hablan de “agricultura climáticamente inteligente”, que sólo busca que aceptemos una nueva Revolución Verde -posiblemente con transgénicos- y que en vez de exigir apoyo efectivo para defendernos de los efectos del cambio climático, aceptemos pagos irrisorios que funcionarán igual que REDD. También buscan imponernos sistemas altamente dependientes de grandes cantidades de agrotóxicos, como la siembra directa a base de pulverizaciones aéreas de Round Up, los que pasan a ser llamados “agricultura baja en carbono.” Es decir, nos obligarán a hacer un cierto tipo de agricultura y podremos perder el control sobre nuestros territorios, nuestros ecosistemas y nuestra agua.
5.                              Uno de los aspectos más perversos de las falsas soluciones que se impulsan en las negociaciones internacionales es la de restringir el acceso y el uso del agua de riego. Usando como pretexto el hecho que el agua de riego es escasa, proponen que el agua se concentre en “cultivos de alto valor”; es decir que se rieguen los cultivos de exportación, los agrocombustibles y otros cultivos industriales, y que se deje de regar los cultivos para la propia alimentación
6.                              El impulso de soluciones tecnológicas que no son solución alguna es parte también de la agenda de las discusiones en Río. Entre las más peligrosas están la geoingeniería y la aceptación de los cultivos transgénicos. Hasta el momento, ninguna de las soluciones propuestas por la geoingeniería ha demostrado tener capacidad real de solucionar los problemas del clima. Por el contrario, algunas de las formas de geoingeniería (como la fertilización de los mares) son tan peligrosas que internacionalmente se ha declarado una moratoria sobre ellas. Para que aceptemos los transgénicos se nos dice que crearán cultivos resistente a la sequía y al calor, pero lo único nuevo en transgénicos es más variedades resistentes a herbicidas, las que además están haciendo que vuelvan al mercado herbicidas altamente tóxicos, como el 2,4,-D.
7.                              El plan más ambicioso y lo que algunos gobiernos identifican como “el mayor desafío” es el de ponerle precio a todos los bienes de naturaleza (como el agua, la biodiversidad, el paisaje, la vida silvestre, las semillas, la lluvia, etc), para luego privatizarlos (con la excusa de que conservarlos requiere dinero) y cobrarnos por su uso. A esto se le llama la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB). Es el asalto final a la naturaleza y la vida, pero también a los medios de trabajo y de vida de los pueblos que viven de la agricultura, la caza y la pesca.

Este capitalismo “verde” tiene en la mira especialmente los espacios rurales comunes, la agricultura, la tierra y el agua. Ya estamos sufriendo sus efectos en la forma de acaparamientos de tierra, privatización del agua y de los océanos, de los territorios indígenas, de los parques nacionales y las reservas naturales, todos procesos que están siendo acompañados de expulsiones forzadas de comunidades campesinas e indígenas.

La solución real
poner al centro las agriculturas campesinas e indígenas
Los pueblos campesinos e indígenas somos quienes concentramos los mayores niveles de pobreza, porque se nos ha despojado de la tierra y se nos ha cercado por la ley o por la fuerza para que no podamos cultivar e intercambiar libremente. Sin embargo, somos pueblos que seguimos resistiendo la expulsión desde el campo, y aún somos más del 90% de la población rural. Nuestras formas de hacer agricultura enfrían el planeta, cuidan los ecosistemas y aseguran la alimentación para los sectores más pobres.
Toda solución real pasa por detener el lucro desenfrenado del capital, acabar con la complicidad de los gobiernos y apoyar las formas de producción que efectivamente cuiden el planeta. La Soberanía Alimentaria es parte del corazón de los cambios necesarios, el único camino real para hacer posible alimentar a toda la humanidad. Nuestras propuestas son claras y entregan soluciones reales:
1.                              Debemos cambiar el sistema alimentario industrial agroexportador por un sistema basado en la soberanía alimentaria, que devuelva a la tierra su función social como productora de alimentos y sustentadora de la vida, que ponga en el centro la producción local de alimentos, los circuitos de comercialización y procesamiento local. La soberanía alimentaria permite acabar los monocultivos y los agronegocios, fomentar los sistemas de producción campesina que se caracterizan por su mayor intensidad y productividad, su capacidad para dar trabajo, cuidar el suelo y entregar una producción sana y diversificada. La agricultura campesina e indígena es también la que puede enfriar el planeta; con capacidad de absorver o evitar hasta 2/3 de los gases invernaderos que se emiten cada año.
2.                              La tierra actualmente en manos campesinas e indígenas es alrededor del 20% de la tierra agrícola a nivel global. Si embargo, con esa tierra las familias y comunidades campesinas e indígenas producimos al menos la mitad de la alimentación mundial. En nuestras manos está la forma más segura y eficiente de superar el hambre en el mundo.
3.                              Para asegurar alimentación para todos y restaurar la normalidad climática en la tierra, es necesario que la agricultura vuelva a ser una tarea en manos principalmente de comunidades campesinas y pueblos indígenas. Para ello debe hacerse de manera urgente reformas agrarias integrales y de gran amplitud, que acaben con la concentración extrema y creciente de la tierra que hoy afecta a la humanidad. Esas reformas agrarias son las que darán las condiciones materiales para que la agricultura cumpla su papel en beneficio de la humanidad entera y por ello la defensa y protección de las agriculturas campesinas e indígenas es hoy una tarea de todas y todos. En lo inmediato, es necesario detener todos las transacciones, concesiones y traspasos que signifiquen concentración o acaparamiento de tierras y/o desplazamiento de comunidades rurales.
4.                              Los sistemas campesinos e indígenas de agricultura, caza, pesca y pastoreo que ayudan a cuidar la tierra y la alimentación deben ser apoyados adecuadamente con fondos y medios públicos no condicionados. Los mecanismos de mercado -como venta de carbono y servicios ambientales- deben desmontarse de inmediato y reemplazarse por medidas reales, como las que mencionamos más arriba. Detener la contaminación es un deber que nadie puede evadir comprando derechos a seguir destruyendo.
5.                              El uso legítimo de lo que ahora organismos internacionales y empresariales llaman biomasa es alimentar a los seres vivos y volver a la tierra para restaurar su fertilidad. Las emisiones provenientes del derroche de energía deben reducirse en base al ahorro y el fin del despilfarro. Necesitamos fuentes de energía renovable decentralizados, al alcance de los pueblos.

Todos movilizados para desenmascarar Rio+20 y el capitalismo verde
Nosotros y nosotras, campesinos y campesinas, agricultores y agricultoras familiares, campesinos y campesinas sin tierra, pueblos indígenas y migrantes -hombres y mujeres- nos oponemos decididamente a la mercantilización de la tierra, nuestros territorios, el agua, las semillas, los alimentos, la naturaleza y la vida humana. Reiteramos lo dicho en la Cumbre de los Pueblos en Cochabamba, Bolivia: “La humanidad está frente a una gran disyuntiva: continuar el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.”
Repudiamos y denunciamos la economía verde como una nueva máscara para ocultar mayores niveles de codicia de las corporaciones y del imperialismo alimentario en el mundo y como una forma brutal de lavarle la cara al capitalismo, que sólo impone falsas soluciones, como el comercio de carbono, REDD, la geoingienería, los transgénicos, los agrocombustibles, el bio-char y todas las soluciones de mercado a la crisis ambiental.
Nuestro reto es restituir otra manera de relacionarnos con la naturaleza y entre los pueblos. Ese es también nuestro deber y nuestro derecho y por ello seguiremos luchando y llamamos a seguir luchando incansablemente por la construcción de la soberanía alimentaria, por la reforma agraria integral y la recuperación de los territorios indígenas, por poner fin a la violencia del capital, y por restituir los sistemas campesinos e indígenas de producción basados en la agroecología.
NO A LAS FALSAS SOLUCIONES DEL CAPITALISMO VERDE
AGRICULTURA CAMPESINA YA!


Fuente: Boletín de Noticias de Movida Ambiental, publicado por Norberto Costa