Cuestiones de Sociología, nº 17, e038, 2017, ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Sociología
Hidrocarburos no convencionales y
fracking: Estado, empresas y tensiones
territoriales en la Patagonia argentina
Juan Antonio Acacio * y
Fernando Svampa
**
*
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales-
Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata
/ CONICET,
Argentina |
acaciojuan89@gmail.com
**
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires; Universidad
Nacional de
Río
Negro, Sede Andina, Argentina |
(...)Para la explotación de HRNC se utilizan las rutas y caminos
locales, como así también una
importante extensión del territorio que luego ocupan los
camiones emplazados. La actividad implica un importante empleo de la infraestructura periurbana,
cuyos costos son absorbidos por el Estado.
La producción de un pozo es a corto plazo (5 ó 6 años), la rentabilidad y eficiencia de los pozos es baja (a diferencia de los convencionales que llegan a estar activos por más de 20 años), mientras que la perforación en las hectáreas es permanente en el tiempo, y tanto la instalación como el revestimiento sufren un deterioro progresivo con el tiempo (Caparroz, 2013).El pozo perdura toda la vida, a parte cuando ellos te compran o te alquilan, le meten un metro y medio de calcáreo. ¿Con qué lo sacas después? Si eso se compacta –y eso es como un cemento– la tierra se echa a perder, después para sacarlo, te traen cientos, miles de camionadas ¿Con qué lo sacas? El día que se vayan y te devuelvan la tierra, ésta queda perdida.Chacarero Julio Hernándezcon 5.5 ha en producciónAllen, 5 de diciembre de 2015.
Como los HRNC no están acumulados en trampas, sino que se
encuentran muy dispersos, en cada yacimiento hay que explotar un volumen de roca mayor para
obtener la misma cantidad de gas que en una explotación convencional. Por ende, las
explotaciones deben ser más extensas e intensivas, lo cual da cuenta de un paisaje
frutihortícola salpicado por locaciones con actividad hidrocarburífera. En este marco es posible encontrar, en el
área rururbana de Allen, unidades de organización de la producción de perfil frutícola (manzanas
y peras) reconvertidas según los parámetros de exigencias tecnológicas y productivas, y
explotaciones agropecuarias marginales, alternando con fenómenos de neoruralidad, sin vinculación agropecuaria, que se hacen más
frecuentes. Encontramos así un área con “tensión de
territorialidades” (Porto Gonçalves, 2001), idea que instala precisamente la tracción entre matrices
diferentes en cuanto al uso y apropiación del territorio: una declinante, la ligada a la actividad
frutihortícola; la otra ascendente, ligada a los hidrocarburos.
Reflexiones finales
La explotación de los hidrocarburos no convencionales ha
surgido en un contexto caracterizado por los cambios y las innovaciones tecnológicas. La “Revolución
del Shale” en EE.UU, a principios del 2000, hizo rentable la apuesta por los no convencionales. Desde actores socioeconómicos energéticos y políticos dominantes se difunde
un discurso que pregona la utilidad de los hidrocarburos, en tanto impulsor del progreso y desarrollo
industrial para las potencias emergentes.
El déficit energético causado por las políticas de los años
noventa y catalizados por los patrones de consumo productivo, de transporte y de consumo de hogares
en el siglo XXI en la Argentina, define una encrucijada: se continúa por el camino inercial trazado
por los estilos de desarrollo conocidos, o se encara un proceso de transformaciones cuyos resultados
visibles deben ser percibidos en plazos no lejanos. La confianza construida en torno
a los procesos de extracción de HRNC está
condicionada al precio internacional de los hidrocarburos.
Mantener esa línea de explotación energética sólo es posible –en el actual contexto de
mercado– sobre la base de grandes apoyos económicos, fiscales y de infraestructura provista por el
Estado nacional y los Estados provinciales, sede de los yacimientos, a costa del diferimiento o
cancelación de otro conjunto de necesidades sociales. Aun con precios compensatorios o que garanticen
el equilibrio desde un punto de vista económico, la producción prometida de hidrocarburos
mediante el fracking no permitirá resolver las urgencias de corto plazo existentes. La extracción de HCNC constituye una actividad intensiva en
capital (no en trabajo) y demanda cantidades importantes de
energía, agua y materiales (acero, cemento y arena, entre otros). De seguir expandiéndose,
profundizará las transformaciones en la
escala de la intervención territorial. La expansión del
fracking, antes que resolver la dependencia de fuentes energéticas no renovables, la incrementa, demandando el
empleo de enormes cantidades de energía fósil (tanto directa como indirectamente) difícilmente
substituibles. A su vez, solucionar la problemática mencionada podría requerir que se realicen inversiones
de energía fósil en alternativas
más sostenibles. De esta manera, la explotación de HRNC comprende
un despliegue de actividades que no podrían realizarse en base a energías renovables; el acero
que demandan las tuberías, la inyección del fluido de fractura, la síntesis de productos
químicos, el transporte de arena y los equipos de perforación, son insumos que remarcan la
dependencia fósil en las actividades económicas. De mantenerse las tendencias actuales, tendríamos de
manera predominante una generación térmica en base a combustibles fósiles con escasa
participación de renovables en la matriz energética, profundizando las desigualdades en las regiones
y acelerando los procesos de
contaminación y degradación de los ecosistemas.
Notas (..)
Bibliografía(..)