Hablemos del desarrollo capitalista e
IIRSA
La
infraestructura para el desarrollo que tiene el G20 se planificó en el 2000
como Iniciativa para la Integración Regional Suramericana (IIRSA).
Con motivo de sus quince años (en 2015) Raúl Zibechi señaló es "Interconexión
sin integración" y aclaró:
"La IIRSA es una iniciativa que rompe con la tradición histórica de Latinoamérica como una región con personalidad propia, para situarse en el estrecho marco de América del Sur. El concepto de América Latina había nacido en el siglo XIX en contraposición a la América imperialista, pero ahora asistimos a un paulatino desplazamiento que coloca en el centro del escenario la idea de América del Sur, como destaca con acierto Porto Gonçalves.Por el contrario, Sudamérica es una espacio geopolítico formulado por los estrategas militares ligados a la dictadura brasileña (1964-1985), como Golbery do Couto e Silva, uno de los principales teóricos de la doctrina de seguridad nacional elaborada en la década de 1950 por la Escuela Superior de Guerra. Fue además creador del Servicio Nacional de Informaciones en 1964, presidió la filial de la multinacional estadounidense Dow Chemical y fue autor del libro “Geopolítica del Brasil”[8]". Leer
La implementación de IIRSA ha sido en silencio y se completa con el
Plan Puebla Panamá también presentado en el año 2000 pero desde hace años se lo
conoce como Proyecto Mesoamérica. Ambas megas infraestructuras, la del sur y
la del norte de nuestro continente, están orientadas a hacer más eficiente la
exportación de commodities extraídas en escala gigantesca del país-continente. A
consecuencia de esta transferencia de riquezas que se acompaña de fuga de
capitales y endeudamiento, se consolida el subdesarrollo del Abya Yala (o sea su
empobrecimiento y dependencia).
La IIRSA que UNASUR propulsa
dentro del COSIPLAN (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento)
utiliza préstamos usurarios no sólo de los BID, CAF y Fonplata sino que incorpora
como nuevos
acreedores y planificadores de esa interconexión al Banco de Desarrollo de China y el Banco de Desarrollo de BRICS. El Observatorio de la Deuda en la globalización (OGD) nos esclarece sobre
este financiamiento al titular su
artículo "Mega-infraestructura como mecanismo de endeudamiento", «el riesgo
de deuda ilegítima, ecológica y de género».
Examinemos la IIRSA desde la
violencia que practica en las clasificadas, por el capitalismo, como "zonas de
sacrificio". El sistema ejerce racismo cuando así las designa y también encubrimiento de
la violencia de:
a) Convertir derechos esenciales a la vida (agua, energía y alimento) en commodities o mercancías para los oligopolios de las potencias. Es privar de esas condiciones básicas para la supervivencia humana.
a) Convertir derechos esenciales a la vida (agua, energía y alimento) en commodities o mercancías para los oligopolios de las potencias. Es privar de esas condiciones básicas para la supervivencia humana.
b) Despojar y/o contaminar
territorios (comunidad, economía, cultura...y no sólo ambiente físico). Aún más complementa a los
extractivismos (monocultivos de transgénicos, mega minería, súper explotación de
la pesca y los hidrocarburos) en la reconfiguración territorial que implica
cambios en la naturaleza casi irreversibles.
c) Interconectar enclaves o
neofeudos donde las transnacionales y sus socios locales reinan restringiendo
acceso, y degradándolos, a los subsistemas sostén de la vida como son: el suelo,
el agua,
el aire y la biodiversidad del lugar.
Ejemplifiquemos mediante la megaminería del
litio. Se la proyecta sin importar las 33 comunidades indígenas (hoy 7.000 personas) que desde siglos habitan las Salinas Grandes.
Sin embargo, éstas defienden sus territorios (es decir modos de vida o culturas, propiedad
colectiva..) y reclaman que no se alimentan de baterías. "Saben que la minería
del litio extrae grandes cantidades de salmuera y agua que luego se secan al sol
en mega piscinas. Son concientes que viven en cuencas cerradas cuyas fuentes de
agua están interconectadas y pueden llegar a secarse definitivamente haciendo la
vida en el salar inviable. Como explica Sandra Flores, de la comunidad de Coyo
en Atacama, esta posibilidad se vive como un potencial genocidio cultural".
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Por el contrario, las elites locales como la clase política, los científicos e intelectuales
afines
tratan de convencer a la opinión pública del país que la del litio se distingue de la
"a
cielo abierto" por no envenenar pero nada dicen del consumo enorme de agua en
desiertos ni del cambio radical del ecosistema aniquilando sus equilibrio
dinámico, humedales y perturbando al ciclo del agua hasta de zonas alejadas. En torno de esta superexplotación de la Naturaleza
se hallan las grandes automotrices, principales beneficiarias también de la IIRSA.
La solución de Bolivia de estatizar la extracción e industrializar el litio no cuestiona la escala de
la extracción que es ecocida ni el destino hacia la sociedad de consumo que es
alienante de la humanidad. La investigadora y docente Bárbara Jerez nos ubica:
“El eco-capitalismo en torno al litio esconde la devastación de siempre”.
Tampoco el
modelo económico social comunitario
productivo del gobierno de Evo Morales-Álvaro García Linera se contrapone al capitalismo, por el contrario es exitoso en
incorporar las culturas indígenas al crecimiento económico capitalista. Veamos
cómo lo describe Luis
Alberto Arce: " se identifican cuatro sectores estratégicos en Bolivia
para generar excedentes económicos: hidrocarburos, minería, electricidad y
recursos ambientales.
Son los viejos y tradicionales sectores de los que ha vivido el modelo
primario exportador.(...)
Por otro lado, entre los sectores generadores de ingreso y empleo figuran la
industria manufacturera, el turismo, la vivienda y el desarrollo agropecuario.
De acuerdo con el nuevo modelo, para desarrollar a Bolivia, generar esa
transformación productiva y modificar el modelo primario exportador, se requiere
llevar los excedentes de minería, hidrocarburos, energía eléctrica y recursos
naturales hacia los sectores que generan empleos para los bolivianos. En este
modelo -amplió Arce- el Estado funciona como ente redistribuidor, con la
capacidad de transferir los recursos de los sectores excedentarios a los
generadores de empleo e ingreso".
En la visión extractivista del progresismo, la
naturaleza es un cúmulo de recursos naturales que soporta una
extracción ilimitada. También su conciliación con el capitalismo se da en el planteo de objetivos de la industrialización y
de fuentes laborales. Coincide con el sistema-mundo al ignorar o menospreciar que la naturaleza
es
sistémica y finita. En cuanto a la generación de empleos e ingresos y la
industrialización no procura una nueva sociedad sino la mercantil con
cierta distribución abajo. Tampoco se hace cargo de la devastación, el
agotamiento de recursos naturales, la contaminación ambiental, la extinción de
la biodiversidad de cada lugar y el ataque mortal a la salud de las comunidades.
Según avanzamos en intentar explicar la IIRSA, no podemos
dejar de escrutar el desarrollo capitalista. El agropecuario ha introducido la soja
transgénica en los países bajo gestiones progresista y neoliberal. La
expansión de la soja transgénica concreta el acaparamiento gran capitalista de tierras, de agua
de riego y de las gigantescas infraestructuras. Hace a la contaminación ambiental (suelo, agua,
aire y alimento) y al envenenamiento primero de las poblaciones cercanas pero
luego a todas por la falta de fronteras en la naturaleza y por mercancías
contaminadas. Desertifica porque, a
diferencia del desierto donde hay especies adaptadas, sólo vive el monocultivo
con genética modificada para resistir al glifosato u otro agrotóxico más letal.
Éste mata los seres que construyen la fertilidad del suelo, los polinizadores
como las abejas, los otros cultivos...las personas.
La ampliación de las
fronteras agrícolas deforesta o sea elimina bosques y selvas cuyas
biodiversidades generan los tan imprescindibles equilibrios ecológicos. Lleva a
cabo ecocidios que son etnocidios. También produce genocidios silenciosos al arrasar con la agricultura diversificada, la
ganadería, los tambos y envenenar. Está aniquilando la soberanía alimentaria y
haciendo a la desaparición forzada de pequeños- medianos productores, campesinos
e indígenas. Todavía más, el capitalismo representado por
la asociación de corporaciones del agronegocio con las automotrices y petroleras
pero también con capitales financieros concentra tierras para los
agrocombustibles en detrimento de la producción de alimentos.
En fin, para perfeccionar
la República Unida de la Soja (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y
Bolivia) como la designó Syngenta está la Hidrovía Paraguay- Paraná-Uruguay que profundiza los cambios
irreversibles en los ecosistemas como las disminución de la densidad de
poblaciones, y extinción, de las especies que los componen. Toda esta reterritorialización
ataca las posibilidades de buenos vivires abajo y es causa de sequías e
inundaciones de mayor frecuencia y gravedad.
El capitalismo se empeña en mantener la civilización petrolera y nos hunde en crisis ecológica, energética, alimentaria. Confía que la sociedad de consumo puede seguir encandilando a las grandes mayorías pero éstas cada vez más resultan víctimas de las injusticias social y ambiental. Ahora pretende embaucar que la extracción del litio está incluida en un desarrollo sustentable con lo cual oculta los ecocidios-genocidios que generan sus enormes dimensiones y su suicida industrialización dedicada a individuos extrañados de la condición social de la humanidad. Pues mira por autos, celulares y computadoras e incluso programa esta producción hacia su obsolescencia rápida.
Otro engaño masivo, criminal e
irracional lo practica mediante la ocupación de continentes por los
agrocombustibles que denomina biocombustibles para que las mayorías los asocien
con la vida. Nada más alejado de la verdad. No sólo desertifican, envenenan y
liquidan las soberanías alimentarias sino también rompen los equilibrios
ecológicos que crean las biodiversidades en simbiosis con las comunidades
campesinas e indígenas. El capitalismo las sustituye con enormes extensiones de monocultivos
que, aún peor, son transgénicos sostenidos con derivados de petróleo de modo que
no son energía limpia ni procuran reemplazar esa fuente de energía en
agotamiento. Aunque el capitalismo se despreocupa de lo último. Considera hallar
solución en la expansión
mundial del fracking que es destructor de las condiciones de vida y de
trabajo, con lo cual agrava la tendencia hacia un planeta inhabitable o
desprovisto de vida.
Tomemos en cuenta que el
capitalismo arrasa las selvas tropicales del mundo para plantar
monocultivos de
futuros agrocombustibles. "La tala de selvas libera grandes cantidades de
carbono a la atmósfera. A esta conclusión también llegan estudios encargados
por la UE. El biodiésel de aceite de palma libera tres veces más emisiones
dañinas para el clima que el diésel fósil. (...) Las superficies
de biocombustibles para la UE abarcan 8,8 mill de has
(¡tamaño de Austria!). Dos tercios de éstas se encuentran fuera de la UE. En el
Sudeste de Asia, las plantaciones de palma para biodiésel europeo se extienden
2,1 mill de has, según el informe de la UE".
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Como la demanda
aumenta y escasean las
tierras disponibles en esa zona tradicional para la palma aceitera, el
capitalismo despliega esa política de estado en Centroamérica de deforestar e
invadir con el monocultivo de palma aceitera. También tiene en las miras a la
Amazonía y ya consiguió apropiarse de ese bioma tan imprescindible para la
humanidad. Lo hizo en Perú, Ecuador y Colombia.
Cuando hablamos de defender la Amazonía como causa común de toda la humanidad debemos tener en cuenta no sólo su función insustituible en los equilibrios ecológicos del planeta sino también las muchas naciones-comunidades indígenas que participaron protagónicamente en su creación. Consideremos que 350.000 dólares canadienses harán posible el juicio contra Chevron promovido por más de 30 mil campesinos e indígenas de 6 nacionalidades en la Amazonía de Ecuador, organizados en la UDAPT (Unión de Afectados por Texaco). Leer
En Bolivia, el
conflicto del Tipnis involucra la defensa de un territorio de la Amazonía por
los pueblos originarios de ese bioma que es fundamental para el agua de todo el
país y que el gobierno de Evo Morales impone dividirlo en su parte central
mediante una mega autopista de la IIRSA a beneficio de Brasil, de los cocaleros
y de las petroleras, automotrices.
La
Amazonía de Brasil es devastada por la expansión de la soja transgénica, la
megaminería y las megarepresas. Estas últimas como la Hidrovía componen la
IIRSA y se apoderan de ríos para usarlos según objetivos lucrativos sin
considerarlos ecosistemas socionaturales e interrelacionados con los
circundantes. A fines de diciembre de 2017 tuvo lugar el cuarto encuentro de
la Red por los Ríos Libres en Chile. Fue
a pocas semanas de conocerse la positiva noticia respecto al fin definitivo
de Hidroaysén y
"en la
región de la Araucanía, los defensores de los ríos reafirmaron sus esfuerzos
y convicción para hacer ver a autoridades y ciudadanía el importante valor
social y ecosistémico que estos tienen. «Se ha hecho un lugar común hablar
de que el ‘agua de los ríos se pierde en el mar’ lo cual no sólo denota un
enorme intento por engañar a la población, sino una negación al ciclo de la
naturaleza», manifestaron desde la red. Así mismo, hicieron un llamado a
todas las comunidades amenazadas con la intervención de sus ríos, a
defenderlos y hacer ver que la destrucción de los ríos no es señal de
desarrollo para el país".Leer
La IIRSA destruye lo construido por la
naturaleza durante eras geológicas y por la humanidad adaptándose y
transformándola durante siglos. Sus mega infraestructuras además
despilfarran energía y agua tan insustituibles para la vida. Las mega represas son
fundamentalmente para la megaminería y el fracking. Tres metodologías que
afectan de modo grave e irreversible al ciclo del agua, en la naturaleza.
En efecto
arruinan los ríos, desintegran los glaciares con sus periglaciares e inutilizan
acuíferos. Arrasan economías regionales y suelos.
Sin embargo, sigue este crecimiento y modernidad
destructiva porque la mayoría de nosotros( los de abajo) y la
intelectualidad naturaliza las lógica del Capital e ideología de la sociedad de
consumo.
Elena Cedrón, de
Confraternizarhoy
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