Intervención de Pino Solanas en sesión del Congreso del 17 de marzo
Sr. Presidente (Alfonsín).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Solanas.- Señor presidente: lamentablemente, a esta hora estamos abriendo quizá uno de los debates mayores que nos permite tratar el decreto 2010. Ese debate mayor se vincula con el tema que ha ocasionado la frustración de millones de argentinos y de una generación y media de compatriotas. Me refiero a la cuestión de la deuda, que se originó durante la dictadura, se renegoció con el Plan Brady, continuó con el blindaje y el megacanje y siguió con la negociación que entablaron Kirchner y Lavagna en 2005.
No es ni un problema técnico ni económico, sino político, que se ha llevado el esfuerzo del pueblo argentino, representado por aquello que debió servir para la calidad de vida, para el bienestar, para tener un hospital que trate al enfermo y lo opere a horas de realizar su pedido –no cuatro, cinco o seis meses después-, para poder inscribir a esos cientos de miles de chicos que hoy no pueden concurrir a la escuela, para hacer una fuerte inversión en ciencia y técnica en las universidades, para reconstruir la infraestructura de transporte, para hacer exploración de recursos naturales y petroleros, para tener crédito blando para las pymes, para contar con la seguridad social para el ciento por ciento de los trabajadores, etcétera.
Estos son los problemas concretos del pueblo argentino vinculados con la deuda. Hay un pueblo argentino que mira azorado esta crisis institucional. Pasaron varios meses hasta que se abrieron las sesiones del Congreso y todavía no se discutió sobre el monstruo, que devora el trabajo argentino.
No sólo no se quiere discutir acerca del monstruo sino que hay algo peor e inadmisible: el monstruo lo ha identificado la Justicia Federal Argentina en dos causas que se encuentran en el Juzgado Federal Penal N° 2 de la Capital Federal, más la que se ha abierto por el megacanje, causa firmada por la doctora Carrió, Graciela Ocaña, Mario Cafiero y Alfredo Bravo.
La deuda no es, como dice la presidenta, algo del pasado, que se debió tratar al comienzo de la democracia. Esto sería como decir que la causa de los desaparecidos y los delitos del terrorismo de Estado no se pueden investigar porque hubo amnistía y son cosa del pasado.
Tengo razón en plantear esta cuestión de la deuda que hizo desaparecer el ahorro nacional, porque hoy la deuda está más viva que nunca. Todos aquí saben que la deuda es un delito económico de acción continuada. Sigue siendo delito por más que este Parlamento haya tratado pagos de la deuda. Lo dice claramente el Código Civil argentino, y la naturaleza de los ilícitos no los cambia nadie, ni siquiera el Parlamento.
En consecuencia, señor presidente, esta es una tragedia. El interbloque Proyecto Sur apela a la responsabilidad de los legisladores de abrir el debate profundo que este Parlamento se niega a dar, porque le ha dado la espalda a la investigación de la deuda y se la da también al tratamiento puntual de todos los asuntos de la deuda pública, que es una obligación constitucional.
Señor presidente, ¿quién esconde el detalle de lo que quieren pagar? Me refiero al decreto 298, la modalidad de ese pago, la comisión, el porcentaje, los plazos, la vergüenza del banco inglés Barclays mezclado con la explotación petrolera de las Malvinas y haciendo el canje de deuda. No seamos hipócritas.
A este fondo, en el año 2010, no se lo puede denominar Fondo del Bicentenario. ¡Es una vergüenza para la causa de Mayo! ¡Es ofender a los Belgrano, los Moreno y los Castelli dictar un decreto a cinco días de haber finalizado el período de sesiones ordinarias, sin necesidad ni urgencia, para endeudarnos más!
Digo que es una catástrofe, porque de lo que no se quiere hablar es de la catástrofe económica y social que ha ocasionado a la Argentina la política del desarrollo con endeudamiento. Para colmo se ha avalado una deuda que, según la investigación del juez Jorge Ballesteros en la causa Alejandro Olmos, detectó 477 ilícitos, grandes estafas. ¿De quién? De todos los bancos que operaban en Argentina, nacionales y extranjeros. Todos: Citi, Boston, Morgan, Italiano, Español, Francés, locales, Galicia, los que quieran, más todos los grupos económicos.
Esos ilícitos luego se multiplicaron en las sucesivas renegociaciones. ¡Cómo es posible que el cínico decreto del Bicentenario quiera pagar y arreglar con los fondos buitres, cuando en el año 2005 se hizo una ley cerrojo para que los que quedaban afuera no tocaran más! Los mismos fondos buitres están siendo investigados hoy por tres causas penales. ¿No es eso interrumpir la continuidad jurídica? ¿No es eso reírse de la Justicia argentina?
Digo que esta es una catástrofe porque a veces las cifras no demuestran nada. Los 6.500 millones de dólares de 2010 equivalen a apenas menos que todo el presupuesto nacional de educación más todo el presupuesto nacional de salud del año 2010. ¡Cómo podemos tratar esto así, livianamente, mintiendo a derecha y a izquierda que iba a haber dinero para provincias!
Bien lo demostró el diputado Lozano analizando en serio el presupuesto y planteando la primera denuncia seria de que este presupuesto para el 2010 era una tomadura de pelo a todos los argentinos. Sinceremos el discurso.
Cuando digo catástrofe me refiero, por ejemplo, a que para reconstruir Chile hacen falta 30.000 millones de dólares. Y nosotros, en estos pocos años, pagamos 40.000 millones de dólares. Hemos pagado casi 150.000 millones de dólares de deuda en 26 años, con muy mala inteligencia el canje fue atado a la inflación del CER y pudrieron las estadísticas públicas que confecciona el INDEC.
Hoy la Argentina debe más de 170 mil millones de dólares si incluimos los pagos a los holdouts y al Club de París. Nadie de la dirigencia argentina se animó a aprovechar la jurisprudencia internacional más favorable al interés de la Nación. Me refiero a la jurisprudencia que utilizan los Estados Unidos en Irak para no pagar las deudas de Saddam Hussein, la teoría de la deuda odiosa de William Taft.
Esto nos ha costado una generación de argentinos. Por eso no queremos discutir tanto el pasado sino qué destino vamos a dar a nuestros hijos y nietos teniendo en cuenta que los pagos de la deuda están programados hasta más allá del año 2080.
Creo que pretenden sacar los 6.500 millones para tomar otros 15 mil, porque este año los servicios de la deuda insumirán 22 mil millones de dólares.
Nos hemos acostumbrado a pedir en lugar de mirar lo que sucede aquí. Se quiere ocultar el otro monstruo que configuran los favores, las desgravaciones y exenciones impositivas y los subsidios escandalosos, como los otorgados a Robertito Urquía, pobrecito, que este año tiene más de mil millones de pesos en subsidios.
En los presupuestos de todos estos años hubo alrededor de cuarenta mil millones de pesos de desgravaciones impositivas. ¿Y los aportes patronales? Nadie dice que en 1993 Cavallo los disminuyó en un 50 por ciento y no hemos tenido la dignidad de reponerlos al ciento por ciento, exceptuando las pymes.
Nosotros queremos discutir estas cosas; no pretendemos solo denunciar. Esto es escandaloso por muchos motivos, pero en particular porque oculta la mayor estafa, la mayor defraudación de toda la historia nacional.
En este año del bicentenario esta fuerza va a tirar todos los parches, tocará todas las puertas y mirará de frente a todos para que tengan la dignidad, la honradez y el coraje de auditar la deuda pública argentina. Es mentira que eso no se puede hacer.
En la actualidad el Congreso brasilero audita los últimos 30 años de su deuda, y todos se llenan la boca con Lula. El gobierno ecuatoriano de Correa auditó la deuda con investigadores internacionales y nacionales, y fue un ejemplo.
¡Que nadie nos cambie el discurso! Es mentira que esta fuerza habla de no honrar las deudas; queremos democratizar la democracia y las instituciones. Pretendemos más calidad institucional en el Parlamento, en la justicia y en toda la vida nacional. Las deudas se pagan, pero cuando hay litigio y la propia justicia las está investigando, los pagos se consignan. No se paga así, no se le da un cheque en blanco a la presidenta porque lo pide disfrazado de Fondo del Bicentenario, mientras nosotros ni nos enteramos a quién paga.
Redondeando, señor presidente, nuestra propuesta es auditoría general de la deuda, acotada en el tiempo –entre diez y doce meses‑, con los recursos necesarios para hacer esa auditoría en la comisión bicameral y consignar los pagos de deuda ad referéndum del resultado de la investigación ya sea en el Banco de Basilea o en el que se determine.
Nosotros creemos que esto no es suficiente. Hay que sentar las bases para una reconstrucción en la Argentina. No nos oponemos al uso de las reservas, porque los grandes países en desarrollo –Brasil, China, India y Sudáfrica‑ las usan para relanzar su estructura económica. Acá hay que crear el Fondo Nacional de Desarrollo para relanzar la industria petrolera, recuperar el ferrocarril para todos los provincianos y reconstruir la flota marítima y fluvial.
Debemos convocar rápidamente al ministro de Economía y Finanzas Públicas para que concurra a la Comisión de Presupuesto y Hacienda a fin de analizar una ley complementaria del presupuesto 2010. Este espacio tiene las propuestas, aunque no es momento para tratarlas.
Queremos que se hable de lo que no se ha hablado. Primero, de la auditoría general de la deuda. Segundo, de cómo es posible que luego de todas las medidas y ajustes fiscales que debe tomar la Argentina, no se llegue a una solución respecto de la renta financiera en juego, de las brutales exenciones a las petroleras y las mineras, y de los bancos que ganaban el 51 por ciento en 2008 cuando todo el sistema bancario quebraba. Los bancos deben financiar y cofinanciar los agujeros fiscales con un bono fiscal a diez años a tasa fija.
Queremos discutir esas medidas concretas, pero no es posible que el pueblo argentino siga pagando con ajuste social por el endeudamiento y la complicidad por la estafa de la deuda.
Fuente: http://www.psamdp.com.ar/notas_noti.htm
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