Guillermo Almeyra1 habla de convocar a
los diversos espacios de intelectuales
(que buscan intervenir en la política nacional) a integrar un Foro de intelectuales
para discutir propuestas concretas junto con los trabajadores
y los movimientos sociales. Pienso que este camino fue ensayado varias veces
sin éxito. Lo consiguió el Espacio Carta Abierta porque fue/es imprescindible
para la construcción del mito de “gobierno nacional, popular y de derechos
humanos”. También colaboró/a en establecer el dominio del pensamiento maniqueo
o binario que ayuda tanto a la falsa polarización entre los de abajo, como al
tipo de censura implícito en “no hacerle el juego a la derecha”.
Primer acercamiento
a un nuevo posicionamiento intelectual
Argentina: La información y los saberes por Norma Giarracca2
Los debates acerca de lo que ocurre hoy en Famatina conducen a
reflexionar con qué paradigmas, con qué modos de conocer y generar información
se manejan los actores en disputa.
Boaventura de Sousa Santos contrapone, en muchos de sus trabajos,
al agónico paradigma “moderno” la creación de uno nuevo que aún no lo hemos
nominado pero que, sin duda, despunta. Lo acompaña un pensamiento social
crítico que se configura en los derroteros de las organizaciones y pueblos en
resistencia en este siglo XXI. La modernidad, el paradigma hegemónico hasta
hace algunas décadas, tuvo pilares básicos para sostener su deslumbrante
ingeniería social, pero desde hace años debe generar bisagras con un nuevo
tiempo. El rasgo “monocultural” europeizante de los viejos pilares de la
modernidad se abre para cobijar “otras” culturas generadas por la humanidad
toda. El autor elige el sugerente concepto de “ecologías” para dar cuenta de
cómo un viejo dispositivo “moderno” que “invisibilizaba” otras maneras de vivir
se puede desprender de su naturaleza colonial y transformarse en una
herramienta mucho más democrática y pluricultural. Santos habla de cinco
ecologías donde “lo ausente” se haga “presente”, entre ellas la “ecología de
saberes”, que será el concepto a usar para mostrar la incapacidad de los
actores del poder para comprender sujetos inmersos en ideas y acciones de este
siglo.
En el conflicto de Famatina podemos observar, por un lado, esa
dupla formada por gobiernos y las corporaciones –Luis Beder Herrera y la empresa Osisko Mining
Corporation– y, por otro lado, las asambleas y poblaciones en resistencia. La
dupla del gobierno provincial y la Osisko ha decidido suspender el emprendimiento
minero en el cerro Famatina sin rescindir el contrato como demandan las
poblaciones en lucha, sino que plantean “hacer una campaña de información” para
luego consultar a la
población. Las asambleas inmediatamente respondieron que
“este pueblo está informado”. Frente a un mismo problema –información–, los
actores muestran dos maneras de comprenderlo difíciles de conciliar.
La dupla sostiene que el pueblo riojano necesita información
científica que le muestre que la contaminación y los riesgos ambientales no
existen. Para este fin cuentan con algunos ingenieros en minas, geólogos (y
también cientistas sociales) que, en la convicción de que sus meros títulos
universitarios los autorizan a declarar inofensiva la actividad, pasan por alto
toda evidencia en contra o la etiquetan de “no científica”; y el “principio
precautorio”, para ellos, no existe. De este modo, “informar” es convencer
mediante el dispositivo monocultural-moderno “lo dice la ciencia” (pobre
ciencia) y por lo tanto los emprendimientos deben hacerse.
Por otro lado, los asambleístas y poblaciones en lucha saben que
para fundamentar el rechazo necesitan conocimientos científicos que demuestren
(no simplemente que enuncien) los graves problemas de la actividad extractiva
pero, además, y esta es su gran ventaja, cuentan con la recopilación de muchos
otros saberes que provienen, por ejemplo, de pueblos que ya han pasado por esta
situación y dan sus dramáticos testimonios, agricultores que saben cuánto baja
cada año el agua del acuífero del valle y que apenas alcanza para esa labor y
para el consumo... Es decir, al mentado “conocimiento científico” de los
técnicos al servicio de las empresas les contraponen conocimientos científicos
generados por grupos independientes de universidades nacionales y extranjeras
combinados con los significativos “otros” saberes. En síntesis, las poblaciones
en resistencias, como dignos sujetos sociales de este siglo, manejan una
“ecología de saberes” que las diferencian y las ponen en ventaja sobre la
supuesta única “racionalidad” enunciada por los universitarios de la
modernización colonial.
Existe, de todos modos, una sospecha generalizada acerca del
“modo” en que la supuesta información será difundida por el gobierno y la corporación. No
obstante, atravesamos tiempos distintos, con lógicas de acción colectiva, modos
de generación y asimilación de información que al poder le cuesta mucho
entender y, por lo tanto, sus estrategias de “convencimiento” vienen fallando,
aun desplegando mucho dinero. Cuando una población se opone no hay “licencia
social” y sin ella no hay minería en democracia.
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Segundo acercamiento
a un nuevo posicionamiento intelectual
Pablo González Casanova (desinformémonos):"Si
pensamos en el conocimiento y la acción de un movimiento mundial como el de los
indignados, pronto advertimos que hay problemas teóricos y prácticos
considerablemente distintos a los que se plantean en la academia, en los partidos
y los gobiernos. Afortunadamente tenemos la posibilidad de enriquecer nuestro
conocimiento con las preguntas que los pueblos se hacen y con las respuestas
que se dan.
Teorías y prácticas
que vienen de abajo y a la izquierda tienen la originalidad de criticar al
poder cuando éste se siente distinto de la sociedad y cuando se separa de la sociedad. Los nuevos
movimientos del pueblo plantean una democracia que corresponda a las decisiones
del pueblo, y que en caso de que se separe del pueblo dejará de ser democracia.
Depauperados y
excluidos, indignados y ocupas formulan teorías que contienen un
gran respaldo empírico. Se trata de explicaciones y generalizaciones basadas en
gran cantidad de experiencias. Se trata de conocimientos, de artes y técnicas
que corresponden al saber y al hacer de los pueblos, ese saber que tanto
exaltara el antropólogo Andrés Aubry, y en que aparece, en vez del yo
individualista, el nosotros tojolabal que Carlos Lenkersdorf rescatara para la
filosofía de la solidaridad humana.
Teorías y prácticas
tienen mucho de particular y también de universal… Y no exagero. Pensemos en la
inmensa movilización de los indignados y los ocupas que luchan
por otro mundo posible. Hoy –escriben admirados dos profesores ingleses–, la
movilización es gigantesca. Nunca se había dado una de esa magnitud, y toda la
movilización empezó (añaden) en las junglas de Chiapas con principios de
inclusión y de diálogo.
Vemos
así que desde abajo y a la izquierda y desde las selvas tropicales surge un
movimiento que no sólo lucha por defender los derechos de los pueblos indios,
sino por la emancipación de los seres humanos.
Y ese movimiento
universal, en medio de sus diferencias, vive problemas parecidos. Es más,
encuentra soluciones parecidas para la creación de otro mundo y de otra cultura
necesaria, a la que los pueblos de los Andes expresan como el bien vivir, en
que el vivir bien de unos no dependa del mal vivir de otros.
A esas aportaciones
que de los indios de América vienen se añaden muchas más que corresponden a las
experiencias de múltiples culturas e historias y que crean la historia
universal de la lucha por la libertad, por la justicia y por la democracia,
lema que levantó el movimiento zapatista y que anda por el mundo entero no como
eco sino como las voces de un pensar y querer parecido.
Y allí están las
juventudes griegas que luchan contra el tributo de la deuda externa, están los
movimientos de la primavera árabe a quienes los militares no pueden transar,
están las asambleas de los indignados españoles que articulan intereses vitales
que el sistema no puede satisfacer, están los jóvenes estadounidenses que
ocupan Wall Street como centro del poder corporativo contra el que todos
luchamos, a los jóvenes chilenos que dan su vida para que no les quiten sus
escuelas y universidades.
En todas las
movilizaciones hay mucho de común. Todas o casi todas coinciden con lo
incluyente y con lo dialogal, y un número cada vez mayor, con la idea de que el
capitalismo corporativo es el origen de todos los problemas que afectan y
amenazan a la humanidad.
Coinciden también en que la solución es esa democracia de todos
para todos y con todos que no se delega, y que algunos llaman socialismo
democrático y socialismo del siglo XXI y otros nomás democracia, y que es eso,
y mucho más, pues es una nueva forma de
relacionarse con la tierra y con los seres humanos… una nueva forma de
organizar la vida.
Y es en medio de la
riqueza y novedad de esta movilización mundial como se captan una serie de
reflexiones que vienen de abajo y a la izquierda y cuya respuesta busca el
triunfo de los indignados y de los pobres de la tierra.
La riqueza de las
reflexiones y llamados es enorme y exige la atención y la profundización de
algunos que enuncio escuetamente y en los que debemos trabajar más: (…)”.
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Tercer acercamiento a un nuevo
posicionamiento intelectual
¿Adónde irán los Indignados y los "ocupas"? por Leonardo Boff (Alainet)
En una de las mesas
más importantes de debates en el Foro Social Temático de Porto Alegre, en la
que tuve la oportunidad de participar, pude escuchar los testimonios vivos de
los Indignados de España, de Londres, de Egipto y de Estados Unidos. Lo que me
dejó muy impresionado fue la seriedad de los discursos, lejos del tono
anárquico de los años 60 del siglo pasado con sus muchas «parole». El tema
central era «democracia ya». Se reivindicaba otra democracia, bien diferente de
ésta a la que estamos acostumbrados, que es más farsa que realidad. Quieren
otra democracia que se construya a partir de la calle, de las plazas, el lugar
del poder originario. Una democracia desde abajo, articulada orgánicamente con
el pueblo, transparente en sus procedimientos y no corroída nunca más por la corrupción. Esta
democracia, de entrada, se caracteriza por vincular justicia social con
justicia ecológica.
Curiosamente, los indignados, los ocupas y los de la primavera árabe no se remiten al clásico discurso de las izquierdas, ni siquiera a los sueños de las distintas ediciones del Foro Social Mundial. Nos encontramos en otro tiempo y ha surgido una nueva sensibilidad. Se postula otro modo de ser ciudadano, incluyendo poderosamente a las mujeres antes invisibilizadas, ciudadanos con derechos, con participación, con relaciones horizontales y transversales facilitadas por las redes sociales, por el móvil, por el twitter y por los facebooks. Nos encontramos ante una verdadera revolución. Antes las relaciones se organizaban de forma vertical, de arriba abajo. Ahora lo hacen de forma horizontal, hacia los lados, en la inmediatez de la comunicación a la velocidad dela luz. Este modo
representa el tiempo nuevo que estamos viviendo, el de la información, del
descubrimiento del valor de la subjetividad, no aquella de la modernidad,
encapsulada en sí misma, sino la de la subjetividad relacional, la de la
emergencia de una conciencia de especie que se descubre dentro de una misma y
única Casa Común, que amenaza ruina a causa del excesivo pillaje practicado por
nuestro sistema de producción y de consumo.
Esta sensibilidad no tolera ya más los métodos del sistema para superar la crisis económica y derivadas, saneando los bancos con el dinero de los ciudadanos, imponiendo una severa austeridad fiscal, el desmantelamiento de la seguridad social, el abaratamiento del empleo, el recorte de las inversiones, suponiendo ilusamente que de esta forma se reconquista la confianza de los mercados y se reanimala
economía. Tal concepción se ha vuelto dogma y en muchas
partes se oye la estúpida muletilla "TINA: there is noalternative”, no hay
alternativa. Los sacrílegos sumos sacerdotes de la trinidad nada santa formada
por el FMI, la Unión Europea
y el Banco Central europeo han dado un golpe financiero en Grecia e Italia, y
han impuesto allí a sus acólitos como gestores de la crisis, sin pasar por el
rito democrático. Todo es visto y decidido desde la óptica exclusiva de lo
económico, rebajando lo social y aumentando el sufrimiento colectivo
innecesario, la desesperación de las familias y la indignación de los jóvenes
porque no consiguen trabajo(…)”.
Curiosamente, los indignados, los ocupas y los de la primavera árabe no se remiten al clásico discurso de las izquierdas, ni siquiera a los sueños de las distintas ediciones del Foro Social Mundial. Nos encontramos en otro tiempo y ha surgido una nueva sensibilidad. Se postula otro modo de ser ciudadano, incluyendo poderosamente a las mujeres antes invisibilizadas, ciudadanos con derechos, con participación, con relaciones horizontales y transversales facilitadas por las redes sociales, por el móvil, por el twitter y por los facebooks. Nos encontramos ante una verdadera revolución. Antes las relaciones se organizaban de forma vertical, de arriba abajo. Ahora lo hacen de forma horizontal, hacia los lados, en la inmediatez de la comunicación a la velocidad de
Esta sensibilidad no tolera ya más los métodos del sistema para superar la crisis económica y derivadas, saneando los bancos con el dinero de los ciudadanos, imponiendo una severa austeridad fiscal, el desmantelamiento de la seguridad social, el abaratamiento del empleo, el recorte de las inversiones, suponiendo ilusamente que de esta forma se reconquista la confianza de los mercados y se reanima