Al vaciamiento de
Roggio lo silencian sus amigos
Por Jorge Duarte.
El Grupo Roggio es un impactante
grupo empresario de la construcción, el transporte, la ingeniería ambiental, el
juego y más rubros, que creció a costa de beneficios gubernamentales. Ha
cimentado su imperio en base a la obtención sistemática de licitaciones que le
otorgaron la concesión de servicios públicos y la construcción de obra pública
de gran magnitud.
Íntima relación con los principales personajes políticos de la Argentina, millonarios subsidios y asignaciones presupuestarias, hicieron de Roggio el imperio que gestiona subtes, trenes (FF.CC. Urquiza, San Martín, Roca, Belgrano Sur, Belgrano Cargas y tranvía de Puerto Madero), concesiones viales (Coviares Au Buenos Aires-La Plata, Covisur Au Buenos Aires-Mar del Plata, Puentes del Litoral Rosario-Victoria y Tapé Porá en Paraguay), obra pública (extensión de las líneas B, E y H de subterráneo, entre otras obras), hoteles, juego y mucho más. Repasemos el entramado de este imperio.
Roggio y el Gobierno
Nacional
La relación entre el
Grupo Roggio y el Estado nacional no pasa por malos momentos, todo lo
contrario. Desde el año 2003
a la fecha, el Estado nacional ha firmado contratos con
el Grupo Roggio por unos 8 mil millones de pesos. Esta cifra fue expuesta esta
semana por el propio ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y
Servicios, Julio De Vido, en conferencia de prensa. Encontramos que en tiempos
kirchneristas Roggio recibió casi $900 millones al año en concepto de contratos
con el Estado nacional. Esta cifra da muestra de la fructífera relación que el
grupo empresario consolidó en los últimos años con el ejecutivo nacional. Como
ejemplos de este maridaje, podemos mencionar que Roggio ha sido beneficiado con
obras de ampliación de la red de subterráneos, con distintas concesiones y
obras públicas desde 2003 a
la fecha.
A pesar del obvio
deterioro de los ramales de ferrocarriles gestionados por el Grupo Roggio y de
las constantes denuncias por desvíos de fondos provenientes de subsidios
pagados por el Estado nacional, la relación parece no haber tenido grietas.
Tanto es así que hace unos meses el Grupo Roggio fue beneficiado con la cesión
de la ex TBA ,
luego de que le quitaran la concesión a Cirigliano post tragedia de Once. De
este modo, la ex TBA
junto con sus subsidios fueron un nuevo premio para Roggio y ampliaron aún más
sus potencialidades de jugar con los fondos destinados al sistema ferroviario
nacional.
Roggio y los Macri
La relación entre
Roggio y los Macri no es nueva, tiene muchos años de solidez. Ambos son
empresarios subsidiarios del Estado nacional que crecieron de la mano de los
distintos gobiernos locales y nacionales. Además consolidaron diversas
sociedades que lograron beneficios para ambos. En la actualidad Roggio
y Macri son socios, por ejemplo, en el manejo del Ferrocarril Belgrano Cargas
(emprendimiento en el que también están asociados con la Unión Ferroviaria
de Pedraza).
Franco Macri y Roggio
han compartido en el pasado cercano la construcción de la Autopista
Rosario-Córdoba. También compartieron el pliego de licitación
que ganó la construcción de los subterráneos cordobeses en conjunto con la
empresa china Railways Internacional. Además, a través de la empresa Cliba ,
Roggio brinda servicios de recolección de residuos en la CABA macrista y
servicios de limpieza urbana del micro-centro porteño y Puerto Madero. Estos
negocios le representan al Grupo unos ingresos de $500 millones anuales.
Es tan obvia la
relación de los Macri con el grupo concesionario de los subterráneos porteños,
que la primera medida de Mauricio al recibir el control del servicio, en enero
de este año, fue otorgarle un aumento del 127% del boleto que pagan los
usuarios del subte. Como si esto fuera poco, el lobby empresarial de Macri
ahora lo llevó a pedir un nuevo incremento de boleto que beneficie a Roggio y
lleve las tarifas a $5,50 por viaje.
Operativo
“invisibilización de responsabilidades”
Los amigos y los
negocios de Roggio permiten empezar a encontrar el por qué de la
invisibilización de la responsabilidad empresarial en el conflicto gremial que
tuvo el subte paralizado por 10 días, en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. La responsabilidad de Metrovías, que a pesar de haber repartido
dividendos por $67 millones en 2011 dice estar quebrada, fue silenciada por el
gobierno porteño y el gobierno nacional, que se pasaban la pelota entre ellos y
señalaban constantemente a los trabajadores.
Con los trabajadores
bajo la lupa de la justicia y de los gobiernos, resta empezar a correr el velo
que cubre a Roggio y sus maniobras contables. Como ejemplo alcanza con
mencionar que Metrovías ha contratado a Benito Roggio Transporte para que le
brinde asesoramiento. A cambio del servicio Roggio (Metrovìas) le paga a Roggio
(Benito Roggio Transporte) el 2,6% de ingresos por venta de pasajes. Con
maniobras similares, según un informe de Hernán González Badián y el legislador
Rafael Gentili, Roggio llega a fugar el 27% del total
de subsidios de Metrovías a otras empresas del grupo. Todas estas estafas en la
concesión han sido silenciadas a medida que el servicio desmejoraba. El
vaciamiento es evidente y notorio.
Los trabajadores
siguen pidiendo que se abran los libros contables de la empresa y se revisen
las maniobras de desvío de fondos. Mientras tanto, se estima que entre 2001 y
2011 Metrovías “erogó en concepto de pago a proveedores pertenecientes al mismo
Grupo Roggio $381.430.795”. Gracias a sus “amigos”, Roggio ha conseguido
invisibilizar el saqueo de recursos y el vaciamiento parasitario de Metrovías.
La solución para el
conflicto de los subterráneos está lejos de Roggio, y seguramente, lejos de las
intenciones de los “amigos de Roggio”, que le permitieron crecer a costa del
desmantelamiento del sistema ferroviario y manejar a su antojo cientos de
millones destinados a subsidios al transporte.