Avá no.20 Posadas
DOSSIER
De recursos naturales a bienes comunes: la minería a cielo
abierto
junio de 2012
junio de 2012
Por Andrea Milesi*
Resumen
La crisis política e institucional ocurrida en Argentina en 2011
muestra
un escenario donde se instaura con fuerza la protesta "desde abajo"
corporizada en diversas asambleas populares. En este caso
específicamente el interés recae sobre los colectivos sociales que
resisten las explotaciones mineras a cielo abierto. Las negociaciones,
las luchas, los intereses en juego, las actividades de promoción y los
procesos de resistencia, conforman un escenario particular donde los
actores sociales y su capacidad de acción dan cuenta de modalidades
renovadas de apropiación cultural del ambiente. La recategorización del
medio, por parte de las asambleas ambientales, rechazando la designación
de recurso natural y sustituyéndola por bien común, permite a estos
actores sociales establecer un nuevo anclaje para llevar adelante la
lucha.
Diversos autores coinciden en señalar
al año
2001 en Argentina como momento clave para la historia nacional. La
crisis política e institucional ocurrida en el país en ese momento,
entre otros aspectos, muestra un escenario donde se instaura con fuerza
lo que se conoce como la protesta "desde abajo" corporizada en asambleas
populares, que reúnen a distintos actores en torno a reclamos de muy
diversa índole (vivienda, trabajo, salud, etc.).
En este sentido, Maristella Svampa (2009) señala
como
uno de los elementos recurrente en los movimientos sociales
latinoamericanos el desarrollo de formas de democracia directa a partir
de la acción colectiva no institucional. Esta tendencia se manifiesta a
través de la creación de estructuras flexibles, no jerárquicas,
proclives al horizontalismo y la profundización de la democracia,
destacándose la forma asamblearia, que en sus diferentes niveles y
expresiones recrea y potencia antiguas y nuevas formas de sociabilidad y
resistencia, al tiempo que va diseÑando un nuevo paradigma de la
política.
En esta oportunidad el interés recae en las asambleas cuyo elemento
aglutinador es el ambiente, y más específicamente en aquellos colectivos
sociales que resisten las explotaciones mineras a cielo abierto.
Considerando que las percepciones construidas a partir de la relación de
las personas con el medio generan una serie de interacciones sociales
que llevan a una redefinición del ambiente y dan origen a múltiples
expresiones; se analizarán las negociaciones, las luchas, los intereses
en juego, las actividades de promoción y los procesos de resistencia,
que conforman un escenario particular donde los actores sociales y su
capacidad de acción dan cuenta de modalidades renovadas de apropiación
cultural del ambiente.
Las miradas frente a la mega minería ofrecen una amplia gama, que abarca
desde posiciones decididamente favorables a este tipo de
emprendimientos, a aquellas absolutamente contrarias a los mismos,
atravesadas por toda una serie de enfoques intermedios, donde no faltan
los que reflejan una total indiferencia por la temática en cuestión.
Sobre estos temas resultan fundamentales los aportes teóricos realizados
por Norma Giarraca (2010), Mirta Antonelli y Maristella Svampa (2010),
destinados a analizar la expansión del modelo minero en Argentina, tema
que, si bien va cobrando paulatinamente relevancia, su presencia en el
imaginario cultural argentino no resulta significativa y al mismo tiempo
ha sido poco explorado entre la intelectualidad.1
Desde el marco teórico ofrecido por la Antropología Ecológica y
Ambiental, a continuación se presenta un análisis surgido a partir del
trabajo de campo realizado en contacto con asambleas ambientales
principalmente de la provincia de Córdoba - Argentina.2 Durante
la investigación se llevaron adelante diversos tipos de actividades que
incluyeron fundamentalmente observaciones y entrevistas en profundidad.
Corresponde aclarar que desde mediados de 2008 a principios de 2010, el
desarrollo del trabajo y el interés particular por la temática en
cuestión se tradujo en la participación activa en una asamblea ambiental
cordobesa; experiencia esta última sumamente relevante en distintos
sentidos. Por un lado, amplió el universo de relaciones al permitir el
establecimiento de contactos directos con integrantes de asambleas de
distintos puntos del país, pero al mismo tiempo generó una serie de
interrogantes respecto a la práctica etnográfica particularmente en
relación a la reflexividad en el proceso de investigación, aspecto este
último de gran relevancia pero que, por cuestiones de espacio, no será
desarrollado en esta oportunidad.
La actividad minera en Argentina
Los años 90 en la Argentina dan inicio a un proceso de cambio
estructural en el país. A partir de una retracción fundamental en el rol
del Estado, la característica general del proceso está signada por la
desregulación y estímulo a la inversión extranjera. Acorde a la tónica
de este modelo, en materia de minería, comienzan a implementarse una
serie de modificaciones legislativas tendientes a promover la actividad
en el país. La nueva normativa, entre los aspectos más destacados,
ofrecía (y ofrece) a las empresas mineras estabilidad tributaria y
fiscal por un período de 30 aÑos a partir de la presentación de la
documentación que acreditaba la factibilidad del emprendimiento, fijaba
en un 3% por ciento el máximo de las regalías que los Estados
provinciales pueden obtener de estas explotaciones, como así también
concedía importantes beneficios impositivos a los inversores.4
Estas modificaciones legales obtuvieron rápida respuesta. Desde entonces
las provincias de La Rioja, San Juan y Catamarca constituyen el núcleo
duro del modelo minero argentino, "...tanto
Gioja, actualmente gobernador de San Juan, como Ángel Maza, ex
gobernador de La Rioja, fueron impulsores de las leyes mineras en los 90
(...) Catamarca fue la provincia donde se instaló el primer yacimiento
minero a cielo abierto, Bajo La Alumbrera" (Svampa
et. al., 2010:157).
Las facilidades otorgadas para el desarrollo de este tipo de industrias atrajeron a grandes corporaciones internacionales interesadas en la extracción de minerales, principalmente oro, plata, cobre y zinc, entre otros. Paulatinamente en el mapa de la Argentina se fueron multiplicando los espacios dedicados a esta actividad, pudiendo afirmase en la actualidad que "Argentina es la niña mimada de la industria minera mundial. Empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón impulsan una veintena de emprendimientos, en diferentes grados de desarrollo, a lo largo de los cinco mil kilómetros de cordillera".5
Se dio inicio así en el país a un proceso de instalación y desarrollo de
actividades mineras a cielo abierto (también conocida como minería de
tajo, o a gran escala o mega minería) modalidad que sustituyó la
tradicional consistente en la realización de túneles al interior de las
montañas.
Este cambio en la práctica se debe a que al agotarse las vetas, el
mineral que queda se encuentra diseminado y mezclado en las rocas, por
lo que para extraerlo se procede a dinamitar las montañas
primero, y pulverizar el producido después. Esto es, las montañas
literalmente desaparecen, son desintegradas y el mineral es extraído a
partir del empleo de un sistema de lixiviación.
Al producto de la explosión se le aplica una combinación química, que
por lo general incluye cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras
sustancias, lo que permite separar los metales de la roca. Otros de los
elementos fundamentales para llevar a cabo la explotación fuera de los
diversos combustibles, son electricidad y agua. Grandes cantidades de
agua para el lavado de los metales completan el proceso: "La
industria minera consume millones de litros de agua dulce en el proceso
de extracción de minerales. Más concretamente en Argentina, una sola de
las empresas mineras -tal vez la más importante- llega a consumir cuatro
millones (4.000.000) de litros de agua dulce por hora. Si esta cifra la
multiplicamos por la cantidad de días, y a su vez, por la decena de
empresas y explotaciones mineras que se pretende informar, es probable
que lleguemos a una cifra superior a la de millón de millón por día" (Gómez,
2009: s/p).
De la naturaleza al ambiente
El impacto de las prácticas sociales sobre la naturaleza trajo como
consecuencia importantes señales
de alerta que provocaron una redefinición de las relaciones. El ambiente
va más allá de dominio natural, incorpora aspectos sociales, económicos,
políticos, y actores con intereses diferenciados interaccionando en y
con el medio. En este sentido, pasar de la noción de naturaleza a la de
ambiente importa la progresiva transformación de concepciones
antropocéntricas para dar paso a visiones biocéntricas para algunos, y
ecosistémicas para otros (Milesi, 2009).
El ser humano deja de poseer un valor diferenciado y superior frente al
resto de la creación colocándose el acento en la vida misma: el hombre
como parte de la naturaleza. En este sentido la Ecología, como ciencia,
aporta una visión integradora cobrando protagonismo las relaciones,
enfatizándose la interacción de las personas con el medio, involucrando
acciones y reacciones de unos y otros. Así, se densifica la mirada, y
con ella los discursos, desde que son también incorporados los elementos
abióticos al análisis, conformándose una trama compleja de relaciones.
De esta forma, se proclama la necesidad de atender a las dinámicas con
que tienen lugar los procesos: las interrelaciones y la mutua
interdependencia entre los ecosistemas, las condiciones sociales,
económicas y culturales aparecen como la clave para abordar la cuestión.
El paso de la naturaleza al ambiente está mediado por la cultura, a través de la que se aprende y se enseña a mirar el medio que habitamos. El aprendizaje que cada sociedad desarrolla en interacción con su ambiente, va a conformar en los sujetos una particular percepción de su entorno; asimismo, la mirada que construyen los actores sociales de su medio se traduce en escalas que asignan valores diversos al entorno en que los sujetos desarrollan su existencia. Esto va a influir en las representaciones acerca del medio, como así también en las decisiones, comportamientos, reconocimientos y apropiaciones culturales respecto del ambiente.
Referirnos a procesos de apropiación cultural requiere realizar algunas
precisiones, y la primera de ellas está referida al concepto de cultura. Clifford Geertz, en un texto clásico para la Antropología como es "Descripción
Densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura" (1995),
considera a la cultura básicamente como una red de significados
compartidos, una jerarquía estratificada de signos interpretables
compartidos por una sociedad, y que son esencialmente públicos. En este
sentido ¿qué significados cobra socialmente la minería a cielo abierto?
¿Cómo es concebido el ambiente objeto de este tipo de explotación por la
comunidad o los conjuntos sociales donde tiene lugar?
Otra de las precisiones, está relacionada específicamente a la
apropiación cultural, cuestión que habitualmente hace referencia a
contactos entre culturas diferentes. Pueden tratarse de procesos de
reconocimiento mutuo entre las culturas, ya sea entre culturas
minoritarias o dominadas o entre éstas y la cultura dominante en el seno
de una sociedad. O bien, remite a procesos en los que un grupo dado toma
las costumbres y tradiciones de otro, las recrea, redefine e incorpora,
o se suma a la práctica en cuestión. En general se trata de procesos que
conllevan largos períodos de tiempo.
En el caso especifico de las explotaciones mineras a cielo abierto, el
proceso de apropiación cultural del ambiente tiene lugar al interior de
una misma cultura. Mirado desde los ciudadanos que resisten a este tipo
de emprendimientos6,
presenta ciertas particularidades, que incluyen desde la redefinición
del territorio a la conformación de nuevas identidades, signadas entre
otras, por la celeridad de los procesos.
VECINOS EN ASAMBLEA
"hay que juntarse"
"... y organizarnos"
"... y organizarnos"
Sociedad civil es una noción que ha ido experimentando diversos cambios
conceptuales. Ha sido definida sucesivamente como la síntesis de bienes
públicos y privados; como la materialización de la idea ética sobre el
orden social; como la armonización entre las demandas de los sujetos y
los bienes sociales, etc.; en otros términos la sociedad civil como
ciudadanía.7 En
este sentido cobra la dimensión de una red de sujetos asociados con
finalidades diversas que van desde la realización de actividades
solidarias para con aquellos otros sujetos en situación de exclusión
social en los más variados grados, hasta la defensa de sus derechos.
Cuando el Estado, a partir de las transformaciones ocurridas en su comportamiento, deja de satisfacer ciertas necesidades sociales, desde la sociedad civil surgen estrategias para hacer frente a las distintas necesidades insatisfechas. En el caso en análisis, para hacer frente a un enemigo común -la explotación minera a cielo abierto- paulatinamente fueron conformándose asambleas ciudadanas.
En 1992, en oportunidad de celebrarse la conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la declaración de Río de
Janeiro afirmaba que "El mejor modo de tratar las cuestiones
ambientales es con la participación de todos los ciudadanos".8 Entendida
como actividad desplegada por los actores sociales, la referencia a la
participación de los ciudadanos aparece reiteradamente en los más
diversos discursos. Se recupera la idea de sujetos activos, desde la
cual los vecinos agrupados cobran protagonismo. Dejan de ser meros
espectadores para conformase en agentes, no solo observan y asisten,
sino que se involucran y hacen.
Asumirse como ciudadano en el marco de
esta lucha configura también una opción identitaria, que se traduce en
la conformación de sujetos de derechos y deberes, en este caso
ambientales. En este marco la Constitución Nacional y su artículo 41
especialmente, constituye una referencia obligada tal como lo destaca
una asambleísta: "...está
en la Constitución, todo lo de los derechos del ambiente".9
Para llevar adelante la lucha, la modalidad de asamblea aparece como la forma organizativa que permite un ejercicio ciudadano más pleno. Lograr la participación del vecino se constituye en uno de los principales desafíos, es "...una de las variables substanciales que garantiza su sostén (de la asamblea) en el tiempo y su visibilidad pública... se mueven al ritmo oscilante de sus miembros..." (Bellucci y Mitidieri, 2003 s/p).
Referirse al vecino en asamblea implica también hacer referencia a un
espacio de ejercicio de poder ciudadano, donde asumirse como "vecino"
pone en funcionamiento procesos de identificación individuales y
colectivos. En la necesidad de reunirse y de agruparse, el otro se torna
absolutamente indispensable para intercambiar ideas y estrategias, pero
también se debe convivir con la disparidad de opiniones frente a un
problema común. La
circulación de la palabra y la horizontalidad en el funcionamiento,
también constituyen desafíos de importancia.
Si bien el trabajo individual puede asumir diversa magnitud, participar es el primer eslabón del compromiso con la lucha. Siendo un acto voluntario, participar, implica la decisión del actor de formar parte de un colectivo donde la toma de conciencia - no apenas de la problemática en disputa sino de la necesidad de aportar con tiempo, esfuerzo y dinero - presenta una variabilidad no despreciable. Esto en su conjunto configura un tejido particular propio de cada asamblea, que irá modificándose de acuerdo al contexto y al desarrollo de los acontecimientos.
Por otra parte, las reuniones asamblearias constituyen también una
suerte de ritual de autoafirmación en la lucha y de fortalecimiento, que
incluyen diversas prácticas como: mirarse a la cara, estrechar las
manos, escucharse, compartir un mate y reforzar el saber de que no están
solos.
Como expresó un asambleísta "...que
alegría profunda el vislumbrar y ver por este ojo de la cerradura que es
esta asamblea (...) al nivel del piso, de la pacha, donde nadie está por
encima, ni por delante, donde en el círculo de la asamblea... las
fortalezas se potencian y donde las debilidades se trasmutan en
posibilidades". Esta declaración (leída en asamblea 06/05/2009)
resulta particularmente significativa desde que la asamblea de
pertenencia del actor, considerando que la misma lograba transmitir el
espíritu del grupo, decidió enviarla con pequeÑas modificaciones a un
programa radial de Córdoba para invitar a la población a sumarse a sus
actividades.
Forma parte del trabajo de las asambleas sumar voluntades, procurando incidir en la conformación de las representaciones sociales sobre el ambiente. Aspecto fundamental desde que los sistemas simbólicos son productos sociales que producen el mundo, que no se contentan con reflejar las relaciones sociales sino que también contribuyen a construirlas (Bourdieu y Wacquant, 1995). En este sentido las personas involucradas en las luchas se constituyen en portadores de una "racionalidad alternativa" al modelo de relación hombre/ambiente en vigencia (Leff, 2004).
El conflicto constituye una cuestión de relevancia para la discusión
sociológica y antropológica, cuya trascendencia queda evidenciada al
momento del análisis de la realidad social. Al respecto, Georg Simmel
considera a la lucha como una forma de asociación constitutiva de la
sociedad, ya que "...si
toda acción recíproca entre hombres es una socialización, la lucha, que
constituye una de las más vivas acciones recíprocas y que es lógicamente
imposible de limitar a un individuo, ha de constituir necesariamente una
socialización" (Simmel,
1977:265).La lucha constituye una fuerza morfológica que crea modelos y
estructuras en el ámbito social y se desarrolla a través de ciclos, de
naturaleza variable.
Analizar esta cuestión desde la perspectiva de las representaciones
sociales permite recuperar la importancia de los significados, el papel
de los aspectos simbólicos y de la actividad interpretativa de las
personas respecto de su ambiente. Las condiciones materiales, las
interacciones sociales, las pertenencias, los contextos políticos,
económicos y culturales, conforman un escenario particular donde el
conflicto, en este caso ambiental, es actualizado y es dentro de esta
dinámica particular que se ofrece a la interpretación.
Probablemente la manifestación asamblearia más emblemática de oposición
a la minería a cielo abierto la constituye la Asamblea de Vecinos
Autoconvocados de Esquel, quienes mantienen una página web donde
declaran:
"Esquel (Chubut) es una ciudad de la Patagonia Argentina donde los
gobiernos nacional, provincial y municipal avanzan con un proyecto
minero de oro contaminante a sólo 6 km. de la ciudad, apoyando a la
empresa transnacional Meridian Gold (actualmente comprada por Yamana
Gold) en contra del 81% del pueblo, que le dijo NO A LA MINA en el
plebiscito del 23 de marzo de 2003. Los Vecinos Autoconvocados de Esquel
creamos este sitio Web para que el mundo se entere de lo que nos está
pasando y lo que le pasará a Argentina si lo permitimos, y como canal de
información de otras asambleas, vecinos y organizaciones con luchas y
esperanzas similares en nuestro país y toda Latinoamérica. Los
esquelenses luchamos con dignidad, conocimientos científicos y amor por
la vida y la naturaleza en contra del enorme robo al país que propician
las leyes de minería" (http://www.noalamina.org/mineria-informacion-general/general/los-que-hacemos-este-sitio-web-y-su-razon-de-ser.
02/09/ 2009 13:46).
La práctica asamblearia de los vecinos de Esquel, se vio replicada a lo largo del país asumiendo distintas manifestaciones, con resultados diversos. Lograron la prohibición de la mega minería en Chubut en el 2003, la misma línea siguieron las provincias de Río Negro (2004), Tucumán (2006), Mendoza (2007), La Pampa (2007), Córdoba (2008), San Luis (2008), y La Rioja (entre marzo de 2007 y agosto de 2008).
La resistencia a la mega minería constituye uno de los principales ejes
de discusión de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)10,
organización esta surgida a partir de un Foro Nacional de los Pueblos
Autoconvocados Ambientalistas, realizado en Córdoba en Julio de 2006,
con el fin de articular esfuerzos orientados al establecimiento de
estrategias de resistencia al modelo de desarrollo vigente, impulsar el
establecimiento de la consulta popular y la autodeterminación de los
pueblos, respetando y protegiendo su ambiente, las economías regionales,
las culturas e identidades locales.
En el caso de la provincia de Córdoba la lucha contra la mega minería
comenzó a partir de la circulación de cierta información según la cual
se estaba discutiendo la posibilidad de instalar una explotación de oro
y plata en la modalidad a cielo abierto, en el noroeste cordobés.
Específicamente esta explotación afectaría entre otros lugares a las
célebres Cuevas de Ongamira, ubicadas al norte de las Sierras Chicas, a
110 Km. de la ciudad Capital. Antiguamente esta zona era habitada por el
pueblo Comechigón que resistió a la conquista española,
hasta que en 1574 encontrándose rodeados se arrojaron desde su cerro
sagrado, El Colchiquin, en suicidio colectivo. Por todos estos aspectos,
esas formaciones constituyen una importante reliquia histórica,
paisajística y arqueológica.
La respuesta a los rumores no se hizo esperar y los pobladores del valle de Ongamira, Quebrada de Luna, Ischilín, CaÑada de Río Pinto y zonas cercanas se movilizaron y constituyeron la asamblea autoconvocada de vecinos¡Ongamira Despierta! Este movimiento se propagó por toda la provincia, alcanzando inclusive a la ciudad Capital. Bajo la consigna "Se puede vivir sin oro y sin uranio, sin agua no", las "Despiertas", como son conocidas las distintas asambleas cordobesas por incorporar este adjetivo en sus nombres - Traslasierra Despierta, Casa Grande Despierta, Córdoba Ciudad Despierta, etc. - reunieron más de 80.000 firmas contra la minería a cielo abierto y la explotación de uranio.
Ese proceso involucró actividades de muy diversa índole, en distintos
puntos de la provincia. En el caso de la ciudad Capital se realizaron
marchas y concentraciones frente a la Casa de Gobierno y especialmente
en la Legislatura Provincial. Las "Despierta" participaron
en sesiones y comisiones legislativas, presentado inclusive un proyecto
de ley (¡Ongamira Despierta! y¡Traslasierra Despierta! 21/05/08),
eventos claves que contaron también con la presencia y el apoyo de otros
colectivos y agentes particulares consustanciados con la causa. Los
procesos de difusión mediante volanteadas (sostenidas con el aporte
financiero de los integrantes de las asambleas) en distintos puntos del
centro de la ciudad, particularmente en la Plaza de la Identidad - que
por casi dos años
fue espacio referencial de la asamblea capitalina- fueron permanentes.
También se realizaron encuentros culturales, festivales en espacios
públicos que contaron con la participación de artistas locales, etc.11
En suma, los esfuerzos iniciados con ¡Ongamira Despierta! multiplicados a lo largo de toda la geografía provincial lograron en septiembre del 2008 la sanción de la Ley Nº9526 que prohíbe la minería metalífera en la modalidad a cielo abierto y de minerales nucleares tales como el uranio y el torio, y el empleo de sustancias contaminantes en toda la provincia.12
Cabe destacar, que los movimientos de resistencia a la minería a cielo
abierto trascienden las fronteras nacionales. La resistencia social
organizada paulatinamente va constituyéndose en una práctica que coloca
en estado de alerta a los intereses de las corporaciones mineras. El
sostenido crecimiento de la lucha, presenta una decidida tendencia a la
articulación y fortalecimiento recíproco dentro de los que adhieren a la
causa. Gustavo Macayo,
abogado integrante de la asamblea de vecinos de Esquelafirma que "Sin
duda que la gran herramienta para la lucha es la unión. A nosotros nos
pasó que recibimos solidaridad de todo el mundo. De Europa, de EE.UU.,
de Canadá, de la India, nos empezamos a enterar de que había comunidades
en lucha igual que nosotros. Y bueno, la solidaridad internacional te
fortalece cuando te están matando en tu propio pueblo, tus propios
funcionarios, realmente fue muy importante la solidaridad que recibimos
de todo el país y de otros países hermanos".
(http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/new/2007/02/26/p2640)
APROPIACIÓN CULTURAL DE AMBIENTE
"No a la mina"
Los impactos de las actividades humanas en el medio natural, combinado
con diversos factores políticos, sociales, económicos y culturales,
generan mutaciones en la configuración de las percepciones sociales que
derivan en la estructuración de distintas representaciones respecto del
ambiente. Dentro del marco general que viene siendo considerado, es
posible señalar manifestaciones comunes respecto a las representaciones
organizadas en torno del ambiente y su defensa frente a la mega minería.
Apropiarse del ambiente en este caso se transforma en la búsqueda de una
construcción social y cultural. Es necesario para sostener el dominio,
redescubrir el territorio, en todo caso conocer de otro modo, a lo que
debe sumarse la aceleración de los procesos. La urgencia es la nota
característica, ya que en fracción de segundos allí donde había una
montaña las explosiones dejan paso a un foso, generando una huella
ambiental imposible de ignorar. El paisaje milenario desaparece y se
transforma.
Entre las particularidades propias de los emprendimientos mineros a
cielo abierto, cabe señalar las inversiones que realizan, que abarcan un
amplio y variado espectro que aportan la imagen de un futuro mejor."Sin
duda, la promesa requiere de la esperanza como pacto de confianza y
contenido epistémico - creer que/creer en - y es la que regula las
proyecciones imaginarias del futuro promisorio que traería el modelo
extractivo" (Antonelli,
2010:73).
En ese orden la propaganda de difusión de los beneficios de la actividad cumple un rol fundamental: "La minería trae ingresos, son miles de puestos de trabajo, son grandes cantidades de familias que pueden mandar a sus hijos al colegio, ofrecerles salud, esto es progreso y bienestar para la comunidad". Esta afirmación, si bien realizada en el contexto de una presentación promotora de una inversión minera específica, en términos más o menos semejantes se reitera en los distintos contextos donde se pretende establecer explotaciones de este tipo. Al tiempo que hacen gala de una extracción responsable, y de un cuidado del ambiente, garantizando la neutralización de los efectos negativos y contaminantes.
Discursos esos que chocan con las imágenes de las voladuras en las
cuales, casi por efecto de magia, la mole de roca es pulverizada. En una
mínima fracción de tiempo lo que era una montaña desde tiempos
inmemoriales, se transforma en una nube de polvo gigantesca "el botín
del saqueo" (en palabras
de una asambleísta durante encuentro de asambleas ambientales cordobesas
celebrado en la Cooperativa de agua de Carlos Paz, el 27 de julio de
2008).
Frente a este panorama se generan reacciones diversas en los pobladores
de las zonas donde se sitúan los emprendimientos. La percepción de que "algo
no andaba bien", el temor a sufrir pérdidas o daños, lleva a algunos
vecinos a organizarse. Pero la organización de unos, choca con el
malestar de los que no ven los daños que genera la explotación, o que no
pueden verlos, porque antes está el trabajo y el propio sustento del
grupo familiar atado a la explotación minera.
El trayecto entre los que apoyan estas empresas y los que las combaten
aparece insalvable. Las miradas privilegian horizontes diferentes: unos
el dinero de bolsillo, "Acá
se mueve vendemos más, hay movimiento",los beneficios, "la
compu para los chicos" (expresiones recogidas en septiembre de
2009). Cabe señalar, que forman parte de las nuevas prácticas de las
empresas mineras las donaciones a escuelas y centros de salud. Para
muchos, gran parte de los perjuicios serán visibles recién después de
pasado un tiempo de la explotación; otros, por el contrario, colocan el
acento en la existencia misma de hoy y del futuro, donde el ambiente
sano y el acceso al agua se tornan insustituibles.
La resistencia a la mega minería trajo aparejada una apropiación
renovada del ambiente. Esto implica para los actores involucrados, la
participación en actividades sociales de intercambio recíproco aportando
cada uno desde su propio horizonte. Este intercambio incluye tanto los
conocimientos derivados de los aportes de investigadores formados que
pueden o no habitar el lugar, como también los conocimientos acumulados
por la prácticas cotidianas, pero igualmente ajenos a la consideración
habitual del medio "...mirabas
el río y no estabas pensando en la concentración de arsénico o de no sé
qué...",recuerda una vecina durante una reunión de la UAC regional
(29/03/09). Todo ello deriva en la metamorfosis del paisaje, ahora
impactado por el conocimiento que se suma y paulatinamente transforma.
Transforma la mirada, pero también transforma a los objetos de la
mirada, que entre otros aspectos implica una apropiación de saberes, de
bienes materiales y simbólicos.
Considerando a los actores que resisten estas explotaciones puede
observarse que en algunos casos, la percepción del ambiente suele asumir
connotaciones místicas "Tenemos
un compromiso espiritual con la tierra... fuiste a
las UAC, ahí la gente es de lugares muy chicos todos se conocen, tienen
una comunicación muy especial, se juntaron todos a rezar, hay un amor a
la tierra, una verdadera comunión...". También
hay quienes
suman los argumentos vivenciales "...no tenemos el agua
que ellos consumen y contaminan". Mientras que en otras
oportunidades se plantea como un orden de prioridades insoslayables "Sin
oro podés vivir... sin agua no... esto tiene que ver con el derecho a la
vida", como señalará un
asambleísta catamarqueño.13
En la discusión argentina contemporánea, dada las condiciones en que se
realizan este tipo de explotaciones, la introducción de la dicotomía
costo/ beneficio en ocasiones se muestra como un camino útil a ser
transitado para algunos sectores de los colectivos que resisten la mega
minería. Allí el trabajo se sitúa en poner en evidencia que los
beneficios presentados como importantes, en realidad no son tales, que
las ganancias ofrecidas son absolutamente desproporcionadas a las
pérdidas que causan.
Pasar de mentira a verdad y poner en palabras lo no dicho, coloca el
acento en la distancia que media entre la prédica económica y
propagandista que augura desarrollo y bienestar, basados en índices y
explicaciones técnicas, y la experiencia concreta de quienes habiéndose
embarcado en la actividad ven en este tipo de explotación despojo y
miseria. Caso de los vecinos de Esquel, a quienes ya se hiciera
referencia, o en las palabras de un antiguo vecino de Rinconada "...yo
era minero de Jujuy, de familia de mineros, mi abuelo, mi padre...
cuando nos vinieron al principio cuando esto empezó con la minería otra
vez, todo el mundo se puso contento pero ahora no quieren saber nada
porque dan trabajo tres meses, se van y no dejan nada".14
La primera necesidad para los vecinos organizados en asambleas es reconquistar el propio lugar, su ambiente, redefinirlo. Más allá de las motivaciones los actores asentados en los territorios objeto de las explotaciones (efectivas o potenciales), manifiestan una necesidad común: la de incorporar a su mirada y percepción del ambiente el instrumental con que actúa el grupo invasor, representado en este caso por las corporaciones multinacionales. Proceso marcado por la necesidad de dedicación y la urgencia de obtener saberes que les permitan no perderse en la maraÑa de discursos técnicos complejos, solo para entendidos, y la propaganda triunfalista que augura bienestar y progreso. En este sentido si bien cada sector en conflicto desarrolla su propia estrategia, hay que tener presente que la asimetría es la nota característica de las relaciones.
El proceso de apropiación demanda un dominio renovado del ambiente, transmutado
ahora en objeto de conocimiento específico, y también requiere organización de
las prácticas. En este sentido la tecnología compone un eslabón fundamental, ya
que parte importante de la lucha implica dedicación para obtener la información
que debe ser filtrada, clasificada y analizada. Las publicaciones que aparecen
en Internet constituyen, no el único, pero sí uno de los principales recursos.
La conexión virtual pasa a constituir un canal privilegiado de acceso a la
información, y la posibilidad de sumar actores a la lucha. Organizarse, conocer,
saber, redescubrir el propio espacio.
La red posibilita el intercambio de conocimientos y enfoques de la problemática,
contribuyendo al mejoramiento de las prácticas y a la circulación de la
información que es una instancia fundamental. Compartir el conocimiento generado
y las informaciones obtenidas, permite la gestación de nuevas estrategias al
facilitar el intercambio de puntos de vista, al tiempo que mantiene a los
actores involucrados en un alerta permanente: "...nos
tenemos que informar... Conocer
para saber cuando nos mienten, pero con fundamento" destaca
una asambleísta, mientras se encargaba de organizar los materiales a enviar por
mail para ser discutidos en la próxima asamblea. Así, el dialogo encuentra en la
red un espacio ampliado de circulación.
Generar un discurso propio que identifique y aúne, se constituye en una
necesidad insoslayable. Los procesos de rastreo de la información y el
reconocimiento del propio espacio territorial se trasmutan en modalidades de
apropiación cultural del ambiente diferenciadas. Es un volver a tomar posesión
del territorio, y la afirmación de una ciudadanía decidida a constituirse en
titular del espacio y custodia de bienes, ya no recursos, sino bienes
comunes.
DE RECURSOS NATURALES A BIENES COMUNES
"No al oro, si a la vida"
Como señalara
Norbert Elías "...los seres humanos se comunican entre ellos y se orientan en
el mundo por medio de nombres que asignan a todo lo que parece importante para
su comunicación" (Elías,
1994:188).El acceso a un lenguaje nos pone en contacto con el fondo de cultura
de un grupo particular. Nombrar importa otorgar un contenido y generar una
representación simbólica de lo nombrado. En ese orden los discursos que se
construyen en torno al ambiente y sus elementos constitutivos, constituyen para
los colectivos involucrados en los diferentes escenarios de disputa un elemento
tan importante como el ambiente mismo.
En este sentido cabe preguntar: ¿Bajo que rubro debe consignarse el suelo, el
aire, el agua? ¿Será posible referenciarlos como bienes o recursos naturales
indistintamente?
Para Amílcar Herrera hablar de "recursos naturales" es una contradicción de
términos. "Recursos es un término económico y la naturaleza no produce cosas
económicas, la conciencia y tecnología se convierten en recursos. El criterio
fundamental entonces es que cualquier cuerpo natural puede ser un recurso, dadas
ciertas condiciones económicas y tecnológicas" (Herrera, 1978:8). En ese
orden de ideas, otro tanto es posible seÑalar respecto a los bienes naturales o
bienes comunes naturales. Seguimos estando en presencia de cuerpos físicos que
en determinado contexto social, cultural, económico y político se cargan de un
contenido específico. De allí la trascendencia de los significados
compartidos.
La recategorización del medio por parte de las asambleas ambientales, rechazando
la designación de recurso natural y sustituyéndola por bien común, permite a
estos actores sociales establecer un nuevo horizonte desde donde afrontar la
disputa. Al asignar un nombre se funda una representación, se fija un contenido
y alcance, que en el caso en cuestión lo relaciona directamente con su
disponibilidad.
Para el Estado definir un espacio territorial como recurso natural se traduce en
la posibilidad de disponerlo para ser negociado. La naturaleza, transformada en
mercancía, permite presentar a la mega minería como emprendimiento económico
generador de empleo y riqueza. Minería responsable, factor de transformación,
desarrollo sustentable, contaminación controlada, casi todo lo que usamos tiene
algo de minería, etc., son expresiones que aparecen permeando los discursos. En
este orden Giarraca y Hadad aclaran que:"Es muy frecuente escuchar a los
defensores de esta actividad aducir que toda la sociedad moderna se asienta en
el uso de ciertos minerales básicos, pero hay un convencimiento, que proviene de
informaciones técnicas independientes, que plantea que las extracciones superan
ampliamente las necesidades razonables de una economía al servicio de las
'poblaciones reales'. Por ejemplo, se estima que sólo el 15% del oro extraído en
el mundo tiene fines industriales, mientras que el resto se destina a consumos
suntuarios y reservas monetarias (de países diferentes de los que se extrajo el
mineral). Por lo tanto, esta supuesta necesidad económica y social de los
minerales debiera revisarse" (Giarraca y Hadad, 2010: 239-240).
La defensa de los bienes comunes - de suyo irrenunciables, no negociables,
indispensables para la existencia humana y de valor no convertible en moneda -
lleva a redescubrir el territorio. La redefinición del medio constituye un
sólido pilar en la conformación de nuevos significados traducidos en renovadas
modalidades de apropiación cultural del ambiente.
Para las asambleas, la caracterización de los lugares en disputa como recursos
naturales potenciales generadores de divisas, se presentó como una
categorización que debía ser desterrada. La apropiación cultural del ambiente
devino en apropiación de las estrategias del usurpador, tomar sus discursos y
explicitarlos. Explicitar lo no dicho y re nombrar al propio ambiente, ya no más
como recurso sino como bien común "...soy
parte de todo esto y de todos ustedes, estas montaÑas no son solo rocas y
metales a ser negociados. Son mi paisaje, son mi lugar, son parte de mi vida, y
de los que vendrán cuando muera"(declara un asambleísta al cierre de un
encuentro comunitario).15
Afirmaciones de este tenor forman parte del proceso de apropiación cultural del
ambiente, que llevan a cabo las comunidades que resisten a la mega minería. Se
evidencia la necesidad de traducir sus reclamos en términos equivalentes a los
empleados por las corporaciones: "La tierra, el aire, el agua, son bienes
comunes". Y esa afirmación es al mismo tiempo una definición y el
establecimiento de un contenido preciso. Decir bien común es, en este caso,
decir indispensables para la vida humana.
Si bien las explotaciones a cielo abierto pueden realizarse a los fines de la
extracción de distintos minerales, y de hecho en todos ellas encontramos un
mineral principal, hay toda otra serie de elementos que son extraídos en el
mismo proceso, el oro resulta el metal más emblemático. Para los colectivos
sociales que resisten estas modalidades de explotación no hay dudas: El oro no
sirve para nada.
En cambio, para el Estado y para las empresas el oro constituye uno de los
activos más importantes sobre el que se apoya el funcionamiento del sistema
financiero internacional. ¿Cuál es entonces su valor? Para unos: ninguno, o
casi ninguno, dada su inutilidad para satisfacer las necesidades vitales. Para
otros, se le debe asignar el valor dado por la cultura dominante que encontró en
este objeto escaso el elemento conveniente para objetivar la dominación. Puntos
sin posibilidad de conexión desde que la distancia que media entre considerar
los territorios y todos sus contenidos, como un recurso natural o un bien común
es un abismo. Abismo que bien podría ser representado por el foso que dejan las
voladuras: "...grandes como
la montaña...
pero al revés" (explicaba
un asambleísta en ocasión de las actividades conmemorativas por el día mundial
de la Tierra, realizadas frente a la iglesia Catedral de Córdoba el 22 de Abril
de 2008).
COMENTARIOS FINALES
"Ahora sabemos que estos son bienes comunes"
La lucha ambiental llevada a cabo por las asambleas de los vecinos afectados por
emprendimientos mineros a cielo abierto, da cuenta de una particular apropiación
cultural del ambiente. Las representaciones sociales conformadas en torno a esta
cuestión ofrecen esquemas o modelos orientadores de las prácticas. Los modos y
procesos por medio de los cuales las personas construyen y son construidas por
la realidad social, en este caso atravesada por el conflicto, actualiza una
conformación identitaria particular. Se declaran ciudadanos, y como tales,
sujetos de derechos y deberes ambientales.
Las categorías necesarias para la comunicación, para ser inteligibles deben ser
contextualizadas. El rechazo sistemático de las asambleas ambientales, respecto
de la consideración de distintos elementos de la naturaleza - tierra, agua,
vegetación, etc.- como recursos,
sustituyendo tal denominación por la de bienes
comunes, y en algunos casos bienes
naturales comunes, es mucho más que un cambio de nombre. Implican procesos
de recategorización del medio.
Las personas responden a las situaciones cotidianas a través de categorías
interpretativas que reflejan su comprensión del entorno. La defensa de los
bienes comunes - de suyo irrenunciables, no negociables, indispensables para la
existencia humana y de valor no convertible en moneda - lleva a redescubrir el
territorio, donde el recurso a los conocimientos técnicos, los aportes de las
nuevas tecnologías, y la redefinición del espacio constituyen los pilares de la
conformación de nuevos significados traducidos en renovadas modalidades de
apropiación del ambiente.
Impugnar la designación de recurso natural, a favor de la de bien común permite
a estos actores sociales establecer un nuevo anclaje para llevar adelante la
lucha.
* Doctoranda Programa de Postgrado en Antropología Social- Universidad Nacional
de Misiones (PPAS- UNaM). Magíster en Antropología Social (IFCH -UNICAMP).Profesora
Titular Regular de Antropología. Escuela de Trabajo Social - Universidad
Nacional de Córdoba (ETS -UNC).
Email: andreaimilesi@gmail.com
Notas(…) Fuente: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-16942012000100002&script=sci_arttext
Email: andreaimilesi@gmail.com
Notas(…) Fuente: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-16942012000100002&script=sci_arttext