2) Un enorme esfuerzo y valiosa iniciativa de agruparse:
Nace el Consorcio de
Periodismo de Investigación Autogestivo
9 de mayo de 2016
Por
lavaca
La publicación de la
lista completa de los involucrados en los Panamá Papers, que se
concretará el 9 de mayo, representa una oportunidad para constatar qué
información priorizaron publicar los medios argentinos, y cómo ese
recorte pudo influir en la repercusión y percepción pública de esa
información.
Para hacer ese análisis, conformamos el Consorcio de Periodismo de
Investigación Autogestivo, coordinado por la revista MU,
el diario Tiempo Argentino y
la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo de Argentina (REDCOM),
que nuclea a 26 universidades del país.
Como primera tarea, el Consorcio elaborará informes en base al análisis
del listado de los Panamá Papers, con el objetivo de:
-
Clasificar y hacer accesible la información sobre funcionarios, políticos, empresarios y medios argentinos involucrados.
-
Analizar la diferencia entre el contenido total del listado y lo publicado por los medios argentinos antes de hacerse pública la información.
Estos informes serán públicos y de libre reproducción.
Los Panamá Papers
Lo
que llamamos Panamá Papers comenzó en 2015 cuando el periódico alemán Süddeutsche
Zeitun fue contactado por
John Doe, el nombre de fantasía de la persona que dio origen a esta
investigación de película. El diario alemán decidió compartir esa
abrumadora cantidad de información con el ICIJ, un consorcio de
periodistas con sede en Washington fundado con un objetivo: mantener con
vida el periodismo de investigación, casi extinguido en la práctica de
los medios comerciales. El consorcio realizó una primera clasificación
del material. El resultado fue sintetizado por el ICIJ : “La
investigación permite ver cómo fluye el dinero negro a través del
sistema financiero mundial”.
En
Argentina, los Panamá Papers fueron confiados a dos medios que son
socios en varios negocios: el diario La
Nación y TN,
del Grupo Clarín. El 3 de abril de 2016, según lo acordado por el
Consorcio, se publicaron en todo el mundo las primeras revelaciones.
Argentina tuvo así el extraño protagonismo global de integrar la lista
con su presidente, Mauricio Macri y su crack futbolístico, Lionel Messi.
Con el correr de los días, además, diferentes fuentes periodísticas
ajenas a Panamá Papers aportaron pruebas que vinculaban a importantes
funcionarios de gobierno con sociedades offshore.
La
edición argentina de los Panamá Papers fue la única criticada por el
diario alemán, titular de la reveladora información y, por lo tanto, uno
de los que mejor conoce la diferencia entre lo que contienen esos
documentos y lo que aquí se publicó. A estas críticas se sumó también el
diario francés Le Monde. ¿Qué objetaban? El sesgo de la edición.
Desde el primer día de la publicación, distintos medios –entre ellos lavaca–
advirtieron que tanto La
Nación como Clarín tenían
sociedades offshore en Panamá. Finalmente, el 11 de abril La
Nación lo admitió. Clarín,
en tanto, ya había sido confrontado con la existencia de sociedades
offshore durante una de las tantas interpelaciones que originó su
entorpecimiento de la aplicación de Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. El comportamiento de la prensa argentina precipitó la
decisión del diario alemán y el ICIJ de hacer pública toda la lista de
los Panamá Papers. Será el próximo 9 de mayo cuando en todo el mundo se
difunda lo que todos queremos saber.
¿Cómo hacer ese análisis?
La
respuesta es el ejemplo del diario alemán Süddeutsche
Zeitun. Se trata de un periódico local que se enfrentó con una tarea
que excedía sus posibilidades y recursos. Recurrió entonces a la
experiencia y trabajo de un consorcio de periodistas. Y este, al trabajo
de muchos más.
En
Argentina no existe tal ámbito y por eso nos propusimos crearlo. Por
iniciativa de lavaca,
el Consorcio de Periodismo de Investigación Autogestivo será un espacio
abierto coordinado por la revista MU,
el diario Tiempo Argentino y
la Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo de Argentina (REDCOM),
que nuclea a 26 universidades de gestión pública y privada de todo el
país.
Este será el primer trabajo conjunto de un Consorcio comprometido con el
periodismo profesional autogestivo. Un espacio integrado por periodistas
y docentes que demuestran que para desarrollar una investigación
profunda lo más importante no son los recursos económicos de los medios
comerciales.
Preguntémonos si
"el Consorcio de Periodismo de Investigación Autogestivo" no
podría ser más útil a la causa de la autodeterminación de los
pueblos de Argentina que dedicarse a destapar la corrupción de
personas o "corpos" en vez de asumirla como funcionamiento inherente
al capitalismo. No es indispensable probarla en documentos financieros porque está implícita
en la actividad de promover la criminalidad del extractivismo y del desmantelamiento
del Estado social e incluso promulgar la ley que exime al Estado de
sus responsabilidades.
El Consorcio sigue la lógica binaria y aprecia derrotar la
indiferencia frente a la denuncia sobre Macri pero no le interesa ayudar a la
instalación de la deliberación de las mayorías sobre las
consecuencias del capitalismo en el país y el mundo. Es facilitar la
comunicación con las grandes ciudades de quienes están abriendo
caminos a los buenos vivires-convivires al resistir el
avasallamiento de derechos suyos y de la Madre Tierra. Es investigar sobre la IIRSA o sobre los acuerdos de privatización y mercantilizan crecientes
Ahora necesitamos, abajo y a la izquierda, cambiar
de raíz a nuestra percepción del sistema de vida y trabajo. En ese
empeño está:
Campaña mundial
contra la civilización del petróleo
2 de
enero de 2006
Una invitación a un diálogo para juntar nuestras luchas y lanzar una Campaña mundial contra la civilización del petróleo.
En estos últimos diez
años, en Oilwatch hemos construido una red fuerte y activa de
resistencia a los impactos negativos de la industria del petróleo y del
gas sobre los pueblos y su medio ambiente ya que al cabo de décadas de
extracción de hidrocarburos el balance es siempre negativo. Con
organizaciones miembros en más que 50 países, somos dedicados de
desarrollar estrategias globales de las comunidades afectadas por
actividad petrolera y de apoyar los procesos de resistencia de las
comunidades que no quieren ver sus territorios afectados, trabajar por
la sustentabilidad y los derechos colectivos.Una invitación a un diálogo para juntar nuestras luchas y lanzar una Campaña mundial contra la civilización del petróleo.
Hemos trabajado duro
en el intercambio de información sobre las operaciones de las compañías
petroleras en cada país, sus prácticas de operación y los distintos
movimientos de resistencia y campañas internacionales contra compañías
específicas. También, Oilwatch busca aumentar la conciencia ambiental a
nivel global desentrañando los impactos que tiene la actividad petrolera
sobre los bosques tropicales y sobre las poblaciones locales,
estableciendo además el vínculo con la destrucción de la biodiversidad,
con el cambio climático, con la violación a los derechos humanos.
Durante estos mismos años, sabemos que su organización ha desarrollado su propia red de resistencia en su lucha para trabajadores y familias trabajadoras en todo el mundo.
Nunca como ahora se han visto tan claro, miradas a la distancia nuestras luchas, resulta difícil no mirar la profunda conexión que cada una de estas guarda entre sí.
La defensa de la salud y de la alimentación, la lucha para trabajos que nos respetan y tiene un futuro para nuestras familias, la lucha por fuentes de energía sanas, por una agricultura sustentable y soberana, la lucha por la descontaminación y contra el calentamiento global, la búsqueda de una química verde asociada a nueva política de materiales, la lucha contra las empresas transnacionales que explotan nuestro labor y expropian los recursos naturales y el uso sustentable de nuestras naciones, la lucha por la soberanía nacional y por la paz en el mundo... depende en gran medida de que seamos capaces de arrinconar de forma unificada a la industria petrolera y a la civilización que le sostiene.
Nunca como hasta ahora se han visto tan claros y cercanos los límites del modelo de desarrollo actual basado en los hidrocarburos.
Nunca como ahora se ha entendido mejor la relación del petróleo y las redes de poder que controlan el mundo, ni se han sido tan evidentes las relaciones del petróleo con las principales desgracias que afectan a la humanidad.
Nunca como ahora se ha entendido mejor la relación del petróleo y las redes de poder que controlan el mundo, ni se han sido tan evidentes las relaciones del petróleo con las principales desgracias que afectan a la humanidad.
·
Tras
las peores guerras del último siglo y del que comienza,
·
Tras el
despilfarro económico de industrias y recursos financieros,
·
Tras la
inestabilidad y empobrecimiento de muchas naciones,
·
Tras
incontables golpes de Estado, dictaduras y manipulación de democracias,
·
Tras el
secular sometimiento de los trabajadores,
·
Tras la
deuda financiera internacional de los últimos treinta años,
·
Tras
las industrias químicas más riesgosas,
·
Tras la
extinción implacable de incontables pueblos indígenas,
·
Tras la
contaminación del agua dulce del mundo, el agua de los siete mares y del
aire de las ciudades,
·
Tras la
destrucción de numerosos bosques.
·
Tras la
acumulación de cantidades descomunales de basura química y de plásticos.
·
Tras el
cambio climático, que incluye ciclones, inundaciones y huracanes cada
vez mas peligrosos.
·
Tras la
aparición y masificación de numerosas enfermedades degenerativas.
·
Y, por
ende, tras la extinción de la vida del planeta y como principal causa de
muertes humanas en el mundo.
Está el petróleo.
El siglo XX fue el siglo del envenenamiento y de la muerte masiva de la gente y de la vida del planeta. Este envenenamiento es el producto no sólo de los desechos producidos durante la extracción de crudo, sus derrames por tierra y mar y su acidificación de las lluvias. Son además consecuencia de los agroquímicos, los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), los combustibles, los hidrocarburos policíclicos aromáticos, los fármacos, los desechos hospitalarios y otros compuestos que se producen a partir del petróleo y que se descargan y se acumulan en el planeta... y están matando a la Tierra y nosotros. Mientras, confrontaba y exterminaba a miles de culturas tradicionales, de usos y costumbres sanas y ecológicas. Sólo unas cuentas han logrado sobrevivir, de manera cada vez más aislada, empobrecida e indefensa.
En el siglo XX las peores amenazas a la soberanía de las naciones y de los pueblos han salido de las guerras e intrigas por petróleo. Pues los grandes imperios definen sus principales formas de poder económico y militar en tomo a la posibilidad de tener en su propio suelo oro negro, o de lograr en otras regiones el acceso seguro al mismo. Este se erigió como la era del poder supremo de las transnacionales, en donde con la presión, la manipulación y la corrupción, también se empuja a la renuncia de las soberanías nacionales. Por ello mismo, uno de los pasos más osados de las naciones del sur fue la constitución de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP). Para el Sur del mundo el modelo petrolero significó hacer perpetuo el intercambio desigual, la dependencia tecnológica, el endeudamiento, y el empobrecimiento. Como consecuencia, la deuda ecológica del Norte con el Sur, que se inició con la conquista, se incrementó.
Se construyó una sociedad que basó su desarrollo y acumulación en la adicción al petróleo y dio lugar a que éste literalmente invada los campos, las mentes, la estética, las calles, el aire, los mares.
Y mientras esto ocurría, hemos aceptado sufrir por separado cada una de estas agresiones. O peor aun, enfrentados unos contra otros: como trabajadores contra comunidades indígenas, como habitantes de un país en guerra con otro, como trabajadores petroleros contra comunidades indígenas, como pueblos del norte y el sur, como empobrecidos de las ciudades contra indígenas y campesinos, como enfermos de consumo contra pacifistas, como los que proponen contra los
que critican….y así sucesivamente.
La crisis de la civilización petrolera ya llegó a su cima. Pero la salida de esta crisis no está en marcha. Por el contrario, su salida se retrasa mientras los rasgos más decadentes de la crisis se subrayan de forma cada vez más letal.
Entre tanto, resulta evidente que la transición a una nueva civilización, requiere de la creación de alternativas técnicas, científicas, ambientales y culturales que no son completamente evidentes. Así como de nuevos mecanismos macroeconómicos, financieros, políticos y culturales apropiados muy complejos, que permitan reconstruir la paz y la equidad entre los pueblos, recuperar la salud de todos y restaurar el medio ambiente, renegociar la deuda financiera internacional y compensar el saqueo de los países del sur, asegurar la justicia y la democracia verdadera en todos lados.
No es suficiente entonces, el tránsito hacía energías alternativas, seguramente en manos de las transnacionales, sino el tránsito a otro tipo de sociedad.
Para nosotros, la lucha de las comunidades campesinas, de pescadores e indígenas, que dan una batalla frontal contra la globalización y el neoliberalismo, al defender su derecho a vivir en sus tierras, con autonomía, sin agresiones físicas, culturales, ambientales, poniéndose al margen incluso de los que se consideran "símbolos del progreso", nos señala un camino claro. Pero hace falta escuchamos entre todos, para poder pensar en soluciones que consideren de forma global los problemas de todos.
¿Cuáles son las organizaciones y redes que podemos iniciar una colaboración positiva en una lucha contra la civilización petrolera? ¿Cuáles son los movimientos locales y globales más importantes que no podemos ignorar en nuestro esfuerzo? ¿Cuáles los convenios internacionales y agendas que mejor podríamos aprovechar en este proceso? ¿Cuáles las nuevas iniciativas que podríamos y deberíamos inventar?
Para responder a estas y otras necesidades Oilwatch invita a las redes amigas a iniciar un diálogo para juntar nuestras luchas v lanzar una Campaña mundial contra la civilización del petróleo.
Les invitamos a compartir sus opiniones, reflexiones e ideas que aclaren este concepto, y para que podamos construir un camino juntos, así podremos fijar estrategias de trabajo
coordinado y una campaña común, donde podamos ver reflejadas cada una de las luchas que hoy llevamos por separado y donde todas y cada una de nuestras batallas cobren una nueva dimensión.
tegantai@oilwatch.org.
www.oilwatch.org
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