Desde Colombia
"Somos el Movimiento Ríos Vivos Antioquia (MRVA)
articulación de quince (15) procesos sociales de pescadores, barequeros (mineros
ancestrales) arrieros, grupo de mujeres, cultivadores de la tierra, entre otros.
Grupos sociales que habitan la ribera de los ríos y sectores afectados por los
megaproyectos hidroeléctricos y de minería en el norte, occidente y bajo cauca
del departamento de Antioquia. Nuestra articulación se basa en la defensa de la
cultura de los ríos, el derecho a un ambiente sano, la defensa y protección de
los derechos humanos de las comunidades que se han visto afectadas por
megaproyectos hidro/minero-energéticos.
En defensa de la AmazoníaNuestros principales objetivos son: a) la permanecía en el territorio, una lucha por la vida dignidad de las comunidades rurales, cabe reconocer que el Movimiento considera que las urbes no son ambiental ni socialmente viables, por lo tanto las comunidades deben permanecer en su territorio rural y los que están en las ciudades retornar al campo b) la transformación de la política minero energética en Colombia para que no desarraigue a las comunidades, no afecte el ambiente y se protejan los bienes de la naturaleza y c) la defensa de los derechos de los afectados por megaproyectos en primera instancia minero-energéticos pero con visión en la defensa de las victimas del desarrollo". Leer
La Mesa sobre Autogobierno y Descolonialidad del VIII Foro Social Panamazónico (FOSPA) concluyó su labor en comisiones afirmando una agenda de los pueblos orientada hacia la autodeterminación territorial.(...)
"El autogobierno será el primer paso hacia la
consolidación de esa alternativa de economía indígena basada en la reciprocidad,
la solidaridad y la colaboración entre las organizaciones y pueblos amazónicos"
indican en las conclusiones.
"Lo que está en cuestión (...) es el modelo de
desarrollo y el propio concepto de desarrollo". El propósito es cuestionar y
superar el concepto de desarrollo que ha sido aplicado por los gobiernos de
todas las tendencias políticas.
Sostienen que la corrupción es "inherente al
modelo de explotación de la Amazonía" que las empresas transnacionales y los
gobiernos de turno imponen de manera cómplice afectando derechos territoriales. Leer
Desde la pampa húmeda
Ley de Humedales: la “obra” más postergada
Un centenar de asambleas, ONGs, académicos y universidades
nacionales exigen la sanción de la Ley de Humedales
Martes 13 de junio de 2017.- Las estrategias de protección social,
económica y ecológica contra las inundaciones requieren una política de
ordenamiento territorial de fondo. Las obras de infraestructura no representan
una solución y suelen ser contraproducentes para el funcionamiento y la
protección de los humedales. Estos ecosistemas ocupan el 23% del territorio
argentino, lo que equivale al doble del territorio de la Provincia de Buenos
Aires.
Más de un centenar de
asambleas, organizaciones, académicos y cátedras realizamos una SOLICITUD URGENTE (1) para que la
Cámara de Diputados de la Nación brinde tratamiento inmediato sin dilación ni
modificación a la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección de Humedales (Exp. CD 405/16), que obtuvo media sanción El 30 de
noviembre del año pasado por la Cámara de Senadores de la Nación. El mismo
propone un INVENTARIO de HUMEDALES, establece criterios de uso sustentable y
hará posible acciones de protección sobre estos ecosistemas.
Los humedales son ecosistemas que permanecen saturados de agua en
algún momento del año. Funcionan como esponjas que absorben y regulan las
crecidas de los cursos de agua; son reservorios de agua dulce para consumo
humano y para animales en épocas de sequía; recargan reservas de agua
subterránea (acuíferos); son amortiguadores del cambio climático y
principalísimos reservorios de biodiversidad.
Desde comienzos de año, las provincias de la región pampeana se han
visto particularmente afectadas a raíz de las inundaciones, y hoy todo nuestro
litoral se encuentra en estado de alerta, con pérdidas millonarias y cientos de
familias afectadas. Estas catástrofes, cada vez más frecuentes, están
vinculadas con el desmonte de bosques nativos y el relleno de zonas inundables
para emprendimientos agropecuarios o inmobiliarios. El uso de agrotóxicos
empeora las consecuencias de las inundaciones, que trasladan agua envenenada
hacia fuentes de agua potable.
Como comunidades afectadas sabemos de la ineficiencia de las obras
multimillonarias para amortiguar los efectos de las inundaciones, tampoco
alcanza con la ayuda para trasladarnos y evacuarnos en crecidas; SOLICITAMOS
una ley que proteja a estos ecosistemas en su conjunto; políticas públicas
concretas que apuesten a proteger los bienes comunes y a respaldar las
economías regionales, en permanente peligro ante un modelo de desarrollo que en
su afán productivista omite las condiciones más elementales de sustentabilidad
socioambiental.
(1) Documento con solicitud
Contactos de Prensa:
Maria Fernández Benetti: 011-1534712612 (Entre Ríos) Presidenta de
la Asociación por la
Justicia Ambiental (AJAM)
Emilio Spataro : 379 4042223 (Corrientes)
María Victoria Dunda:
0341-155114002 (Santa Fe)
Franco Segesso: 011-1558917182
(Provincia de Buenos Aires)
Difundamos y discutamos la importancia de proyectos y prácticas agroecológicas que emprenden abajo.
Transgénicos y fundamentalismo
neoliberal:
la alternativa agroecológica
al
capitalismo global
12 de
junio de 2017
Gran parte del argumento a
favor de la agricultura transgénica se basa en tergiversaciones y
ataques a quienes expresan sus preocupaciones sobre la tecnología y sus
impactos. Estos ataques están diseñados en parte para agitar el
sentimiento populista y denigrar a los críticos con el fin de que
intereses corporativos puedan asegurar un mayor control sobre la
agricultura. También sirven para desviar la atención de los problemas
subyacentes relacionados con el hambre y la pobreza, y las soluciones
genuinas, así como con el interés propio del propio lobby pro-OMG.
La base misma del sector
agro-biotecnológico se basa en un fraude. El sector y el cartel
transnacional de agronegocios a los que pertenece también han logrado
captar con éxito sus propios intereses muchos organismos y políticas
internacionales y nacionales, entre ellos la OMC, varios acuerdos
comerciales, instituciones gubernamentales y reguladores. Del fraude a
la duplicidad, no es de extrañar entonces que el sector está lleno de
miedo y paranoia.
“Tienen miedo de morir”, dice
Marion Nestle, profesora de nutrición, estudios alimentarios y de salud
pública en la Universidad de Nueva York y autora de varios libros sobre
política alimentaria. Y agrega: “Ellos defienden a sus negocios, para
defenderlo, están atacando con la esperanza de que pueden neutralizar a
los críticos… Es una industria paranoica y lo ha sido desde el
principio”.
Guerra contra la razón:
Corporaciones globales como Monsanto están
librando una guerra ideológica, no sólo contra sus críticos, sino
también contra el público. Por ejemplo, considere que la mayoría del
público británico y el público canadiense tienen preocupaciones válidas
sobre alimentos transgénicos y no los quieren. Sin embargo, se encontró
que el gobierno británico había estado tratando en secreto con la
industria y con el gobierno canadiense, de suavizar la imagen que se
tiene de estos alimentos, para que el público cambie su opinión sobre
ellos.
En lugar de respetar la opinión pública y de
servir al interés público mediante al pedir cuentas a las corporaciones
poderosas, los funcionarios parecen estar más dispuestos a servir a los
intereses del sector empresarial, independientemente de las genuinas
preocupaciones que sobre alimentos transgénicos tenga la gente,
preocupaciones que se basan en argumentos razonables, a pesar de que la
industria no lo cree así.
El sector agroindustrial y de los agronegocios
quiere expandir su influencia a nivel global, ya sea a través del
despliegue de sus semillas transgénicos o de la expansión de un sistema
de agricultura basada en los monocultivos, con el uso intensivo de
químicos. Sin embargo, bajo la fachada superficial de trabajar en
interés de la humanidad, este sector está impulsado por un
fundamentalismo neoliberal que exige el atrincheramiento de la
agricultura capitalista a través de la desregulación y del control
corporativo de las semillas, la tierra, los fertilizantes, el agua, los
pesticidas y el procesamiento de alimentos.
Si algo no le importa a la industria
corporativa agroindustrial y de los agronegocios, contrariamente a la
imagen pública que trata de transmitir, es la libre “elección de los
consumidores”, “la democracia” o la “ciencia objetiva e independiente”.
Tiene más que ver con socavar y degradar estos conceptos y desplazar los
sistemas de producción existentes: las economías se “abren a través del
desplazamiento concurrente de un sistema productivo preexistente. Las
pequeñas y medianas empresas son empujadas a la bancarrota o están
obligadas a producir para un distribuidor global, las empresas estatales
son privatizadas o cerradas, los productores agrícolas independientes se
empobrecen “(Michel Chossudovsky en The Globalization of Poverty).
Críticos apuñalan al corazón del
neoliberalismo:
Los críticos están destacando no sólo cómo la
industria ha subvertido y degradado la ciencia y se ha infiltrado en las
instituciones públicas claves y en los organismos reguladores. Ellos
también están mostrando cómo el comercio y la ayuda, se utilizan para
subyugar a las diferentes regiones y al sector más productivo de la
agricultura global: el agricultor, a las necesidades de las poderosas
entidades comerciales.
Al hacer esto, los críticos apuñalan con fuerza
los intereses corporativos y su agenda neoliberal.
De acuerdo a Eric Holt-Giménez:
El Banco Mundial, la Organización Mundial del
Comercio, el Programa Mundial de Alimentos, el Desafío del Milenio, la
Alianza para una Revolución Verde en África, el Departamento de
Agricultura de Estados Unidos y algunos gigantes industriales como Yara
Fertilizer, Cargill, Archer Daniels Midland, Syngenta, DuPont y
Monsanto, tratan de evitar cuidadosamente las discusión sobre las causas
de la crisis alimentaria. Las “soluciones” que prescriben están
arraigadas en las mismas políticas y tecnologías que crearon el problema
en primer lugar: aumento de la ayuda alimentaria, desregulación del
comercio mundial de productos agrícolas, y algunas innovaciones
tecnológicas como la modificación genética. Estas medidas sólo
fortalecen el statu quo corporativo que controla la alimentación
mundial… El futuro de nuestros sistemas alimentarios y de nuestros
combustible se decide de facto por mercados globales no regulados,
especuladores financieros y monopolios globales”.
La geopolítica de la alimentación y la
agricultura ha desempeñado un papel importante en crear un déficit de
alimentos en algunas regiones. Por ejemplo, la agricultura africana ha
sido reformada para favorecer a los actores corporativos descritos en el
extracto anterior. La Fundación Gates está encabezando las ambiciones de
la “América Corporativa” y la lucha por el control de África por parte
del agronegocio global. Y en la India, ha habido un intento continuo de
hacer lo mismo: un proyecto que ahora está llegando a una fase crítica
ya que los motivos del Estado, que actúa en nombre del capital privado
(extranjero), se desnudan y los efectos devastadores sobre la salud, el
medio ambiente y las condiciones sociales están claras, para todos.
Cualquier compromiso serio de alimentar al
mundo de manera sostenible y equitativa debe desafiar el sistema
globalizado de capitalismo que ha producido la desigualdad estructural y
la pobreza; un sistema que promueve la marginación de las granjas a
pequeña escala y sus sistemas de cultivo. Este sistema es responsable de
los devastadores impactos de la especulación de los productos
alimenticios, las adquisiciones de tierras, el comercio manipulado y un
sistema agricultura industrial.
Y dentro del sistema subyace cierta mentalidad. Tanto si se trata de Hugh Grant como de Robb Fraley o de Bill Gates, hombres blancos altamente remunerados (multimillonarios), con un compromiso ideológico con el poder corporativo, todos están tratando de forzar un modelo rentable pero falso de producción de alimentos en el mundo.Ignoran los efectos de un sistema de capitalismo que tan claramente promueven y han aprovechado financieramente.Es un capitalismo y un sistema de agricultura sostenido por el dinero manchado de sangre del militarismo (Ucrania e Irak), el “ajuste estructural” y los préstamos vinculados (África) o los acuerdos comerciales inclinados (India) por medio de los cuales el agronegocio transnacional impulsa una agenda global para satisfacer sus intereses y erradicar los impedimentos para obtener ganancias. Y no importa la cantidad de devastación que se produce o lo insostenible que sea su modelo, la “gestión de crisis” y la “innovación” alimentan la rueda controlada por las corporaciones.
Soluciones genuinas: agroecología,
descentralización y localismo
Sin embargo, lo que realmente molesta a los
intereses corporativos que alimentan el actual modelo agroindustrial
intensivo, y que promueven los transgénicos, es que sus críticos están
ofreciendo alternativas y soluciones genuinas. Abogan por un cambio
hacia sistemas de agricultura más orgánicos, lo cual incluye el apoyo a
pequeñas fincas y un movimiento agroecológico que está capacitando
política, social y económicamente a la población.
Esto representa un desafío para todos los
buenos evangelistas neoliberales (y los hipócritas puros). Para entender
lo que implica la agroecología, volvamos a Raj Patel:
“Para entender lo que es la agroecología, es bueno primero entender por qué la agricultura de hoy se llama “industrial”. La agricultura moderna convierte los campos en fábricas. El fertilizante inorgánico añade nitrógeno, potasio y fósforo al suelo; los pesticidas matan cualquier cosa que se arrastra; los herbicidas no dejan nada verde…, todo para crear una línea de ensamblaje que escupe un solo cultivo… La agroecología utiliza los sistemas mucho más complejos de la naturaleza para hacer lo mismo, pero de manera más eficiente y sin el conjunto de la química. Se cultiva frijoles fijadores de nitrógeno en lugar de usar fertilizantes inorgánicos; las flores se utilizan para atraer insectos beneficiosos para manejar las plagas; las malas hierbas se aglomeran cuando la siembra es intensiva. El resultado es un policultivo sofisticado, que produce muchos cultivos simultáneamente, en lugar de uno solo”.Y funciona. Vea lo que Cuba ha logrado. De hecho, se ha escrito mucho sobre la agroecología y su potencial para un cambio social radical, sus éxitos y los desafíos que enfrenta.
El Director Ejecutivo de Food First, Eric Holtz-Gimenez,
argumenta que la agroecología ofrece soluciones concretas y prácticas a
muchos de los problemas del mundo que van más allá de la agricultura,
aunque está vinculada a ella. Al hacerlo, desafía -y ofrece alternativas
a la economía doctrinaria moribunda predominante- de un neoliberalismo
que impulsa el sistema fallido de la agricultura industrial con uso
intensivo de transgénicos / químicos.
Holtz-Gimenez añade que la ampliación de la
agroecología puede hacer frente al hambre, la malnutrición, la
degradación ambiental y el cambio climático. Mediante la creación de
trabajos agrícolas intensivos en mano de obra bien pagados, también
puede abordar los vínculos interrelacionados entre la deslocalización
laboral de los países ricos y la retirada de las poblaciones rurales de
otros lugares que acaban en trabajos subcontratados (o tiendas de
sudor). La globalización ha devastado las economías de los EE.UU. y el
Reino Unido y que está desplazando los sistemas de producción de
alimentos indígenas existentes y socavando la infraestructura rural en
lugares como la India para producir un ejército de reserva de mano de
obra barata.
Cuando uno no entiende al capitalismo y la
importancia central de la agricultura, deja de captar muchos de los
problemas que afectan actualmente a la humanidad. Al mismo tiempo,
cuando usted es parte del problema y se benefician de él, hará todo lo
posible para atacar y denigrar cualquiera que desafíe sus intereses.
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