Informe Especial: La Plata,
ciudad inundable
A tres semanas de las inundaciones en La Plata y Ciudad de Buenos Aires,
compartimos un informe especial en el que opinan especialistas sobre las causas
de la tragedia, las posibilidades de haberla evitado y la necesidad urgente de
repensar la planificación estratégica de la ciudad de La Plata. Además
compartimos un relevamiento confeccionado con la colaboración de ComAmbiental,
con las zonas más afectadas. En el mapa se puede ver barrio por barrio hasta
qué altura llegó el agua, cuáles fueron las consecuencias del temporal y cuál
es la situación sanitaria.
Por Colectivo
Tinta Verde
Pasaron veinte días desde la inundación, una catástrofe que puso
en evidencia la necesidad de implementar estrategias de planeamiento urbano e
infraestructura. Los barrios platenses aún se están recuperando del temporal:
los vecinos se organizaron en asambleas para reclamar al municipio planes de
contingencia y subsidios para los afectados, las facultades hacen relevamientos
y todavía hay muchas dudas sobre las cifras oficiales de víctimas fatales.
Desde aquel día se
buscan explicaciones. Numerosos especialistas manifestaron sus opiniones sobre
las posibles causas de la
tragedia. La mayoría coincide en que se trata de un cúmulo de
varios factores, asociados a dos ejes: el cambio climático, por un lado y la
urbanización indiscriminada y el crecimiento de la ciudad sin planificación,
por el otro.
El futuro ya llegó
Estamos acostumbrados
a oír hablar del cambio climático como algo que afectará solamente a las
generaciones futuras; hasta ahora parecía intangible, ajeno a la cotidianidad,
incluso desde las agendas de las políticas públicas, ya que no se lo tomaba
como una prioridad. Sin embargo, son muchos los especialistas que asocian los
“eventos extremos” que vienen sucediendo en la región con este fenómeno. Es
claro que estamos ante signos concretos del cambio climático, de hecho, desde
el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU advierten que nuestra
región está convirtiéndose en una zona de clima tropical y por eso debemos tener
políticas y trabajos para la adaptación.
En este sentido, Roque
Pedace, Magíster en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología e
investigador en política climática y energética de la Universidad de Buenos
Aires (UBA), señala que “en los últimos 30 años han ocurrido lluvias
excepcionales que son coherentes con la mayor cantidad de energía disponible
debido al calentamiento global, al igual que vientos huracanados como los del 4
abril del 2012”.
Pedace, agrega que
“los estudios realizados en la Cuenca del Plata indican una mayor frecuencia de
precipitaciones de más de 100 milímetros en el día, lo cual implica
usualmente inundación, hasta siete veces más en algunas ciudades”.
A nivel internacional
existe una estrategia para enfrentar el cambio climático; en 1992 se acordó la Convención Marco
de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) con el objetivo de que
todos los países del mundo se comprometan a llevar adelante acciones que
contribuyan a revertir los efectos del calentamiento global.
El principal
compromiso adquirido por los países que forman parte de la Convención Marco
es el de formular y aplicar programas nacionales orientados a mitigar y
facilitar la
adaptación. Argentina, ratificó en 1993 la Convención y
comenzó a instrumentar políticas y acciones con el objetivo de hacer frente de
manera coordinada y eficiente a los desafíos que implica la problemática, tales
como la Estrategia
Nacional en Cambio Climático, cuya autoridad de aplicación es
la Dirección de Cambio Climático, bajo la órbita de la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable de la Nación (VER: La crisis del clima y las políticas
de Estado).
Sin embargo, una
materia pendiente es el seguimiento y monitoreo de los planes, estrategias y
grado de ejecución de los presupuestos previstos, ya que estas medidas en la
región metropolitana parecen no ser suficientes o por lo menos no han logrado
evitar los desastres sucedidos en el oeste del Gran Buenos Aires en abril de
2012 ni las inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires y en La Plata en abril de
2013.
Monocultivo de cemento
“La ciudad de La Plata
fue fundada bajo el máximo exponente de la generación de ´80, una ciudad
masónica, de fácil transporte, con una circunvalación y en la cual el
ferrocarril tiene un eje importante. Claramente es una ciudad en la que se
intentó hacer olvidar a la naturaleza; el hombre pensó que podía dominarla”,
expresa Gustavo Desplats,
especialista en planeamiento urbano y miembro de la ONG Protocomuna
Caballito.
“La Plata fue el sueño
de la ofuscada elite porteña por la pérdida del control territorial de la provincia. Pero
con la diferencia de que La Plata no desemboca directamente al río y tiene
arroyos meandrazos que buscan valles de inundación en esas vueltas”, agrega
Desplats.
He aquí otro de los puntos
que aparecen como causantes del desastre: el crecimiento no planificado de la
ciudad y la impermeabilización del suelo por la construcción indiscriminada,
sin la necesaria infraestructura para afrontar este tipo de lluvias.
Desde la Facultad de
Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
elaboraron un informe en que sostienen que una de las causas del desastre fue
la falta de obras de infraestructura, que en la última década no se concluyeron
o quedaron sólo en anuncios. Indican que “se construye sin planificación en una
ciudad bajo crecimiento poblacional, siguiendo lógicas de maximización de la
rentabilidad del suelo, expulsando a los pobres a localizarse en las áreas más
vulnerables y avanzando sobre cuencas y arroyos, espacios verdes y humedales,
alterando la regulación hídrica natural del territorio”.
En la misma línea,
desde el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la Facultad de
Ciencias Exactas de la UNLP, Alicia Ronco manifiesta: “La ciudad está tapizada
por cemento y baldosas, hay un porcentaje elevadísimo, yo diría que hasta más
del 50% de la superficie del casco urbano y los alrededores, que está tapizado
por cemento y eso no deja superficies absorbentes, entonces las calles se
transforman en aludes de agua”.
Ronco plantea que se
trató de una lluvia extraordinaria que magnificó el desastre por las
modificaciones que se le hacen al paisaje urbano al cual “no le estamos
ofreciendo alternativas de absorción”.
“Nosotros tenemos
debajo de la ciudad numerosos de cauces sepultados, los cursos de agua no son
cañerías, tienen su planicie de inundación. Los arroyos tienen sus sectores
inundables y si los encerramos, no tienen por donde nivelar. En los últimos 50
o 60 años todo fue canalizado, la demostración es que el entubado genera este
tipo de conflictos”, expresa Alicia Ronco y agrega: “Hay perturbaciones
infinitas por todos lados, la autopista es una, incluso las propias
construcciones que funcionan como diques, entonces ¿qué es lo que está libre?
la calle, que es donde se arma el río”.
Las trampas del COU
“Pensamos que la
magnitud de la inundación está íntimamente ligada al avance del Código de
Ordenamiento Urbano (COU), toda vez que no se hicieron las obras que
correspondían y se dio vía libre a la construcción de edificios sin ningún tipo
de plan director, como por ejemplo hidráulico. En simultáneo a estas, las obras
de saneamiento deberían haber acompañado al crecimiento de la ciudad y no lo
hicieron”, manifiesta el arquitecto Oscar Álvarez, integrante de la Asamblea DefendamosLa
Plata.
Desde este espacio
sostienen que a partir de la sanción de COU en el 2010 se profundizó el avance
de grupos financieros que no se corresponden con la inversión en servicios
públicos, y se permitió que en la ciudad se construyeran emprendimientos de
departamentos unifamiliares y comercios, en desmedro de otros. “Es una demanda
del mercado capitalista, ya que deja más dinero a corto plazo. Los vecinos
alertamos que cuando prevalece el negocio se pone en riesgo al ciudadano”,
denuncia Álvarez.
En la misma línea, Gustavo Desplats manifiesta que “la planificación de
la ciudad de La Plata, sufrió un gran cambio con el nuevo COU, primeramente
impedido por la acción de asociaciones como Defendamos La Plata, que
presentaron un recurso de amparo, aunque no pudieron evitar su implementación.
La aprobación del COU, hizo que en los últimos dos años se construyeran en el
centro histórico de la plata, dos millones de metros cuadrados de
construcciones, una cantidad absolutamente desmedida, que además va expulsando
a la gente de menos recursos a las zonas que son inundables”.
Ya en el año 2010,
Defendamos La Plata se había anticipado: en un documento presentado el 27 de
septiembre de ese año al Defensor del Pueblo, en relación a la implementación
del Código de Ordenamiento Urbano, se plantea que “los desbordes cloacales e
inundaciones representan un problema no menor en la saturación de las cloacas,
las obturaciones de las mismas y las inundaciones que provocan el aumento
constante, por un lado de efluentes y la falta de absorción provocada por el
exceso de cemento”.
En el documento se
advierte además que “se ha podido constatar que en ciertos barrios los caños
colectores que pasan por debajo de la vía pública son del mismo diámetro que el
desagüe de los edificios. Está claro que los desagües de nuestra ciudad que
fueron diseñados para soportar holgadamente una determinada población (50.000
habitantes), no están preparado para soportar los más de 700 mil habitantes que
quieren que habiten en el casco urbano”.
En este sentido, Oscar
Álvarez agrega: “La tormenta fue la punta de iceberg de una situación caótica.
Esto va a volver a pasar si las autoridades municipales y provinciales no toman
recaudo sobre este contexto generado por ellos. El gobierno provincial tampoco
invierte en una planificación regional y debiera hacerlo; ¡construyen un
estadio único y no mantienen las redes cloacales! ¿Cuántas veces al mes, para
qué y para quiénes se usa el estadio? Agua en el barrio necesitamos todos. Usan
el dinero público para construir obras para pocos”.
Con respecto a las
obras de denaje el especialista en política climática, Roque Pedace manifiesta:
“son insuficientes ante lluvias de gran magnitud, por lo cual el terraplén
actúa como dique reteniendo aguas. Esto no puede resolverse con bombas cerca
del río ya que el cuello de botella son los drenajes, los cuales debieran
aumentar en varios segmentos”.
Por su parte, Gustavo Desplats plantea que “la cuestión es volver
a cambiar el COU, revisarlo, prohibir que se realicen distintos tipos de
edificios en altura en las zonas céntricas, preservar los espacios verdes y los
pulmones de manzana, trabajar con materiales que permitan la permeabilidad del
suelo, generar la forestación y sobre todo, no creer que todo se va a solucionar
con nuevas infraestructuras, sino entender a la naturaleza y prohibir la
construcción de viviendas en zonas que son inundables”.
Barajar y dar de nuevo
El escenario futuro
debe ser preventivo; es primordial que se implementen sistemas de alarma temprana
y de emergencia. Al ser consultado por estas medidas, Roque Pedace señaló: “Las
hay estructurales, como la construcción de presas en las cuencas altas y bombeo
hacia el río. Pero las más importantes son aquellas que permiten alertar
tempranamente para evitar pérdidas humanas. A corto plazo se debe evitar la
impermeabilización y a largo plazo aumentar la superficie de absorción.
Mientras tanto, todas las construcciones debieran revisar su adaptación a
inundaciones mas graves y mas frecuentes”.
En la misma línea,
Alicia Ronco del CIMA sostiene: “Tendríamos que tener un mejor registro de los
cauces subterráneos, porque tenemos un olvido en la memoria de la topografía. Hay
que empezar a ver el estado de los ríos subterráneos, porque pueden estar
totalmente taponados, pueden estar llenos de basura. Es una caja negra, no los
vemos.”
La investigadora
agrega que se deben estudiar estas situaciones y enmarcarlas en un contexto de
cambio climático. “¿Qué pasa si esto se da con más frecuencia?, ¿qué medidas
estamos tomando por el momento?”, se pregunta Ronco.
En este sentido, Gustavo Desplats indica que “lo que ha quedado en
evidencia en estas últimas inundaciones es el fracaso manifiesto del proceso de
entubamiento, es un modelo que se basó en tratar de dominar a la naturaleza y
después de 100 años ha fracasado”.
Desde Defendamos La
Plata, Oscar Álvarez plantea que lo necesario es “un plan estratégico de
crecimiento de la ciudad sustentable e inclusiva. Debe haber políticas de
crecimiento más equilibrado, que atiendan a la realidad de los trabajadores.
Son prioridad las viviendas sociales y obras de infraestructura como red de
desagües cloacales e hidráulicas”.
Relevamiento barrial tras la
inundación
Compartimos un
relevamiento confeccionado con la colaboración de los compañeros de
ComAmbiental (http://www.comambiental.com.ar/),
en el que se pueden ver cuáles fueron las zonas más afectadas por las
inundaciones del 2 de abril en La Plata y el Gran La Plata. En el mapa se puede
ver barrio por barrio hasta qué altura llegó el agua, cuáles fueron las
consecuencias del temporal y cuál es la situación sanitaria. El relevamiento es
parcial y esperamos ir completándolo a medida que tengamos más información
precisa sobre los barrios a los que no pudimos acceder aún.