Argentina transgénica
Mu, el periódico de lavaca
Octubre 2015
El
gobierno aprobó una nueva soja y una variedad de papa transgénica para consumo
humano. Las irregularidades y ocultamientos, los funcionarios/empresarios, la
falta de investigación científica y el rechazo de otros países, investigados
por Darío Aranda.
(…)Detrás de la semilla
Para
desarrollar este transgénico el Estado estrechó alianza con la empresa Bioceres ,
un grupo privado compuesto por el “rey de la soja” Gustavo
Grobocopatel (Grupo Los Grobo, el mayor pool de siembra del país), Víctor
Trucco (presiente honorario de Aapresid, que reúne a empresarios referentes del
agronegocio e impulsores de los transgénicos en Argentina), y el científico
Moisés Burachik (férreo impulsor de los transgénicos y secretario ejecutivo de
la Conabia entre 2004 y 2010). Otro socio de Bioceres es Hugo Sigman (Grupo
Insud), multifacético empresario que posee desde laboratorios farmacéuticos
hasta la
editorial Capital Intelectual , el mensuario Le Monde
Diplomatique y fue productor de la película Relatos
Salvajes. Sigman suele hacer eje en la responsabilidad social
empresaria. En su propio sitio destaca: “Nos interesa el cuidado de las
personas, las políticas sustentables con el medio ambiente y devolver a la
sociedad parte de lo que recibimos”. Al mismo tiempo, Sigman es director de la
Cámara de Biotecnología, que reúne a todos los empresarios del sector, e
impulsa monocultivos forestales y transgénicos. Del aspecto científico de la
nueva soja está a cargo la bióloga Raquel Chan , del Instituto de
Agrobiotecnología del Litoral y el Conicet. “Este desarrollo significaría mayor
producción de alimentos, con una población mundial que crece cada vez más”,
afirmó, en sintonía con el argumento central del agronegocio y la falsa
necesidad de más alimentos para la humanidad: está comprobado que el hambre se
debe a la injusta distribución, y no a la falta de alimentos. Otro de sus
tópicos en diversas entrevistas va en línea con lo dicho por el ministro de
Ciencia, Lino Barañao, sobre este asunto: “También implicaría un crecimiento
del PBI, un aumento de la riqueza del país”. Bioceres ya conformó su alianza
con la
compañía Arcadia Biosciences , de Estados Unidos, que se
materializó en una empresa conjunta (Verdeca) que trabaja en sociedad con la multinacional Dow
Agrosciences para utilizar el gen tolerante a sequía.
Presidenta
El lunes
5 de octubre, desde Tecnó- polis y por cadena nacional, la Presidenta celebró
la nueva soja. “Es un gran día porque, ustedes saben que yo soy una enamorada
de la ciencia y la tecnología, tal como se lo había dicho el otro día a la doctora Raquel Chan ,
esa brillante bióloga, que hoy nos permite el primer evento biotecnológica de
soja resistente a la sequía, la primera en el mundo”. Cristina Fernández de
Kirchner afirmó que los nuevos transgénicos (soja y papa) “serán fundamentales
para la economía de los productores y permitirá un fuerte desembarco en
mercados internacionales”. Remarcó que es la primera vez que la patente no
estaba en manos de una transnacional, sino de un consorcio estatal-privado.
Doce años
El
espacio clave para la aprobación de transgénicos en Argentina es la Comisión Nacional
de Biotecnología (Conabia), creada en 1991 y cuyos integrantes fueron secretos
hasta fines de 2014. De 47 especialistas, más de la mitad (27) pertenecen a
empresas (Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow, Ledesma, Don Mario) o son científicos
que realizan trabajos para las mismas compañías. El más claro conflicto de
intereses se observa en el máximo responsable de la Conabia y director de
Biotecnología del Ministerio de Agricultura, Martín Lema, quién escribió el
“paper científico” Desarrollo de construcción basada en criterios de evaluación
de riesgo para cultivos junto a Monsanto, Syngenta, Bayer, Basf y Dow
Agroscience: todas empresas a las que debe controlar. Desde 1996, la Conabia
aprobó 33 eventos transgénicos de maíz, soja y algodón y, ahora, papa. El 78
por ciento de ellos (26) tuvieron luz verde durante el kirchnerismo. Las
empresas favorecidas fueron Monsanto (12 semillas transgénicas), Syngenta
(siete), Pioneer-Dupont (cuatro), Dow Agrosciences (tres), Bayer (dos) y Nidera
y Basf (una cada empresa). En algunos casos, las semillas aprobadas son
compartidas por dos compañías.
En sólo
dos casos (soja RR, de 1996 y soja Intacta RR2, de Monsanto, en 2012) los
expedientes fueron públicos. El primero por una filtración durante el conflicto
por la resolución N °
125. El segundo, por una demanda judicial. En ambos casos se denunció que los
procedimientos de aprobación estuvieron plagados de irregularidades y se
confirmó que el Estado no realiza estudios propios. El gobierno de Argentina
aprueba los transgénicos en base a los estudios de las empresas interesadas,
las mismas compañías que integran la Conabia y que son juez y parte al momento
de liberar soja, maíz y algodón transgénico, todos con uso masivo de
agroquímicos. Martín Lema no habla con la prensa. Sí habló Federico Trucco, director de
Bioceres: “Conabia determinó que estos genes de tolerancia a sequía no son un
riesgo para el ambiente”. Luego el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y
Calidad Agroalimentaria) determinó que también son inocuos para la salud
humana. Ni Conabia ni Senasa respondieron los llamados de MU ni hicieron públicos los dictámenes
de aprobación. (…)
Fuente: http://www.rebelion.org/docs/205476.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario