DEBATES
Esta nueva sección tiene por objeto
generar y fomentar debates en el campo de la militancia social.
Partimos de algunas inquietudes que tienen
que ver justamente con la falta de intercambio de ideas y experiencias, así
como la desconexión que, desde nuestro punto de vista, existen actualmente
entre los distintos grupos autónomos.
La relación con el Estado y
los gobiernos progresistas, el "juego" de relaciones que se
genera y su influencia sobre nuestras subjetividades, son temas que venimos
pensando y trabajando en La Fogata desde hace varios años. Sobre todo en base a
nuestras experiencias inmediatas y también a lo que observamos en
general en otros movimientos y lugares del mundo.
La idea es entonces intentar romper
con estas desconexiones a través de los debates, ampliando las miradas,
intercambiando y poniendo en juego ideas entre quienes sigamos siendo
anti-capitalistas y sigamos intentando abrir caminos hacia “una otra
sociedad”.
Colectivo La Fogata. para
comunicarte: lafogata@lafogatadigital.org
Editorial:
Un debate necesario
Colectivo La FogataEn este número de La Fogata sentimos la necesidad de poner en discusión las relaciones entre los movimientos y grupos sociales con los gobiernos progresistas. Se trata de un debate que creemos está pendiente en los movimientos sociales, o por lo menos no ha sido profundizado
Por otra parte, varias de las notas publicadas en la revista, escritas por distintos autores, ponen en la picota a los Estados y gobiernos progresistas en Latinoamérica:
·
La nota "El nuevo
extractivismo desarrollista en Sudamérica" de Ricardo Verdum, da cuenta de
la continuidad e inclusive la profundización, por parte de los gobiernos
progresistas, de las políticas de "extracción y exportación de
minerales, petróleo y productos para la industria agropecuaria, donde estos
gobiernos vislumbran el motor del "crecimiento económico" nacional,
incluyendo también los agrocombustibles obtenidos de la soja", que
transforman a la región en proveedora de recursos naturales a los países
capitalistas centrales, recibiendo para la realización de estos proyectos
inversiones extranjeras justamente en la infraestructura necesaria para reducir
costos y tiempos de transporte de las mercancías. (*1)
·
La nota "El traje
que vestí mañana" de Gustavo
Esteva, desarrolla un amplio análisis de la crisis capitalista actual, poniendo
énfasis en el papel de las resistencias de los nuevos movimientos y espacios
sociales y en las formas cada vez más violentamente represivas de las
democracias. Señala además que dentro de estas democracias, e
independientemente del carácter "progresista" o neoliberal de las
mismas, la soberanía del
estado toma una forma policíaca y
existe un estado de excepción
ficticio, no declarado, que es hoy la regla.
·
En "Bolivia-
Ecuador; El estado contra los pueblos indios", Raúl Zibechi señala, como
estos Estados progresistas se van enfrentando cada vez más con los pueblos
originarios que hace unos años venían revelándose contra el neoliberalismo e
inclusive fueron parte de la base o el apoyo a la llegada al poder tanto de Evo
Morales como de Rafael Correa. Zibechi observa que los pueblos originarios saben que los Estados necesitan
explotar los recursos naturales para pagar sus cuentas y al mismo tiempo, saben
que esa lógica conduce a la destrucción de
sus comunidades.
·
Raúl Cerdeiras, en su
nota "El regreso de la política: ¿Qué política?", analiza el
autoproclamado regreso de la política del gobierno kirschnerista, revelando
entre otras cosas lo que él llama ¨el gran olvido", que consiste en el
ocultamiento y re-encauzamiento por parte del gobierno, del contenido emancipador
de los movimientos de resistencia originados en las luchas contra el
neoliberalismo durante la década de los noventa y que desemboca en la jornadas
del 19/20 de diciembre del 2001.
·
John Holloway, en la
entrevista que le realiza el escritor irlandés Ramor Ryan, sobre su último
libro Crack Capitalism, se refiere también a la contradictoria relación entre
movimientos sociales y gobiernos y estados progresistas en América Latina.
La propuesta desde La
Fogata es entonces, pensar
sobre las relaciones entre los movimientos sociales y los Estados progresistas
en Argentina y Latinoamérica.Para ello, y en consonancia con este hilo conductor, o esos hilos conductores, que "como un fantasma" recorren la revista, hemos escrito la nota "Los movimientos sociales frente al progresismo".
(*1) Estas inversiones se realizan a través de la Iniciativa para la Integración de
http://www.lafogatadigital.org/debate2015/debate.1.4.htm
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Los movimientos sociales frente al
progresismo
Cómo posicionarse frente a los gobiernos
progresistas que hoy controlan el Estado en muchos de los países del continente (*1), Que tipo de relaciones
establecer frente a los mismos, son preguntas que apenas están planteadas en
los movimientos y esa falta de debate determina a su vez no tener estrategias
políticas claras desde la mayoría de los grupos sociales.
Colectivo La Fogata
Los
movimientos y grupos sociales (*2) en Argentina reflejan diferentes
políticas ante la presencia de un gobierno progresista como el kirchnerista.
Algunos
grupos que mantienen hasta hoy la decisión de no organizarse en partido
político y de no disputar directamente espacios de poder en el Estado, adoptan
sin embargo posiciones de cercanía o "apoyo crítico" al gobierno.
Por
ejemplo; Al hacer girar las decisiones y rumbos políticos propios en torno a
las políticas de un gobierno progresista, en relación a si estas favorecen o no
a los movimientos, se están subordinando las propias políticas a las del
Estado. En la práctica, esta postura implica, desde nuestro punto de vista, una
pérdida de autonomía, renunciándose en parte a la creación de relaciones
sociales propias, en contra de las que imponen el mercado y el Estado
capitalistas.
Una
consecuencia directa de esta subordinación a la relación con el Estado,
consiste en que se siguen reproduciendo lógicas de verticalidad hacia el
interior de los colectivos.
Otros
grupos se diferencian de los anteriores no sólo por no esperar del Estado
progresista la solución a sus problemas, sino por la perseverancia en intentar
organizarse en base a relaciones de cooperación, rechazando jerarquizaciones y
subordinaciones.
Es el
caso de algunos de los MTD (Movimientos de trabajadores desocupados) surgidos
en los noventa. Estos movimientos irrumpieron como organizaciones que fueron
creando nuevas formas de lucha que iban mucho más allá de los cortes de rutas.
Desde nuestro punto de vista, son muchas las rupturas que estos movimientos
produjeron en esos momentos, pero sin duda alguna, la grieta más profunda, la
mas radical, fue la de romper con la subjetividad de la dependencia para con el
peronismo.
La
relación con la ideología peronista, que siempre hizo de "dique" para
contener y encauzar las rebeldías dentro de límites institucionales, fue
quebrada en buena medida por estos grupos piqueteros.
La
fuerza de esa ruptura llega a nuestros días; sin embargo creemos que la grieta
ha sido "reparada" en gran parte por el kirchnerismo y por esa razón
pensamos que cualquier grupo o movimiento social que hoy se plantee
"cambiar el mundo desde abajo y a la izquierda" por decirlo en
lenguaje zapatista, debe replantearse la necesidad de seguir generando esas
fisuras y evitar que el progresismo las anule con sus "políticas
sociales".
(*1) 7 de los 10 países sudamericanos y cuatro quintas partes
de la población latinoamericana sin ir más lejos
(*2) Queremos aclarar que cuando hablamos de
"movimientos sociales" no nos referimos a un tipo de organización en
particular, sino que pueden ser tanto movimientos como el Tupac Amaru, como los
movimientos de desocupados (MTD), o la UAC, como así también grupos y
colectivos sociales menos numerosos.
Esto
no significa decir que progresismo y neoliberalismo son lo mismo. Además, las
rupturas de las que hablamos seguramente no se pueden generar de la misma
manera frente a un gobierno "contenedor" como el de los Kirchner que
frente a la marginación extrema y la represión menemistas.
Probablemente
el camino hacia la auto-organización y a la toma de posiciones autónomas frente
al Estado haya sido en parte "empujado" por la represión en la época
de los gobiernos de Menem y Duhalde.
Hoy
en cambio, mientras por un lado desde el gobierno se "atienden"
demandas básicas de los movimientos sociales, por otro (o por el mismo) lado,
esa respuesta es el principal mecanismo que utiliza el Estado para recuperar
parte del control perdido sobre algunos de los grupos sociales.
Sabemos
por otra parte, que todos estamos obligados a tener algún tipo de relación con
el poder y con el Estado, de lo contrario sería como decir que podemos vivir al
margen del capital y sus relaciones de dominación. De ahí que sería totalmente
errado adoptar posiciones cerradas que resten importancia a este problema,
argumentando que para los movimientos autónomos da igual si los gobiernos y
Estados son de ‘izquierda’ o de ‘derecha’ ".
Desde
La Fogata planteamos en cambio, que es fundamental identificar y conocer las
diferencias existentes entre progresismo y neoliberalismo, ya que las formas de
contención y anulación de las rebeldías que representan una y otra cara del
poder son, en la mayoría de los casos, muy distintas y justamente por eso, las
estrategias de los movimientos sociales deben ser también diferentes y
adecuadas a cada una de ellas.
No es
lo mismo, como decíamos anteriormente, enfrentarse a una represión abierta como
la vivida durante los gobiernos neoliberales, que intentar seguir construyendo
autónomamente frente a métodos de desarticulación y re-asimilación de las
rebeldías, como los que el progresismo viene llevando adelante a partir de
Néstor Kirchner.
Las estrategias del poder hacia las resistencias sociales
Hemos
visto en nuestra historia reciente (y no tan reciente), que dependiendo de la
dimensión y profundidad de las resistencias sociales, el poder responde con
alternativas neoliberales o progresistas buscando adecuarse en cada momento a
la contención de las luchas populares.
Si el
progresismo logró tomar el timón en la mayoría de los países sudamericanos, no
fue solo por que fracasó el neoliberalismo en la etapa anterior, sino porque
las nuevas formas de organización popular que se generaron como contrapartida,
debían ser controladas ahora por la vertiente progresista del capital, había
que bajar el nivel represivo y realizar "concesiones sociales" para
recuperar la estabilidad que el desarrollo del capital necesita.
En el
caso de nuestro país, primero hubo una violenta transición que culmina con los
asesinatos de Maxi miliano Kosteky y
Darío Santillán como hecho "ejemplificador" y de advertencia hacia
quienes se organizaban para resistir. Luego sobreviene un segundo momento de
violencia: la violencia del mercado que intenta resolver para el capital la
crisis de la "convertibilidad", golpeando duramente sobre los
trabajadores y las clases medias.
Una
vez que el neoliberalismo hizo su parte del trabajo para aplacar las insubordinaciones,
el progresismo se mostró más apto para tomar la posta y entonces propone
transacciones muy distintas, como decíamos antes, para con los movimientos
sociales y otros sectores.
La
dominación tomó otras formas, menos violentas, más sutiles, pero no por eso
menos efectivas.
En
una nota aparecida en el diario Página/12 de Argentina en el año 2003 a poco de asumir Néstor
Kirchner como presidente, donde se entrevista a un "confidente" del
gobierno, se puede leer lo siguiente:
- "La protesta social se está desestructurando en la Argentina. Los
grupos piqueteros que siguen
manifestando cada vez se aíslan más. Sus consignas son cada
vez más ideológicas: protestan contra
el ALCA, la represión, la injusticia, el imperialismo y otras
consignas generales. Van a terminar
aislados, como hizo siempre la izquierda argentina, hasta
desaparecer".
- "Esto (la protesta piquetera) se terminará del todo
con los planes de trabajo, de generación de
empleos, no parches como el Jefas y Jefes".
- "Prácticamente, la protesta social está ya fuera de
las calles. Sólo queda esa protesta cada vez más ideológica".
Las palabras del confidente de Página/12 no son más que una
muestra del sitio –uno de los sitios–
donde apunta ahora el Gobierno. Una etapa que se abre para
desarticular la protesta piquetera
profunda
y aislar a los sectores más radicalizados de desocupados organizados. Este
diario dio cuenta de la aparición de piqueteros kirchneristas, de la
transformación de otros de ellos al oficialismo y de la negativa de otros
tantos por nombrarse como tales, a pesar de serlo.
Queda
bien en claro cual fue, desde el primer momento, la estrategia del gobierno
kirchnerista hacia la protesta social (sobre todo porque su vocero lo dice
explícitamente):
Planes
de trabajo a cambio de "des-ideologizar" la protesta. Reducir
la misma únicamente a lo reivindicativo, desradicalizándola.
Los
grupos que se sigan atreviendo a pensar más allá de las necesidades básicas, de
organizarse para tratar de mejorar sus vidas en forma cada vez mas autónoma del
Estado (por ejemplo si cuestionan el trabajo asalariado, le representación
democrática a través de los partidos políticos etc.), no serán
"merecedores" de acceder a los planes.
La
idea desde el poder progresista es intentar "reencauzar" a los grupos
rebeldes que se habían desbordado del alcance de los sindicatos y los partidos
políticos. Y a aquellos que no vuelvan al cauce, se los intenta mantener
controlados mediante el tira y afloje de los planes de trabajo, como otra
suerte de negociación sindical.
A esta
altura vale aclarar que no estamos sosteniendo que los movimientos abandonen
las reivindicaciones básicas, sino que las mismas se integren dentro de una
política de cuestionamiento y búsqueda de alternativas a las condiciones de
vida que nos impone el capitalismo.
Conclusiones
Decimos
entonces que las políticas utilizadas por neoliberalismo y progresismo son, en
lo inmediato, diferentes, así como son diferentes las consecuencias sobre los
movimientos (ya sea que consideremos el aspecto represivo o las "políticas
sociales"), pero su objetivo es el mismo: el dominio de las voluntades
colectivas e individuales para imponer y reproducir las relaciones sociales
mercantiles a través de la alienación del trabajo asalariado.
El mercado disuelve todas las relaciones
sociales, y las reduce a que los individuos aislados, se
enfrenten como compradores y vendedores.
Esa es la sociabilidad del capitalismo, las relaciones son de compraventa, que inficionan las
cercanías humanas. (Rozitchner, 2003:116)
Estas
diferentes formas de dominación que el capital ha tenido a lo largo de su
historia, aunque rivales entre sí, son opuestas solo en apariencia.
Los
éxitos del progresismo radican en la canalización y apaciguamiento de las
resistencias, Y antes que sobre el neoliberalismo, son más que nada, éxitos
sobre los grupos sociales que tienden a una mayor independencia del Estado o
directamente a rechazarlo.
El capital es un movimiento constante de
separación. Sobre todo separa lo hecho del
proceso del hacer y del hacedor. ………….
El estado es parte de este proceso, separa a sus ciudadanos
de los ciudadanos de otros países, separa lo público de lo privado, lo político
de lo económico, etc. El capital es un proceso de despojar que nos fragmenta,
el Estado también es un quitar que nos deja fragmentados; El Estado nos quita
la responsabilidad de nuestra propia sociabilidad, nos quita la unidad con
otras personas, nos quita nuestra unidad como personas.
El estado canaliza la actividad social de una forma que la
reconcilia y la integra en la reproducción del capital. (Holloway, 2003:13)
La
propuesta planteada en resumen es:No paralizarnos en nuestra resistencia y en
el desarrollo de nuestra autonomía, cayendo en el espejismo de creer que el
progresismo nos puede allanar el camino. Pero al mismo tiempo identificar
diferenciadamente neoliberalismo y progresismo como dos formas de control y
dominación en que el capital se personifica, para adecuar a las mismas nuestras
estrategias políticas.
Finalmente
queremos decir que cuando hablamos de generar otro tipo de relaciones sociales
desde los movimientos, señalamos algo que es vital en la resistencia al
capitalismo.
Nos
referimos a crear, dentro del compartir cotidiano de nuestras luchas y haceres,
vínculos de cooperación en lugar del individualismo, de procurar consensos en
las decisiones en lugar de la jerarquización y la verticalización, de la
búsqueda de alternativas comunitarias, en lugar de trabajo asalariado, de
encontrar colectivamente las formas de ir generando las grietas en las relaciones
capitalistas para recuperar nuestra sociabilidad humana que el capital
permanentemente trata de destruir; Hablamos de construir una sociedad
comunitaria, o comunista, o una sociedad de comunidades…..
Bibliografía
Rozitchner, León (2003): Violencia
y contra-violencia, El terror y la gracia. Buenos Aires.
Grupo Editorial Norma
Holloway, (2003): Chávez,
Lula, Kirchner, Keynesianismo una peligrosa ilusión Buenos Aires. Ediciones Herramienta
http://www.lafogatadigital.org/debate2015/debate.1.2.htm
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