Bolivia: TIPNIS e IIRSA - Entrevista a la socióloga Sarela Paz
27 de junio de 2014
Sarela Paz, socióloga boliviana, se
ha convertido en una de la intelectuales más militantes en defensa del
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure (TIPNIS) donde el
gobierno de Evo Morales plantea la construcción de una carretera que una
la región del Trópico Cochabambino, el Chapare, con la región del Beni,
San Ignacio de Moxos, y Brasil. Un proyecto que despertó la queja de
poblaciones originarias de la región y quebró el apoyo de muchos
movimientos sociales y ecologistas al “proceso de cambio” del MAS,
sobre todo después de la represión de la octava
“Marcha por la Dignidad, la Vida y el Territorio”.
Esta entrevista es
parte de una serie de charlas sobre el “proceso de cambio” que vive
Bolivia y que forman parte de la investigación para el libro “La Bolivia
de Evo Morales (crónica del país de las mamitas)” que se editará este
año como parte de la colección Cuadernos de Sudestada. Algunos otros
reportajes pueden verse en: www.astelarra.blogspot.com
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Periodista.- A pesar de la justificación del gobierno en pos de un
desarrollo de la región y la unión entre el Altiplano y la Amazonía, la
carretera por el TIPNIS coincide sospechosamente con los proyectos de
integración multinacional expresados en la Iniciativa de Integración
Regional Sudamericana (IIRSA).
Yo
creo que para ayudar a enmarcar los planes de desarrollo del gobierno
necesitamos identificar algunos elementos que ubican a Bolivia en el
contexto de sus relaciones regionales. Uno es la presencia de Petrobras
en Bolivia y el rol que juega en la política energética de la región.
Más que ver el programa de Evo Morales como parte del IIRSA, la lectura
sería: cómo la política energética del gobierno de Evo Morales se
muestra como una propuesta subordinada a la política energética del
Brasil. Bolivia abastece de energía a un grande como Sao Pablo, por
tanto, las decisiones que tome Bolivia en el tema energético impactan
directamente a la industria paulista. El Subandino de Bolivia
(cordillera oriental de los Andes) tiene un potencial significativo en
energía fósil y para acceder a él requerimos de infraestructura. Es aquí
cuando se combinan las dos variables: Infraestructura y Producción de
energía fósil. A Petrobras le interesa controlar el acceso a la energía
fósil del Subandino boliviano y ello engrana con los proyectos IIRSA
porque se trata de construir infraestructura para comunicar regiones
como el Acre o Rondonia al Pacífico; para ello se requiere atravesar el
Subandino boliviano. La idea es entonces: ¡qué mejor que atravesar el
Subandino con proyectos de infraestructura y ello, a su vez, permita
acceder a las reservas de energía fósil que hay en la zona. En la región
del Subandino del TIPNIS, el gobierno de Evo Morales ha dado una
concesión hidrocarburífera a Petrobras en los años 2007-2008 y para que
se haga realidad la sísmica en dicha concesión se requiere construir
infraestructura. Brasil ha puesto el compás de las iniciativas en
hidroeléctricas, minería, hidrocarburos, soja, en Sudamérica. El IIRSA
forma parte de esos planes y la disputa por la carretera del TIPNIS
tiene que ver con esos planes.
Hay una parte que tiene que ver con construir infraestructura para la explotación de recursos naturales, otra parte para resolver las necesidades de la industria extractiva y otra parte para la expansión de la frontera agrícola de soja. Todo eso engloba el IIRSA. En el caso de la soja, la expansión de su cultivo en un estado fronterizo con Bolivia como Rondonia, es más que evidente, sin embargo, más que ampliarse dicha frontera hacia Bolivia la tendencia muestra que es esa producción de soja la que requiere infraestructura que atraviese el Subandino boliviano para llegar al Pacífico, puesto que uno de los principales compradores de la soja Sudamericana es China. Las cifras muestran que nuestra región pone el 80 % de la comercialización mundial del grano, teniendo una participación diferenciada por país. Así, Brasil esta primero en el porcentaje, segundo Argentina, tercero Paraguay, cuarto Uruguay y quinto Bolivia. Estar en la cola no significa que no estemos en la tendencia, pero en todo caso la producción de soja en Bolivia no compromete el TIPNIS; su producción esta focalizada en el norte integrado del departamento de Santa Cruz. En ese sentido, el conflicto de la carretera por el TIPNIS tiene una relación con los planes de construcción de infraestructura para la circulación de productos hacia el Pacífico y con el acceso a zonas que tienen reservas de energía fósil.
En
todo esto hay un tema que se ha vuelto marginal, aunque, desde mi
perspectiva, amerita ser analizado. En la Amazonía todavía hay zonas muy
poco intervenidas, lugares con bosques que están en muy buen estado de
conservación. No estoy diciendo bosques vírgenes, sino bosques bien
conservados, lo que denota presencia de población en un marco de
actividades productivas que han logrado establecer equilibrios con los
ecosistemas de la Amazonía, muchas veces han contribuido a su
biodiversidad, como lo demuestran varias investigaciones etnobotánicas.
El TIPNIS es una de esas regiones, puesto que en el Subandino y Pie de
Monte los bosques están muy bien conservados, siendo que han sido
bosques usados por varios siglos por los pueblos que habitan dicho
territorio. En ese sentido se puede decir que son enclaves donde la
población indígena se ha refugiado, pero que a la luz de las dinámicas
de desarrollo de la región, están recibiendo grandes presiones para ser
controlados territorialmente por dinámicas productivas que acontecen en
el mundo global. Lo mismo detectamos en el río Purús (frontera Perú
Brasil), puesto que las dinámicas de construcción de caminos para
permitir que madereros y explotadores de oro entren a la zona, se han
acrecentado en el Perú; con el agravante que en la región del Purús se
han refugiado pueblos amazónicos no contactados.
Periodista.- ¿Hay un cambio de socios? Se rompe con Estados Unidos, pero
la nueva alianza es con Brasil y China.
Si, se está cambiando de socios en el capitalismo del siglo XXI o tal
vez deberíamos decir: el capitalismo del siglo XXI se está
desenvolviendo con actores nuevos, siendo China un actor muy importante
en su dinámica. Acá encontramos el Talón de Aquiles del gobierno de Evo
Morales.
El presidente Evo considera que somos antiimperialistas porque
ya no seguimos el camino que nos traza Estado Unidos, ergo, hay una
asociación naturalizada Imperio y Estados Unidos, son lo mismo, al menos
en América Latina. Sin negar el rol que jugó Estados Unidos en América
Latina, para fines de análisis, no podemos tomar esta relación como
naturalizada. El capitalismo es un hecho mundial y anida en actores que
impulsan su desenvolvimiento; el capital no está casado con un actor
social específico, todo lo contrario, se transforma y relocaliza de
espacio social y territorial, hasta continental. Ciertamente, esto nos
desafía en nuestros marcos interpretativos, nos desafía a que entendamos
las nuevas situaciones del capitalismo global.
El capitalismo no es un hecho estático en la sociedad, nos viene transformando hace dos siglos y, hoy día, China se muestra como un país que ha abrazado e instaurado nuevas dinámicas de capitalismo en el mundo, por tanto, somos socios del nuevo capitalismo en el mundo. Es aquí donde encuentro las grandes limitaciones de la política que impulsa el gobierno de Evo Morales, porque identifica al imperio desde los actores tradicionales y no así desde cómo se mueve y reacomoda el capital en el mundo. Las nuevas dinámicas de geopolítica mundial muestran reacomodos en las relaciones del capitalismo global, los países emergentes del Asia están jugando roles diferentes a los del pasado. Es aquí donde el Brasil tiene grandes ambiciones para remontar el lugar que tiene como economía desarrollada. Brasil tiene planes de crecimiento y desarrollo que implican nuevos despegues del capitalismo en nuestra región Sudamericana y el reacomodo geopolítico, con China al frente, es juego político que le permite hacer gambeta al Brasil, le permite llegar a lugares no ocupados en el pasado.Ciertamente, las dinámicas de desarrollo del capitalismo en la región Sudamericana deben leerse identificando los roles que están jugando Brasil y China en todo ello.
Periodista.- Volviendo al tema del TIPNIS, más allá del panorama
internacional, también hay una problema de avance de la frontera
agrícola de parte de los cocaleros del Chapare. Eso es un problema
local.
La
producción de hoja de coca en la región del TIPNIS tiene un circuito muy
específico que es el circuito del narcotráfico; mercado de
estupefacientes donde se acomoda pasta base y cocaína. Lo que pasa en la
región del TIPNIS no es extrapolable a otras regiones donde se produce
hoja de coca. Los yungas de La Paz, o determinados lugares del Chapare,
son lugares donde se produce hoja de coca pero dicha producción no tiene
un circuito directo hacia el narcotráfico.
Por este detalle, que es muy
importante, la ocupación del TIPNIS por productores de hoja de coca en
su parte sur (Polígono 7), adquiere una dinámica de ampliación de la
frontera agrícola ligada a las dinámicas de mercado de estupefacientes,
o sea, una dinámica que está fuera de Bolivia. Por tanto,
la ampliación
de la frontera agrícola no responde sólo a una dinámica local
(necesidades de los productores de hoja de coca) sino también a la
demanda de los mercados de estupefacientes. Acá hay una variable muy
importante que se debe mencionar. Brasil se ha convertido en el segundo
consumidor de cocaína en el mundo, según los datos que nos da NNUU, y
Bolivia es un país que produce la materia prima, ergo, hay un incentivo
muy grande que viene de afuera para producir más hoja de coca, máxime,
si como en el caso boliviano, se comparte una frontera tan grande con el
Brasil. Ambas situaciones, segundo consumidor de cocaina en el mundo y
frontera que compromete cerca al 60% de la frontera boliviana, se
constituyen en grandes incentivos para la ampliación de la frontera
agrícola que involucra la producción de hoja de coca.
No obstante aquello, Bolivia no maneja carteles, está en relación con ellos, cierto, pero el hecho de no manejar carteles le da también un lugar específico en el rol que juega en el mercado global de estupefacientes. Pensando desde la economía política, Bolivia es un abastecedor de materia prima en el rubro, materia prima transformada o semi transformada. Un buen ejemplo es cuando se descubrió el 2012 una mega fábrica en el río Isiboro, en la comunidad de Santa Rosa; esta fábrica operaba con carteles colombianos, pero el manejo que se hacía estaba fuera de Bolivia. El narcotráfico opera con carteles que son como transnacionales en el negocio; ellos se quedan con la principal ganancia y los productores de hoja de coca, ganan, pero no se quedan con la principal ganancia.Siendo la ocupación de la zona sur del TIPNIS una historia ligada a la producción de hoja de coca y la colonización que fue vehiculizada por un camino que se abrió en los años 60, es difícil pensar, para las comunidades indígenas, en carretera sin que ésta no devenga en colonización, ocupación de los bosques y conversión de éstos en áreas agrícolas para la producción de hoja de coca. Por ello, si en general no es posible afirmar que carretera es igual a colonización y ocupación del bosque, en la experiencia específica de las comunidades indígenas del TIPNIS, camino o carretera es igual a colonización, ocupación de bosque y producción de hoja de coca. Esta gran preocupación de los pobladores indígenas no fue abordada ni analizada con seriedad por la propuesta de carretera del gobierno de Evo Morales.
Periodista.- También hay un proceso de empoderamiento económico de los
cocaleros que están empezando a tejer alianzas con el sector
agroindustrial de Santa Cruz. Estando en el Chapare muchos me comentaban
que hay cocaleros que ya tienen plantaciones de soja en el Oriente.
Yo
no tengo datos de que los colonos del Chapare estén participando en la
producción de la soja del norte integrado del departamento de Santa
Cruz, pero sí puedo pensar, razonar algunas variables. La dinámica de la
colonización es una dinámica bien amplia en Bolivia que viene con el
Estado del 52, compromete sobre todo los yungas o la ceja de selva de la
cordillera oriental de los Andes; quienes participan en la producción de
soja, sobre todo en el norte integrado, son una combinación entre
agroindustriales e interculturales, los últimos campesinos colonizadores
de los Andes de Bolivia. En ese sentido, los colonizadores (hoy día
interculturales) no sólo producen hoja de coca, también producen arroz,
frutas tropicales, productos alternativos como el palmito, combinan
actividades agrícolas con ganadería, o entran en sociedad con
agroindustriales para producir soja; en otras palabras, son economías
complejas ligadas al mercado interno y otras veces al mercado externo,
como es con el caso de la soja o el banano de exportación. La categoría
que engloba a este actor no es productor de hoja de coca sino
colonizador (reitero hoy día intercultural según la Constitución) y es
posible que colonizadores del sector de Ivirgarzama (Chapare) estén
intentando participar en la producción de soja del norte integrado, pues
territorialmente les queda cerca y es posible que muchos de ellos tengan
parientes que estén comprometidos con la producción de soja, sobre todo
en los lugares de Cuatro Cañadas, Mineros, incluso San Julián, que
forman parte del norte integrado.
Básicamente, lo que estaría mostrándose con ello es que los colonizadores tienen un economía dinámica, compleja y con índices de obtención de riqueza que les permite invertir en varios rubros. De lo que sí tengo dato es de cómo en estas zonas de colonización se ha empezado a producir una dinámica de concentración de tierras. Los colonizadores antiguos adquieren más ventajas en la distribución de la tierra porque normalmente controlan los sindicatos que agrupa por igual a colonizadores antiguos y nuevos, ello está produciendo diferencias económicas significativas que muchas veces son amortiguadas por la política sindical. Las Federaciones del Trópico de Cochabamba (origen político sindical del presidente Evo Morales) pertenecen a este sector, fueron los colonizadores del pasado y son los interculturales de hoy día, con un énfasis especial en la producción de hoja de coca. Todos ellos, los interculturales, forman parte de un cuerpo orgánico que está presente en los diagramas de poder del gobierno de Evo Morales.
Periodista.- Hay, como en el caso de los comerciantes aymaras de La Paz,
de la Uyustus o la Eloy Salmón, una forma de acumulación muy silenciosa
pero que de repente aparece con grandes negocios de informática o
electrodomésticos con China y Brasil.
Una ganancia que forma parte de los procesos del capitalismo en Bolivia
pero que se comporta de forma no tradicional. Los aymaras de la Uyustus
o la Eloy Salmón no son casas importadoras tradicionales que manejan
capital comercial en vínculos con la banca, son comerciantes que mueven
capital e imprimen lógicas de ganancia, inspirados en un sistema de
comercio andino. La ciudad de La Paz en el periodo temprano de la
colonia ya estaba conformada por prósperos comerciantes de hoja de coca
que podían abastecer mercados andinos no solo en el Alto Perú. Estos
sedimentos de la experiencia comercial están contemporanizados y han
engranado con formas de capitalismo en tanto y en cuanto abren procesos
de circulación ampliada de mercancías en Bolivia y fuera de Bolivia. El
Programa de Investigaciones Estratégicas en Bolivia (PIEB) ha apoyado
investigaciones sobre la temática y lo que nos plantean dicha
investigaciones es el desarrollo de una perspectiva de capitalismo
incrustada en una lógica andina de comercio. Lo más interesante de las
investigaciones que apoyó el PIEB es que China es uno de los grandes
nexos de los comerciantes aymaras de la ciudad de La Paz y que además
China ha logrado acomodarse a una lógica de comercialización muy propia
de los aymaras. Un análisis más profundo sobre el tema nos llevaría a
pensar cómo el desarrollo del capitalismo en Bolivia hoy en día está
produciendo hechos subjetivos en sectores que tradicionalmente no eran
aliados del capital.
De ser así, estamos ante una condición sociológica
nueva en Bolivia porque los estudios sociales bolivianos
sistemáticamente han señalado que los cambios que se produjeron con las
distintas versiones de capitalismo, desde la formación de la república,
han carecido de crear condiciones subjetivas para esos cambios, así, en
Bolivia, estando articulados a dinámicas de capitalismo mundial con la
minería, un porcentaje muy alto de la población no comulgaba ni
compartía horizontes de vida vinculados a la modernidad que trae el
capitalismo. Este postulado se reproducía sobre todo en las poblaciones
indígenas. Él desplazamiento de sectores aymaras hacia la lógica
mercantil con carácter capitalista, supone una transformación de la
subjetividad étnica y puede estar consolidando condiciones subjetivas de
modernidad en Bolivia. En mi opinión, ese es uno de los cambios
sociológicos más importantes en todo esto que se llama “Proceso de
Cambio”.
Tú ves la emergencia de unos sectores sociales que tradicionalmente estaban identificados como mano de obra para el capital. Ellos están consolidando circuitos del mercado interno y acomodando mercancías chinas en diversos lugares de Bolivia y fuera de Bolivia. Por ejemplo, la ciudad de Cobija, fronteriza con Brasil, es un punto de entrada para la circulación ampliada de mercancías hacia el centro del Amazonas (Cobija-Rio Branco-Boca du Acre). Un hecho de tal naturaleza está dinamizando y transformado la economía y la sociedad boliviana. La democratización de una sociedad, sobre todo en sus factores de consumo, es también una agenda del capitalismo. Esto no significa revolución, ni socialismo, sino un nuevo pulso de capitalismo donde hay renovación de actores sociales. Como hipótesis podríamos decir: sectores no tradicionales en Bolivia están anidando lógicas de capitalismo, dándole al comportamiento universal del capital, compases locales que permiten crear las mejores condiciones para un despegue generalizado del capitalismo en Bolivia.
Cuando uno revisa los textos de la revolución industrial, uno encuentra
que el gran acierto del capitalismo fue producir mayores valores de uso
de menor valor, lo que implicaba necesariamente ampliar, masificar
consumo en la sociedad. Por eso cuando el capitalismo se desarrolla en
una sociedad, la clase media crece y se convierte en el sector de
dinamiza la vida en las grandes urbes.
Los chinos están abriendo un
nuevo momento al poner productos como los celulares con todo tipo de
valor y hacer que ellos sean consumidos en cualquier lugar o región del
mundo, por diversos tipos de actores. La idea es que básicamente puedan
consumir todos. Los que no pueden pagar demasiado, tendrán un celular de
tecnología más barata y los que quieren un celular de alta tecnología y
pueden acceder a ella, también tendrán su nicho de mercado. Desde la
lógica de ganancia no es tan difícil resolver el tema.
Si
hay una dinámica económica que viene transformando la economía y la
sociedad boliviana, es lógico que esto se refleje en el devenir
político.
Los de la Uyustsus, que tienen poca relación con los
productores de hoja de coca del TIPNIS o de soja en el norte integrado o
los productores de quinua en el Altiplano centro de Bolivia, o los
cooperativistas mineros que han conseguido grandes prerrogativas para su
sector a través de la reciente Ley de Minería y Metalurgia aprobada en
Bolivia, están siendo sintonizados por el gobierno del MAS, y su gran
coincidencia, aunque no todos graviten por igual en la estructura de
poder, es que todos estos sectores están pugnando, peleando para que el
capitalismo se desarrolle en Bolivia.
Periodista.- En ese proceso hay un cambio de alianzas en el MAS, de por
ejemplo los sectores indígenas tradicionales como la Conamaq (Consejo
Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu) o la Cidob (Conferederación
Indígena del Oriente Boliviano) a los empresarios cruceños.
Los empresarios del Oriente boliviano no han desalojado las estructuras
de poder, siguen activando los dispositivos de poder que secularmente
fueron construidos en el Estado boliviano, pero lo que puede estar
pasando es que los nuevos procesos de desarrollo de capitalismo en
Bolivia ya no lo expresan ellos, ¡ya no son la clase predestinada a
instaurar la modernidad en Bolivia¡. De repente por tener visiones de
economía y sociedad muy tradicionales, el capitalismo ha dejado de
anidar sólo en ellos, se está desplazando hacia sectores que están
mostrando más pujanza y más emprendimiento para los hechos económicos de
un capitalismo del siglo XXI.
El capital, como hecho económico
propiamente dicho, para desarrollarse no busca taxonomía social, aunque
las ideologías racistas forman parte de sus narrativas de dominación.
Aún así, creo que algo que está caracterizando al capitalismo del siglo
XXI es que justamente sectores que tradicionalmente han sido marginados
por el capitalismo, hoy en día pueden estar siendo sus aliados. Negros
de Simbawe o aymaras de la Uyustos en La Paz, están produciendo unos
circuitos comerciales que las élites tradicionales no lo han hecho.
En
esa línea de razonamiento debemos entender las pugnas políticas de
Bolivia, sectores diferenciados socialmente están luchando por manejar
las instituciones del Estado, pero, y aquí posiblemente se destaca la
habilidad del MAS, se han desarrollado coaliciones, diagramas de poder
donde los empresarios del Oriente boliviano (que es más que los
empresarios cruceños) están pactando por su lugar en las rutas de poder
y el MAS le abre espacio para producir esa amalgama. Sectores
tradicionales y sectores nuevos están produciendo nuevas geometrías de
poder en Bolivia, lo que nos dice que hay una recomposición orgánica de
las clases que tradicionalmente ocuparon el Estado boliviano. Los
empresarios del Oriente boliviano no han desalojado el poder, lo que
están haciendo es compartir el poder con sectores que no formaban parte
de las rutas del poder del Estado boliviano. Más que amplitud, es pues
una situación de relaciones de fuerza.
El
quiebre del Pacto Unidad (entre los movimientos indígenas y campesinos)
debemos leerlo en esta lógica de coaliciones que son definidas por las
relaciones de fuerza. El MAS llega al poder en una figura de coalición
con el movimiento popular, no con las oligarquías. Pero el mismo Pacto
de Unidad al ser una coalición campesino indígena, se convierte en una
arena política que va siendo definida en base a las relaciones de
fuerza. Mi opinión es que los indígenas de tierras bajas no habían
cuajado una estrategia de poder en relación al Estado, como lo hicieron
los sectores campesinos de la CSUTCB, las Bartolinas o los
Interculturales. A ello debemos sumar las dinámicas económicas que hemos
anotado a lo largo de la entrevista, dinámicas que sobre todo han sido
impulsadas por sectores de campesinos originarios de los Andes; manejo
de mercados locales y mercados globales, son variables que los indígenas
de la CIDOB no conocen, aunque pueden estarse desplazando en ellos. Si
asumimos que el Pacto de Unidad fue una coalición, entonces deberemos
también asumir que distintas figuras de interés en la política se
pusieron en juego, entraron en relación, pugnaron por su tendencia. En
otras palabras, hubo relaciones de fuerza que se decantaron a favor de
los sectores campesinos, muchos de ellos vinculados a procesos
mercantiles globales.
El quiebre de la coalición que tuvo como eje discursivo lo indígena campesino en Bolivia, permitió o abrió espacio para que el MAS, como gobierno, pacte con el sector empresarial del Oriente boliviano y se produzca un diagrama de poder diferente al tradicionalmente manejado por la institucionalidad estatal en Bolivia pero distinto a la figura de coalición popular con la que llegó el MAS al poder.Leer
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