Marcha
de los pueblos en Ecuador
Ante
la arrogancia de los que pretenden arrebatarles su historia
El 8 de marzo de 2012,
desde innumerables comunidades y regiones del Ecuador, una marcha trepó y
bajó quebradas, valles, y breñales, saliendo de los páramos, la selva
profunda y las altas montañas. Su destino fue Quito, como siempre, y para
variar esta marcha tuvo la profunda motivación de defender el agua,
resistir la minería y el extractivismo, y abrir un debate con la
opinión pública, nacional e internacional, en torno al papel
del gobierno, a los límites que debería poner —y la actitud que
debería tomar— luego de escuchar a la población. Sí , ese mandar obedeciendo que,
como decían los zapatistas, era el corazón del gobierno, el fruto de una
relación distinta entre gobernantes que obedecen (es decir
escuchan) a quienes gobiernan. Muchas reacciones ha suscitado la marcha. Pero
la respuesta que importa es la enorme legitimidad que sumó desde los
múltiples rincones y desde los gobiernos comunitarios. Esto hizo de la
marcha por la dignidad y la defensa del agua, una vez más, la vuelta de los
pueblos que en Ecuador siempre terminan respondiendo —desde
su sabiduría ancestral comunitaria y su idea nada lineal de la
complejidad— a quienes, buscando sojuzgarlos, pretenden imponerles una
mirada suplantadora desde la cual menosprecien su historia y el
entendimiento que tienen de ella.
Desde diversos puntos
comenzó a crecer la marcha. Ya para el 11 de marzo Chimborazo,
Cotopaxi, Imbabura, Zamora, Loja, Saraguro, Cuenca y Nabón, y después
buena parte de la Amazonía, sumaban sus contingentes en una marcha se que
ensanchó con cada paso “como los arroyos alimentan a los ríos”. En
diciembre 2011, en un acto público nada clandestino, “la Conaie debatió y
anunció la realización de una movilización nacional, cuyos objetivos,
apegados a los mandatos de la Constitución de Montecristi, son:
- la redistribución del agua mediante la urgente aprobación de una nueva ley de aguas;
- una revolución agraria para cuyo inicio es urgente la aprobación de la Ley de tierras y la realización de la reforma agraria, tomando como base la soberanía alimentaria;
- el cambio del modelo mineroextractivista que hoy se impone por un nuevo modelo, el del Buen Vivir-Sumak Kawsay;
- la no aceptación de nuevos impuestos que afecten a los pequeños propietarios y productores; y,
- el cese inmediato de la criminalización de la protesta social y la anulación de los juicios por sabotaje y terrorismo a los 194 líderes y lideresas comunitarias”.
Durante el
quinto día de movilización, los dirigentes de Ecuarunari, Conaie y las
organizaciones locales dijeron: “La minería es un atentado al agua, a la
vida, a las próximas generaciones. Es nuestra responsabilidad
con nuestros hijos y nuestros nietos defender la vida. Para extraer una
onza de oro (un anillo) se demanda un promedio de 7 a 8 mil litros de agua; para
producir una tonelada de cobre se emplea entre 30 y 500 mil litros de
agua. Y se destruyen los nacimientos del líquido vital. Por ello
exigimos el cumplimiento del Mandato Minero, que deja sin efecto las
concesiones mineras en fuentes de agua”.
Dos días después en Cañar, Delfín
Tenesaca, presidente de Ecuarunari, expresó: “no debemos tener miedo
ante los pronunciamientos y amenazas del gobierno central. Se ha
dicho que van a sacar de los trabajos públicos a muchos de nuestros
compañeros/as que están apoyando a la marcha. No debemos tener miedo
porque estamos organizados, estamos caminando juntos para decir que no
estamos de acuerdo con las políticas de éste gobierno. Queremos que
respete a nuestra organización, no queremos que entregue nuestros
territorios a las empresas mineras y petroleras... el pueblo unido junto
con las organizaciones estamos demostrando la unidad”.
Ya por llegar a Quito, Humberto
Cholango, dirigente de la Conaie, afirmó públicamente: “No es sólo
una movilización o un reclamo indígena. Amplios segmentos de la
población urbana y rural, mestiza, indígena y de afros han coincidido en
la elaboración de una plataforma conjunta y en la movilización plurinacional.
Por eso nuestro asombro ante la reacción del gobierno, de la
prensa oficial-pública y de sus partidarios, que en lugar de
dar respuesta clara sobre los objetivos de la marcha se apresuró a
calificarla de ‘golpista’, de ‘intento de desestabilización del régimen’ y
‘desestabilizar la democracia’, de estar ‘aliada y financiada por la vieja
derecha’.
Con esos falsos criterios iniciaron una inmensa campaña nacional
e internacional, llegando incluso a convocar, a través de las Embajadas
ecuatorianas, movilizaciones en respaldo del régimen, supuestamente
amenazado. Nuestras primeras reacciones no fueron de enojo, sino de risa:
¿la respuesta del presidente es por incapacidad de comprender las
movilizaciones autónomas de los pueblos organizados, o será que la
tan publicitada encuesta del 80% de respaldo al gobierno es una mentira
propagandística? Nosotros nos preguntamos: ¿cuándo la crítica, la
movilización popular y las propuestas alternativas han desestabilizado la
democracia? A los únicos que la crítica, la movilización y
las propuestas han desestabilizado, son a los regímenes
autoritarios y a las dictaduras. A las democracias, solamente las han
fortalecido”. Y terminó su discurso con palabras que habrá que
recordar: “nosotros no sobornamos a dirigentes, no
utilizamos millones de dólares del pueblo para movilizar gente, no
tenemos dinero para confundir al pueblo en cadenas de televisión. Nuestra
propaganda es el ejemplo de nuestros taitas y mamas que fueron dignos ante
los opresores de turno. Sin embargo, nuestra lucha es insuficiente sin
la participación de todos y todas. Hoy, al igual que en
las victoriosas luchas contra el tlc, nuestro grito de combate sigue siendo: ¡Para todos todo,
nada sólo para los indígenas!” l Biodiversidad
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Objetos_Relacionados/Biodiversidad_sustento_y_culturas_N_72
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