Agronegocios y agriculturas de la tierra:
avanza la construcción de la coexistencia entre ambos
modelos.
23 de noviembre de 2014
23 de noviembre de 2014
Por GRR. Grupo de Reflexión Rural
En Salta, pocas
semanas atrás, se ha realizado un nuevo encuentro[1] entre los grandes
sojeros de ACSOJA y APRESID, y la dirigencia del Mocase, el MNCI y otros gupos
campesinos, convocados todos por el Ministerio de Agricultura y por la Iglesia Católica. Se
trató de una Mesa de Diálogos o encuentro entre dirigentes, que nos indica el
modo en que se desarrolla la nueva estrategia de legitimación del modelo de los
agronegocios. La llamada “Coexistencia” o “Convivencia” entre ambos modelos, se
está construyendo por lo bajo y a espaldas del debate y de la participación
pública, a fin de asegurar la continuación en el tiempo del actual modelo de
colonización.
Tal como se había
dado cuenta en el documento de lanzamiento de la campaña “No nos patenten la
vida”[2] en que participamos
activamente como GRR, desde el Gobierno Nacional y desde las Corporaciones, se
ha lanzado la propuesta de integrar a los agronegocios, la pequeña
agricultura territorializada (campesinos, indígenas, huerteros, minifundistas y
otros pobladores del campo), sosteniendo de manera explícita y desembozada que
ambos modelos, ambos paradigmas o cosmovisiones, podrían Coexistir o Convivir
frente a las reglas del mercado, sin que estos últimos pierdan las
características que los identifican. .
De hecho, se había
expuesto, asimismo, y de manera solapada esta misma posibilidad, en el texto
que se conoce como anteproyecto de modificación de la ley de semillas, cuando
siendo un proyecto de Ley pensado a la medida de las Corporaciones Transnacionales
y particularmente de la
empresa Monsanto , para la privatización discrecional de la
Biodiversidad, explicita la nueva estrategia de legitimación del modelo
agro-biotecnológico, al reconocer la excepcionalidad de las obligaciones de
dicha Ley, para todos aquéllos que se encuentren registrados en la Secretaría
de Estado de Agricultura Familiar que conduce Emilio Pérsico en el Ministerio
de Agricultura.
Las iniciativas y
posiciones asumidas en Argentina por la Pastoral Social de
la Iglesia, Fundapaz, MNCI-VC (Movimiento Nacional Campesino Indígena - Vía
Campesina), Acina (Asamblea Campesina Indígena del Norte Argentino), FNC
(Frente Nacional Campesino), Fonaf (Federación de Organizaciones nucleadas de
la AF) y FAA (Federación Agraria Argentina), de participar en la Mesa de
Diálogo para una Agricultura Sustentable, espacio donde se está construyendo la
propuesta de la Coexistencia, están configurando amenazas gravísimas para la
prosecuciòn de las luchas que desde hace años las organizaciones populares
están llevando contra los agronegocios y contra el nuevo modelo de
colonialidad. Es en ese sentido que, aquellas acciones deleznables de ciertas
dirigencias campesinas, aunque de origen técnico profesional y de la
izquierda neo desarrollista, nos conciernen y comprometen a todos, más allà de
que seamos o no seamos campesinos.
En esos
encuentros, por otra parte, el Secretario de Agricultura Familiar, Emilio
Pérsico, ha solicitado a los representantes del Agronegocio un incremento del
2% de las retenciones que pagan al Estado a través de los exportadores, dejando
al desnudo la asociacion explicita entre su cartera y la agricultura industrial[3]. De este modo, no sólo
se está legitimando el Agronegocio, sino que por convicciòn de las dirigencias
campesinas que, tal como han manifestado, consideran que “no hay
Agricultura Familiar sin presupuesto”[4], se coloca a la Agricultura Familiar
en una posición de evidente complicidad y corresponsabilidad de las multiples
consecuencias sociales, económicas y ecológicas producidas por el modelo
productivo hegemónico de la sojización, ya que aquella
agricultura familiar y campesina, se convertirá inexorablemente por este
camino, en socia menor de la Agroindustria y del modelo de los agronegocios.
Inmersos en un
nuevo clíma político y cultural propio de los finales de un ciclo político,
cuando se evidencia la carencia por parte del Gobierno de una continuación
política partidaria cierta, son impuestas tanto por el Estado como por las
Corporaciones y en aras de fortalecer un modelo necesitado de relegitimarse,
estratégias de “Responsabilidad Social” y de “Maquillaje Verde”. Todo ello se
produce en un contexto crítico desde el
punto de vista económico, social y ambiental, cuando este tipo de
entendimientos, inspirados en una dudosa voluntad común para la “pacificación”
y resolución de conflictos, no hacen más que ocultar el conflicto por la tierra
de larga data en la Argentina.
En un tiempo
político electoral tal como el que vivimos actualmente, en que pareciera existe
cada vez más conciencia y oposición al modelo productivo imperante, cuando se
multiplican las luchas contra las prácticas extractivistas y el modelo de
sojización, así como contra las fumigaciones, mientras se reproducen las
propuestas de otras agriculturas y la imperiosa necesidad de una alimentación
que reemplace las actuales ingestas chatarras. Cuando el creciente
repoblamiento de la ruralidad enamoran a una ingente cantidad de jóvenes, nos
resultan a todas luces insostenibles y propios de la desesperación del sistema
de poder, los acuerdos asumidos por estos actores de una izquierda
neodesarrollista y colonizada, con los funcionarios del progresismo y los
representantes de los agronegocios y los pooles de siembra transgénica en la
Argentina.
Estos encuentros
actuales nos recuerdan a otros intentos del pasado en el mismo sentido de
legitimar los agronegocios, “integrando” la participación de las organizaciones
que le son, supuestamente opuestas, tal como lo fuera La Mesa Redonda de Soja
Responsable (RTRS), ahora con el agravante de que lo que se propone y fundamenta
es directamente la legitimidad de la Coexistencia, para acabar así con las
luchas contra el Agronegocio.
Consideramos que
hubo un punto de ruptura en la historia de estas luchas, cuando los
representantes de los sectores campesinos firmaron, junto a los más altos
representantes del agronegocio en la Argentina, la Declaración de Añatuya del
27 de Febrero de 2014[5], donde, con los
auspicios de la
Comisión Episcopal de Pastoral Social[6], se avalaba
explícitamente la posibilidad y la necesidad, de la "coexistencia de
distintos esquemas de producción", entre los grandes
representantes de la Agroindustria y los productores familiares campesinos.
Nos llama
profundamente la atención, en primer lugar la actitud de algunos Obispos, en
los que justificamos sobradas razones religiosas para tratar de evitar las
confrontaciones y manifestar una práctica piadosa sobre la nueva oligarquía
sojera y los grandes propietarios de la tierra. Lo que se nos hace
dificil comprender es que el amor al lobo los conduzca a entregarles el propio
rebaño de las ovejas que constituirían su feligresía... Aún peor todavía,
quisiéramos recordar que, en las luchas que hemos llevado contra el modelo agro
biotecnológico, nos hemos preocupado particularmente por no legitimar a los
sojeros e inspiradores del modelo, en la esperanza de que alguna vez hubiese
justicia y pudiesen ser juzgados por las consecuencias espantosas del modelo
que impusieran en los años noventa a espaldas de la Democracia y que, bajo
ciertos criterios podrian constituir delitos de lesa humanidad...
Lamentablemente, hoy debemos reconocer que ha sido nada menos que la Iglesia, a
través de sus Obispos, la que ha desmontado aquella barrera moral y ética,
haciendo sino aceptable, al menos práctica corriente lo que hasta ayer hubiese
sido considerado en el campo de las luchas populares como un crimen
imperdonable...
Nos preocupa por
todo ello, la convivencia y la connivencia expresa entre estos actores y
presuntos dirigentes, particularmente cuando la Vía Campesina
Internacional viene denunciando desde antiguo y
sistemáticamente la desaparición de todas las formas de agricultura para la
alimentación de nuestros pueblos, y ello como consecuencia de la acelerada
expansión de los monocultivos transgénicos, del acaparamiento de tierras y de
la privatización de las semillas. Pero mucho más nos preocupa en lo particular
el público alineamiento de las dirigencias del MNCI y del Mocase no sólo
con los Agronegocios y con los representantes de los sojeros, sino tambièn con
alguna de las expresiones de la actual política productiva argentina, tal como
el Ministerio de Agricultura y su Proyecto estratègico agro alimentario (PEAA).
Sosteniendo, por lo demás, como organizaciones campesinas, a candidaturas
electorales propias del continuismo gubernamental, candidaturas que como las de
Jorge Taiana y el Movimiento Evita, apoyan claramente la profundización
del modelo corporativo. Nos preocupa además, que de similar manera a como el
MST brasileño hiciera poco tiempo atràs respaldando discrecionalmente la
candidatura de Dilma Roussef, lo hagan ellos ahora utilizando de manera pùblica
el sello de La Vía
Campesina para ese apoyo electoral, sin que ello y que
nosotros sepamos, haya producido escándalo alguno a nivel de esas
organizaciones campesinas en el plano internacional.
Reiteramos, nos
sorprende profundamente la participación de las organizaciones campesinas
integradas en La Vía
Campesina en estos sórdidos connubios, ya que estas
posiciones diferirían a nuestro buen saber y entender, con los grandes
lineamientos trazados por La Vía Campesina Internacional
desde sus inicios. Entendemos asi que, estas polìticas que se llevan a cabo en
la Argentina por parte del Mocase y del MNCI, confrontarían con los Principios
que dan vida a la existencia de la que fuera, la más importante organización
mundial en defensa de las agriculturas ancestrales. Confirma nuestra
preocupación las últimas publicaciones de La Vía Campesina y
particularmente la que se titula: "Desenmascarando la Agricultura
Climáticamente Inteligente " donde se expone
claramente que "no hay lugar para los campesinos y pequeños
propietarios en la agricultura industrial" y el comunicado de
prensa del 25 de septiembre de 2014, en donde expresan que “Mientras los
movimientos sociales, como La
Vía Campesina , ven a la agroecología como la alternativa a la
agricultura industrial, y destacan su promesa transformadora de las realidades
rurales, la apertura institucional actual, es mas bien a una agroecología
acotada, que se limita a agregar nuevas herramientas a la caja de herramientas
de la agricultura industrial; o sea, métodos para reducir los impactos
negativos en su futura productividad. Los que promuevan este enfoque,
suelan usar nombres como 'intensificación sustentable,' o 'ecológica,' o
'agricultura inteligente para el clima,' para referirse a esta visión, que
erróneamente plantea que la agroecología sea compatible con las grandes
extensiones de monocultivo, los agrotóxicos, y las semillas transgénicas.
Para La Vía Campesina ,
esto no es agroecología, sino un intento de cooptación, que habrá que denunciar
y resistir.”
Es por la extrema
gravedad de todo lo anterior, que hacemos un llamamiento indignado a todos
aquellos que están participando de estos encuentros legitimantes del modelo
devastador y genocida de la sojización compulsiva, para que cesen en la
participación de una construcción conjunta e inmoral con las Corporaciones y el
Gobierno del Agronegocio, manifestándose abiertamente en contra de esas
políticas, tal como lo hacemos ahora nosotros como GRR, denunciando a su vez
con valentía las connivencias entre sus presuntas dirigencias y pronunciándose
en contra de la Coexistencia entre los Agronegocios y las diferentes formas
ancestrales y locales de agricultura, asi como los diversos modos y prácticas
de cultivo del suelo y autosuficiencia.
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